Capítulo 11 - No me casaré.

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Kagome

Volví a casa hace un rato. Mi misión del día que es sobrevivir al trabajo fue cumplida, sin embargo, me quedaba pendiente la más difícil. La visita a casa de mi futura suegra, la madre de Tami. Ahora me encontraba frente al espejo con miedo, si bien solo es una visita, debía ser directa y decir que no habrá matrimonio. Es una oportunidad perfecta para ser libre de esta tortura.

Tome mis cosas y llame a un taxi, me quedaban unos minutos, pero no conté con el tráfico de la ciudad por la noche. Sin darme cuenta me tomó más tiempo de lo que creí llegar a ese lugar.

Cuando estuve frente a la gran entrada fue inevitable visualizarme como esposa de Tami. Intenté imaginar siendo feliz y no parecía posible ni en la fiesta de matrimonio. Solo conseguí verme sonriendo en la firma del divorcio.

Fui recibida por una sirvienta de la señora y me adentre a su lado. Me llevó al comedor lo que fue raro hasta que vi a todos reunidos.

—Querida, nos adelantamos porque creímos que no vendrías. Ya es algo tarde. —dijo mirándome con una sonrisa fingida. Observe disimuladamente sobre su hombro donde había un reloj, solo llegué tarde cinco minutos.
—No se preocupe.

Eso no me importaba demasiado, solo quería irme lejos. Quería ir a casa.

—Ven conmigo mi vida. —dijo Tami mientras se aproximaba a mí como si nada.

Su madre me llevo a mi lugar en la mesa junto a mi futuro esposo para luego sentarse al lado del padre de Tami.
Trajeron mi comida rápido y no quise comer, no tenía hambre.

—Falta poco para el matrimonio, ¿Cómo van los detalles?
—Está todo listo mamá, mi futura esposa ya vio todo.
—Me alegra, tenemos pensado unos quinientos invitados, será un gran evento.
—Lo será, todo a lo grande y con periodistas que colocarán la noticia en primera plana.
—Me alegra mucho, pero querida ¿ocurre algo? No pareces compartir la dicha.
—Señora, yo...
—Ah cierto, lo había olvidado. Ella no quiere casarse.
—¡¿QUÉ?! —gritó exaltada su madre.
Un silencio sepulcral y la mirada de todos me puso nerviosa, debía decir algo y es ahora cuando suelto la verdad —Tami me fue infiel y me golpeó...
—¿Esa es tu razón?

La vi indignada, tomó su copa y dio un sorbo de su bebida como si nada.

—Debe ser una broma.
—Querida, si mi hijo buscó a otra, debe ser que algo no estás haciendo bien. Tal vez lo pusiste de malas y se vio obligado a usar la fuerza.
—No me casaré —dije.
—Lo harás. Ustedes se van a casar y tú darás lo mejor de ti para ser una buena esposa. Tami es el novio ideal, debes estar agradecida.

Los vi detenidamente a ambos. Eran iguales, los dos con ojos grises y sonrisa burlona. Me puse la soga al cuello y hasta este momento me doy cuenta. Ahora no sabía que sería peor, casarme con Tami o tener de suegra a una mujer como ella.

El padre de Tami se mantenía en silencio ante todo el espectáculo así que busqué su apoyo con la mirada, pero no obtuve más que su indiferencia. Estaba sola.

—Niña, tu conocías a la perfección a mi hijo. ¿Qué te sorprende de su actitud? Fuiste consciente todo este tiempo, no es culpa de nosotros. No puedes echarte para atrás ahora. Será humillante algo como eso ante los medios.
—¿Solo le importa el qué dirán?
—No construí una imagen para que una jovencita como tú lo eche a perder, mi hijo será mi sucesor y no lo arruinaras. Mantén la boca cerrada y nos beneficiaremos todos.

Me levanté de la mesa completamente indignada, viendo con el ceño fruncido a todos. Quería gritar muchas cosas, pero no tenía voz para hacerlo. Solo salí de ahí sin decir nada. Cuando me encontré en la calle tomé un taxi y ahí me quebré, pude soltar las lágrimas retenidas durante horas.
¿De verdad me debo casar? ¿Es mi destino vivir al lado de él? En mi pasado fui miserable y en mi futuro me espera lo mismo o quizás peor.

Me limpie las lagrimas con suavidad por los golpes que aun los sentía claro en mi piel. Recordé que debía comprar medicina para ellas así que hice una parada rápida y compré lo necesario. Esperaba de corazón que sea la ultima vez que compre esto para golpes provocados por Tami.

Estando en casa me dirigí a la sala y me acomode en un rincón para abrazarme y intentar darme seguridad. Mi mente me daba advertencias entre ellas que debía poner seguro a la puerta para evitar que Tami entre a la casa. Él tenia llave y eso me ponía mas nerviosa, la idea de que llegara a golpearme me carcomía la cabeza.

Medite lo que estaba ocurriendo, pensando que debía hacer para ser libre y la respuesta era clara.

No me casaré, me niego a hacerlo. Así me tome toda una vida en conseguir mi felicidad, lo haré. Pero no me casaré.
Esa es mi decisión y me costará demasiado ir contra los obstáculos que se me atravesarán, sin embargo, lo voy a intentar.
Quiero ser libre, al menos una vez en mi vida, quiero ser capaz de ponerle un alto a mi sufrimiento.
Ahora solo tengo que hacer una cosa. Debo llamar a mamá.

Eres Mi Medicina, Mi SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora