Un albino hacía sentado en un árbol gigante , el jugoso aire puro movia sus mechones haciéndole cosquillas en su rostro serio. Las aves que cantaban poco a poco se iban, dejando el lugar silencioso y vacío, el rey del inframundo arrugo la nariz. Desde que el se fue se ha sentido tan solo.
A veces piensa que ni los animales le quiere hacer compañía , desde que aquel rubio, su amor, murió su temperamento se volvio insoportable . A veces ni el mismo se aguanta, que confuso es.
La luz del cálido sol le hace cerrar sus orbes morados, recordo la vez que estuvo con Poseidón en la playa, recuerda igualmente cuando eran niños como jugaban, se divertían .
Hades recuerda a la perfección , los ojos de su hermano tenían ese toque de inocencia , y no estaban tan muertos, aquellos ojos inocentes que solo le miraron y mirarían solo a él.
Pero...¿ Ahora como hará para que lo vuelva a ver?, el cerró sus ojos para siempre y eso le agobia , demasiado para su gusto.
Hades pudo sentir la soledad y desesperación de su hermano al morir, el vio todo escondido , ya que, al fin y al cabo Poseidón se lo había pedido. Realmente parecía que si le emocionaba lucirse frente Hades.
El hombre solitario soltó una risa. Esa parte de Poseidón le parecía tan encantadora... Tan dulce, viniendo de aquel tirano cruel, antipático y frío - así le describían los otros dioses- Sentir ese detalle de el le gustaba y le hacía sentir especial.
──── Oh!, Poseidón, amado mió . ¿ Que haré sin ti?, eras el único que me ayudaba a guiarme, te necesito. ──── Exclamo sin vergüenza , al fin y al cabo nadie escucha sus penas.
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