CAPÍTULO 30

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Luego de quitarse su abrigo, me depositó sobre la cama cubriendo mis labios con los suyos en un beso ardiente. Introdujo su lengua en mi boca y mis brazos lo aprisionaron contra mi cuerpo.
Cuando Zai'd dejó de besarme, noté que su mirada brillaba de deseo, aunque ensombrecida por un interrogante.
Respiró con dificultad debido a ese fuego que crecía cada vez más entre nosotros, consumiendonos. 

-Vanessa.... me destrozas- musitó con voz ronca.
Apoyó su frente contra la mía, soltando un pesado suspiro. Se estaba conteniendo.
Prometió que me esperaría.

Moje mis labios. Apoyé las palmas de mis manos contra su pecho y al percibir su calidez, mis dedos se introdujeron en su cuello acariciando su piel.
Levanté mi rostro acabando con la distancia que nos separaba. Mis labios rozaron los suyos, perdiendome en los abismos del infierno.
Sus labios asaltaron mi boca, respondiendo a aquella sensualidad que tanto he reprimido. Pero que ya no podía evitar por más tiempo.

-¿Estás segura?- preguntó, al apartarse para poder observarme -¿Quieres.....?-

Asenti.

-Quiero....- moje mis labios, algo avergonzada -Quiero... hacer el amor contigo-

-¡Oh, mi dios!- gimio él.

Zai'd comenzó a desvestirme, admirando cada pequeño detalle de mi desnudez.
Con una mano trazó un sendero erótico por todo mi cuerpo. Mi cuerpo se arqueaba debido al placer que sus caricias me provocaban.

Cálidos besos se instalaron en mi abdomen, en mi estómago. Ascendía, a medida que una de sus manos se deshacía de mi sostén.
Cerré mis ojos, dejándome consumir por el fuego de la pasión.

Acarició suavemente mis senos con la calidez de sus manos. Movimientos circulares suaves.

Maldición....

Delicadamente, succiono y mordió el pezón de forma suave, dándome más y más placer.

-Ah....- gemi, sin poder evitarlo.

Arquee mi espalda. Sentí que iba a explotar. Y eso que recién era el comienzo.

Zai'd sabía perfectamente como excitarme. Y lo estaba disfrutando.

Zai'd se puso de pié de un salto y se despojó de la ropa con movimientos rápidos. Quedé sin aliento al contemplar la virilidad de su cuerpo masculino que se destacaba entre las penumbras de la habitación.
Mordi mi labio inferior cuando noté que se acercaba lentamente, dejándose caer en la cama.

-Será maravilloso, querida-- murmuró en tono seductor -Te lo prometo-

Abrió una bolsita metálica, sin intención de apartar su mirada de la mía.
Se despojó de mi última prenda de ropa interior.

Depósito el peso de su cuerpo tiernamente sobre el mío y separó mis piernas con sus rodillas, mientras acariciaba mis muslos con su mano.

Carajos....

-Dulzura, mirame- exigió, rozando sus labios contra los míos -Puede que te duela un poco-

Mi mirada se fijó en la suya. Tragué grueso al saber que esté era el momento...

-Tengo miedo...- susurre. No podía evitarlo.

-Oh, cariño. No te lastimare. No temas, amor- murmuró, con paciencia.

Acaricio mis mejillas, besándome una vez más.

-Todo está bien, dulzura- susurró dejando caer el peso de su cuerpo sobre el mío, lentamente.  Pausadamente.

Sentí su piel contra mi piel. Su calor... su aroma.

-Ahhh....- gemi, mordiendo mi labio inferior.

Mis manos se cerraron sobre las sábanas, apretandolas con fuerza.

EL CASCANUECES Where stories live. Discover now