Christian

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—¡Dante! —gritó Karel, corriendo hacia él—. ¿Qué te paso?

—Me peleé con Joseph.

—¿Joseph?, ¿por qué?

—Él tiene un don para irritarme, fui a buscar a Christian a la corporación, pero mi padre no lo tiene ahí.

—Te va a doler —dijo Karel, poniéndole alcohol en la herida—, ¿Dónde crees que lo tenga?

—Sospecho que está en su casa. Mi padre se está hospedando en una casa que tiene en las afueras, en una montaña. Recuerdo que también ahí tenía un pequeño laboratorio, mañana iré a firmar los documentos para Clase Alta.

—¿Por qué no pudiste controlar tu ira? —preguntó con tristeza.

—No lo sé, es que cuando no estoy contigo no puedo controlar nada, te necesito conmigo siempre.

—Deja de tener esos horribles ojos blancos.

Dante miró fijamente a Karel y sus ojos se volvieron azules de manera automática, verla era su cura.

—Me voy a dar un baño, ¿vienes?

—No.

—¿Estás molesta?

—No quiero perderte, Dante, si tú pierdes los estribos cuando estas sin mí, entonces el plan se arruinará.

Se acercó a ella y la besó.

—No volverá a pasar, ¿sí?

—Y es mi hermano, aunque él sea un maldito, yo lo amo.

—Lo sé —exclamó, acariciando su mejilla—. ¿Me perdonas?

Vio sus ojos azules y se perdió en ellos, comenzó a acariciarlo, exploró cada rincón de su cuerpo. Era perfecto, se sentía parte de él.

—¿Ahora si vamos a la ducha? —preguntó Dante, con una sonrisa irresistible.

—Vamos —aceptó, sonriendo de forma traviesa.

                                      ***

La mañana era aterradora. Karel sentía un hormigueo en el pecho que no la dejaba tranquila. Se giró para ver a Dante dormido a su lado y acarició su cabello. Él se veía como un dios. El gran día había llegado, el final para el padre de Dante y para todos sus proyectos, pero temía por sus vidas, era un plan peligroso para Dante y los gemelos. No quería perder a nadie.

—¿Estás bien? —preguntó Dante, al abrir los ojos.

—Sí —mintió, poniendo su mejor sonrisa—. ¿Estás listo?

—Todo saldrá bien —dijo, pensando en que había utilizado esas palabras muchas veces, que incluso él tenía miedo de que no fueran reales.

—¿A qué hora irás con tu padre?

—Solo voy a desayunar algo ligero y después me iré.

—¿Puedes repetir de nuevo lo que tenemos que hacer?

—Se los diré en el desayuno —respondió, mirando dentro de los ojos de Karel. Sabía que tenía miedo, podía sentirla asustada. Lo único que deseaba era abrazarla y protegerla por siempre—. Ven aquí.

Karel se echó en sus brazos y aguantó el llanto, no quería preocuparlo.

—¡Buenos días! —saludó Jayden, con su sonrisa de mil soles.

—Buenos días —respondieron todos, excepto Jaylen quien ya estaba comiendo.

—¿Entonces hoy nos libraremos de los malditos? —preguntó Jayden.

LA CIUDAD FRÍA  {TERMINADA}Where stories live. Discover now