19.

1.3K 108 53
                                    

He pasado el resto de los días con el tema de la obra y exámenes que se aproximaban. Tal vez me estaba exigiendo demasiado pero me gustaba sentirme ocupada y útil.

Nathan y yo nos pusimos manos a la obra con la decoración, por suerte, hasta ahora, no era nada con demasiado detalle, sin embargo bastante grande.

—Está quedando bien Lexie —me felicitó.

—Gracias.

—Por cierto la profesora dijo que buscaramos las pinturas nuevas en el despacho de profesores.

—Iré yo —me ofrecí.

Salí en dirección a la sala de profesores y al llegar me llevo la sorpresa y la mala suerte de encontrarme al mismísimo señor Olson allí.
Pero no estaba solo, Dylan estaba con él.

—Connor, ¿qué hace aquí? —cuestionó el señor con las manos entrelazadas sobre su escritorio.

Dylan giró y al verme sonrió mientras hacía un gesto con la cabeza.

—La señorita White me envió a buscar... eso —señalé la única caja que había allí.

Pero resulta que no eran una sino dos y un poco más grandes de lo que me imaginé.

—¿Ah sí? No me avisó nada.

He de admitir que he mejorado un poco en Matemáticas, sin embargo sigue siendo difícil para mí. Y más ahora que siento que el profesor me tiene un poco de rencor, o no sé.

—Son sólo pinturas —respondí agarrando las cajas.

—Ajá —respondió—. Ya puede irse, Roberts.

Con algo de esfuerzo conseguí levantar ambas cajas y cuando iba a intentar abrir la puerta Dylan lo hizo por mí.

—Gracias.

—Por nada, preciosa.

—Oye, ya no es gracioso. —Entrecerré los ojos mirándolo con mi peor cara pero sé que no surgía ningún tipo de efecto en él.

—Lo es —afirmó con una sonrisa divertida.

—En fin, ¿qué hacías ahí?

—Nada importante, el profesor me citó por haber faltado, más bien, me regañó. Hubieras visto su cara cuando le dije que tuve un accidente.

Solté una risa, me hubiera gustado ver eso.

—Como sea, ¿y tú? ¿Dónde estuviste? Faltaste al trabajo ayer.

—Oh bueno, estuve ocupada con lo de la obra, tenemos que pintar muchas cosas. Por suerte Rosa me lo perdonó —expliqué con mi mejor sonrisa.

—Sí, puedo verlo —dijo haciendo ademán en mi cara—. Tienes pintura.

—Oh. —Quise intentar quitármela pero no podía por las cajas.

—Déjame llevar eso. —Sin que pudiera reaccionar me las quitó.

Justo llegamos al aula y Dylan me siguió.
Aproveché para verme en el reflejo del celular intentando quitar la mancha.

—A ver. —De repente Dylan me agarró ambas mejillas con una sola mano—. Lo estás empeorando, déjame hacerlo.

—Pe... —Quise decir algo pero ya estaba pasando un pañuelo por mi cara.

No dije nada más que sentir que me sonrojaba a más no poder y lo peor es que se me nota, lo sabía por la sonrisa burlona que me dedicó.

Intenté no mirarlo porque sino sé que haría algo estúpido como, no sé, caerme.

—Sabes, tenía ganas de verte —soltó, luciendo bastante contrado.

Junto a tiWhere stories live. Discover now