29.

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—Deja de jugar Donghyuck, ya no somos unos niños.

—Suéltame por favor —rogó el menor. —Ni siquiera yo me entiendo, menos puedes entenderme tú.

—Vas a lastimarlo si sigues así, no cometas el mismo error que yo dándole falsas esperanzas.

—No le estoy dando falsas esperanzas.

—¿Entonces para qué quieres ir detrás de él?

—Voy a explicarle.

—¿Explicar qué? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué me llamaste? ¿Por qué mejor no me lo explicas a mí? No juegues conmigo.

—¿No te estas mordiendo la lengua? —le dijo Donghyuck venenosamente. —¿No jugaste tú, conmigo y Jaemin al mismo tiempo?

—¿No hiciste tú lo mismo con Jisung?

—No me compares contigo, es diferente: Lo mío fue por despecho, por todas esas veces que me rechazaste, porque me sentía solo y quería sentirme deseado al menos una vez. Ahora Suéltame —pidió de nuevo.

Mark lo hizo, y Donghyuck no tardo en ir detrás de Jisung.

Él odiaba admitirlo pero Mark tenía razón, no amaba a Jisung, confundió la necesidad con amor, y lo comprobó justo en este momento en que le reclamó a Mark.

Pero al final de cuentas Mark y él eran tal para cual, ninguno sabía cómo amar de verdad. Los dos habían jugado con los sentimientos de personas inocentes, los dos habían actuado de manera egoísta...

Donghyuck bajo del elevador y vio el coche de Jisung estacionado en la entrada. Parecía que Jisung todavía no estaba ahí, por lo que asumió que había bajado por las escaleras y no por el elevador.

Respiró hondo y se acercó al coche para esperar a Jisung, pero nada lo preparó para lo siguiente.

Jisung estaba ahí dentro del coche pegado al volante con los ojos rojos y llorosos. Su Jisung frío y fuerte parecía desecho.

Un dolor se instaló en su estómago al verlo. Quiso dar media vuelta y huir, pero ya no podía hacerle más daño a quien le había ayudado tanto.

Así que abrió la puerta del coche y se sentó en el asiento del copiloto.

—Lo siento —se disculpó.

—No tienes porque.

—Te he lastimado...

Donghyuck se sobresaltó cuando Jisung golpeó el volante, para después ocultar su rostro entre sus brazos.

—Tú no me lastimaste, me lastimé yo sólo al creer que algún día ibas a amarme como a él; Cuando te pedí tiempo lo hice esperando a que te negarás, a que insistieras en que me amabas y que no necesitabas ningún tiempo, pero no lo hiciste... Y no sólo eso, en menos de una semana ya lo habías metido a tu departamento.

—Las cosas no son como parecen. Layda lo necesita.

—¿Puedes dejar de usar a tu hija como pretexto? —pidió Jisung. —La única razón por la que la quieres a tu lado, es porque sabes que te une a él.

—¡Eso no es cierto! Yo amo a mi hija.

—Tal vez sí, tal vez no...

—No voy a permitir que dudes de eso —Donghyuck frunció el entrecejo aún sin ser capaz de mirar a Jisung.

—Ya no importa, se acabó.

—No quiero que las cosas acaben así Jisung —la voz de Donghyuck estaba temblando y sus manos sudaban.

—¿Y cómo quieres que acabe?

—No lo sé.

—No hay forma de que acabe de una buena manera para mí. No va a aparecer alguien de la nada a consolarme, ni hacer que me olvide de ti de un día para otro, esto es la vida real Donghyuck no una película donde los rechazados quedan juntos, o donde aparece alguien para que todos tengan un final feliz.

—Jisung, yo-

—No digas nada, sólo se feliz —el menor estiró su brazo para abrir la puerta del coche. —Vete ya, él debe estar esperándote.

—En verdad no quería que las cosas acabarán así —Donghyuck salió del coche sin muchas ganas, y con las piernas temblando.

Acababa de perder a Jisung.

𝙸𝙽𝙵𝙸𝙴𝙻「MarkHyuck」Where stories live. Discover now