Benjamin Hansen es el jefe de las pesadillas de todos sus empleados... de todos menos de la analista de IA, Nora Cortez.
Mientras para los demás no tiene más que gritos y ordenes, a ella le regalaría incluso el cielo si pudiera; perdidamente enamora...
—Tranquila, amiga. Todo se va a solucionar... no te puede despedir así como así —intentaba consolarla Danny mientras Nora yacía sentada en el mismo lugar desde hacía media hora.
Y es que desde que Jonathan entro con el vicepresidente a su oficina no habían salido; Ben le prometió ayudarla, y también entro un poco después que ellos... pero solo se podía ver que se movían por toda la habitación mientras no dejaban de hablar.
Por su lenguaje corporal podía intuir que las cosas no pintaban bien para ella, y eso se confirmó cuando su jefe inmediato salió con un semblante de evidente frustración.
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—Ben, ¿Qué te dijeron? —pregunto Samuel y Abraham con genuina preocupación.
—Esto es algo que tengo que hablar con Nora. ¿Nora? —pregunto, mirando después hasta donde estaba ella — Ven conmigo, por favor — le pidió, y la joven rogo porque no fuera a la oficina donde estaban Jonathan y el otro sujeto.
Afortunadamente, el castaño salió del recinto y la guio hasta el área de los equipos retro/vintage.
—Ese bastardo esta decidido a echarte —declaro Ben sin rodeos.
—No... no deberías llamarlo así...
—¿Y como quieres que le diga? No puedo creer que tome algo que fue un accidente de manera personal y quiera afectarte así... es decir, no lo hiciste de mala fe y no tiene que ver con la empresa. No debería poder despedirte.
—Pero puede... alguien con ese poder puede hacer lo que quiera —declaro la chica dejando salir un suspiro.
—Claro que no, las cosas no se van a quedar así —dijo su jefe llevándose las manos a la cabeza —no sé qué tenga que hacer, pero no voy a dejar que se salga con la suya —mientras decía eso, se dejo caer en el piso. Nora se dio cuenta de que lucia muy tenso, y pese a que también estaba muy preocupada por su futuro, no quería meter a Ben en problemas.
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—Ya no se puede hacer nada. Supongo que tuve mala suerte... déjalo así, por favor...
—¿Qué dices? Claro que no —respondió molesto e indignado —Nora, ese tipo esta en un error total. Y así tengamos que demandarlo por despido injustificado... no te va a hacer esto.
