Capítulo 9

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Me preparo para ir a desayunar con el padre, hoy debo ayudarlo a preparar la misa del día Domingo, y como no ando con mucha creatividad, me pongo un enterito celeste y zapatillas blancas con un poco de plataforma.

Como cosa rara, aún Geo no aparece reprochando mi forma de vestir ni diciendo que me debo comportar como "una señorita".

Lavo mis dientes y hoy la verdad no me siento muy bonita como los otros días, miro mi abdomen y resoplo frustrada porque podría jurar que subí de peso.

Tengo una batalla constante con mi cuerpo día y noche por lo que según yo debería ser perfecto, sin importar la grasa acumulada en mi panza, pero es una mentira, realmente quiero demostrarle a los demás mi seguridad y autoestima inigualable, pura mierda.

Soy tan insegura como la mayoría de mujeres, unas desean tener los ojos azules, otras quieren el pelo rizado, algunas queremos tener el abdomen plano, y por otro lado deseamos ser más altas.

Y es que no nos damos cuenta que nuestro cuerpo es nuestro templo, el cual debe ser respetado y valorado de la forma en la que se presente, tenga manchas o grietas, es hermoso de todas las formas posibles.

Solo que, de vez en cuando, la codicia se va de nuestras manos, y soñamos con cuerpos de revista, siendo que lo que debemos mejorar no es nuestra apariencia, si no nuestro cerebro.

Nadie es más bonita que otra, la belleza es tan subjetiva para cada persona, pero estamos consumidos en un mundo superficial, donde el cuerpo se transforma en una maldición, y en donde el enemigo se denomina como espejo o aquel pantalón que nos quedaba cuando teníamos dieciséis.

-Isabella, disculpa la demora, tuve un problema con el tráfico. -

-Ya decía yo que me faltaba alguien quien me... ¿Geo? -

Su rostro blanco como las nubes, está cubierto por un moretón casi igual de negro como mi alma.

-Geo, pero ¿Qué mierda te paso? - me acerco y la tomo del rostro para detallar su hematoma rodeando su ojo.

-Oh nada, solo que me pegue con un mueble arreglando mi casa, pero nada de otro mundo ¿Te vas a ir vestida asi? -

-Oh y es que acaso el mueble tiene manos para romperte la cara de un puñetazo, no le mientas a una mitómana Georgina, que muy bien tendré dieciocho pero tonta no soy, ¿Quién te pego? -

-No me a golpeado nadie Isabella, ya debes irte, se te hace tarde. -

-No me pienso ir de aquí hasta que me digas quien fue, ¿Es tu esposo? -

Me mira como si quisiera negármelo, pero no lo hace.

Su rostro se inclina mirando al piso y yo aprieto mis puños, tanto como para sentir mis uñas romper la piel de mis palmas.

- ¿Tu esposo te pega Georgina? -

-No.... solo, fue un desliz... - solloza y contengo mis ganas de matar a alguien en este mismo instante - además, todo ha sido culpa mia, yo eh roto un jarrón que le ha dado su madre y....-

-Pero ¿Cómo es posible? Geo la violencia no se justifica, ¡Jamás! Y mira que te lo dice una puta asesina, yo no mato a chupete porque rompa un calcetín, no me jodas Geo que el machismo no lo tapes con excusas de mierda, ¿Te ha pegado más veces? -

-Isabella se te hace tarde... -

- ¿Te ha golpeado más veces? -

Junta sus manos y diviso lagrimas adornando el piso blanco.

-Solo cachetadas y empujones. -

Suspiro y me ubico delante de ella para tomar sus manos y darles un apretón en señal de apoyo.

AMÉNWhere stories live. Discover now