Capítulo 13

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Desde hace unos días solo puedo pensar en una cosa: Fuego. Desde que he descubierto que tengo un segundo elemento estoy descontrolada. Intento mantener mis emociones a raya porque a la mínima que pierdo el control sobre ellas pasa algo, llevo semanas aprendiendo técnicas de relajación con mi hermano, a la vez que Gabriel intenta cansarme al máximo con entrenamiento físico y control sobre mi nuevo poder. No puedo con mi alma, algún día amanezco medio muerta por algún camino. Obviamente, Nicolas me ha permitido tomarme unas semanas de fiesta en cuanto a mi trabajo en el restaurante, solo he tenido que ir un par de veces a los establos por alguna emergencia que hemos tenido con alguno de los caballos y... ¡Mierda!, lo veo antes de que pase pero ya es demasiado tarde.

-¡Joder!. -Grito tirada en el suelo.

Gabriel me acaba de hacer un barrido con su pie y aunque podría haberlo esquivado no me ha dado tiempo.

-Estás distraída.

¡Ya lo sé que estoy distraída! Mi distracción se llama Esther, es la nueva chica que han traído al aquelarre y se pasa todo el día revoloteando alrededor de Gabriel. Se le nota a leguas que está coladita por él, y Gabriel en vez de pararla le sigue el royo, ¿No se suponía que éramos novios? ¡Me cago en el día que le dije que mientras los Antiguos no estuviesen aquí podríamos hacer lo que quisiéramos!, pero claro, en ese entonces no había pensado en el hecho de que en algún momento a Gabriel podría gustarle alguien que no fuese yo. Resoplo. ¿Desde cuándo soy tan celosa?

-Estoy cansada, Nicolas y tú me tenéis todo el día entrenando. -Miento y ya de paso me quejo, porque sí, porque puedo.

Gabriel sonríe con condescendencia.

-Pues aprende a controlarte de una vez y pararemos.

-¡Estoy controlada!. -Digo exasperada.

-Por eso ha estallado el cristal de la ventana esta mañana ¿no?

Técnicamente, eso ha sido porque justo he entrado en el salón cuando Gabriel y Esther estaban muy cerca el uno del otro, a punto de besarse.

-Eso ha sido porque Savannah me ha asustado no puedo controlar algo así. -Miento.

-Pues deberías, ¿o acaso me ves a mí tirando bolas de fuego cuando alguien me asusta?. -Pregunta.

-No. -Respondo cansada de la situación.

-Bueno será mejor que lo dejemos por hoy. -Dice recogiendo la botella de agua y su toalla.

-¿Por qué?. -Pregunto extrañada.

Todavía falta una hora para que se acabe el entrenamiento.

-Porque hoy le hacen una fiesta de bienvenida a Esther y nos tenemos que preparar. -Sonríe.

-Hay que ver lo que os gusta hacer fiestas porque sí. -Protesto.

-A ti también te hicieron una. -Contraataca.

-Yo soy la dueña de todo esto, Esther es una más.

Gabriel suelta una carcajada.

-Para lo que te interesa sí que eres la dueña del castillo por lo que veo.

-Imbécil.

Cojo mis cosas y me voy antes de pegarle un tortazo, camino hasta la cocina y como algo de fruta mientras hablo con mi hermano que está cocinando la cena y después me voy a mi habitación, pero cuando estoy en frente de la puerta de la habitación de Savannah la abro sin ni siquiera picar a la puerta.

-Este tío es imbécil y todavía no lo sabe. -Digo y me mira sorprendida a la vez que deja un vestido sobre la cama. -Lleva persiguiéndome meses desde que llegue aquí, pero claro, ahora viene una nueva y pasa de mí, cuando yo he dado la cara por él, le he ayudado y hasta estoy haciendo el papel de mi vida para que no le echen de aquí.

AIREWhere stories live. Discover now