Venas que no solo saben sangrar

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Traer una nueva vida al mundo sacude la tuya desde los cimientos. Esa es la única manera en la que puedo describir el cambio que significó Kai.

Recuerdo vagamente que fue noticia nacional y Hasan dio un par de entrevistas con su misma sonrisa brillante de siempre, pero que todos catalogaron como la sonrisa de un padre orgulloso. No me importó demasiado, nunca hicieron el amago de exponer a mi hijo en televisión, entonces elegí centrar toda mi atención en el niño que pasó unas semanas en la incubadora. Después de eso, fue un bebé tan normal como cualquier otro, si ignoramos lo demandante que era.

Fue alérgico a la ropa de material sintético y solo podía usar algodón, lloraba con el olor de la canela, fruncía el ceño si alguien estaba en silencio alrededor de él, por las noches no había poder humano que lograra despertarlo después de los 5 meses, siempre mordía la etiqueta de su patito de peluche y su primera carcajada se la regaló a Soobin.

2 meses después del nacimiento de Kai, Hasan fue a una especie de gira por el país; lo único que le dije fue que oficialmente había comenzado su carrera de estrella del rock y ese chiste tonto le hizo tanta gracia que incluso lo recordó años más tarde, cuando estábamos firmando los papeles del divorcio.

Su ausencia casi no se notó en la casa, no era de sorprenderse, si tomamos en cuenta que solo cargaba a Kai 3 veces al día, lo intentaba hacer reír, únicamente se ganaba una mirada confundida y se limitaba a decir que era un «bebé muy serio». De esa manera, Soobin pudo saber qué era ser padre unos cuántos meses.

Nos arriesgamos demasiado, alguien debió vernos por las cámaras, o escucharnos, pero nadie juntó la evidencia y salió a contarle al mundo que el esposo del presidente besaba a su guardaespaldas con su recién nacido en los brazos, que el guardia cargaba al niño y lo besaba en las las mejillas, la nariz y la frente, que lo hacía carcajearse cuando le daba vueltas en sus brazos; nadie le dijo a nadie que el hombre cuidaba al bebé y jugaba con él mientras dejaba que el doncel durmiera unas horas; nadie habló de que incluso los 3 se quedaron dormidos por la noche en una misma cama en más de 5 ocasiones. Nadie lo hizo y se lo voy a agradecer toda la vida.

Aún guardo unas fotos en un cajón con llave que tomé con una cámara instantánea. En una de ellas, Soobin había terminado de bañar a Kai y lo tenía envuelto en una toalla mientras conversaba con él sobre su día; era algo entre ellos, Soobin hablaba como si nada y Kai balbuceaba sin cesar.

Otra de esas fotos es de Kai sobre el regazo de Soobin, jugando con un pato de madera que se deslizaba por una rampa que su papá había hecho con sus propias manos. Ese día, Soobin llegó con las manos llenas de moretones y raspones, pero sonriendo.

ㅡNo creo que a Kai le sirva una vasija de cerámicaㅡme dijo, sonriendo con tanto orgullo mientras nuestro hijo se reía con el pato.

En la última foto estamos los tres, Soobin y yo con ojeras y las caras cansadas, pero verdaderamente sonrientes en dirección a Kai, que estaba más preocupado babear su peluche que por la cámara.

Es horriblemente semiamargo recordarlo todo, porque no debió ser así: Soobin merecía haber tenido acceso completo a su hijo más de 2 meses, merecía haber podido darle todos los otros juguetes de madera que hizo sin tener que esconderse, merecía poder alardear que ese niño tan bonito y listo era su hijo; los besos que le daba en la frente debieron ser a los ojos de todos, no mientras nadie miraba y con cuidado para no despertar a Kai, y jamás habrían tenido que detenerse después de su primer cumpleaños.

Tantas cosas debieron ser y otras tantas que no. No hice nada para cambiar la situación, no intenté sacrificar mi comodidad a medias por la felicidad de otros. La mayoría del tiempo pienso que hubiera sido mejor decir la verdad en lugar de ahogarme con mis lágrimas de víctima, otras me digo que fue mejor así, sin exponer a mi hijo y a mi familia. Nunca podré saberlo y solo me queda aceptar que nos equivocamos al creer que podíamos manejarlo, que Soobin y yo alguna vez nos dijimos que lo lograríamos, que seríamos felices los 3 pese a las circunstancias. Nos equivocamos tanto.

Cuando Hasan regresó, las ilusiones que nos hicimos cayeron y se rompieron en muchos pedazos que terminaron por lastimarnos a todos, incluso a Kai, que tuvo un par de meses difíciles llenos de llanto largo y desesperado que ni yo, ni los doctores, ni mi madre, ni nadie supo cómo calmar. Siempre creí que la causa era la ausencia repentina de Soobin, pensaba tanto en ello que mientras Kai lloraba, yo lo hacía con él y lo ponía sobre mi pecho y los dos llorábamos al mismo ritmo; llorábamos y dejábamos que las lágrimas se deslizaran hasta los labios y nos sentíamos mucho peor, entonces el ciclo se repetía hasta que uno de los dos se calmaba, hasta que la sangre en nuestras venas se interponía al alma y retomaban el curso normal de nuestro cuerpo.

También me había olvidado de la presidencia de Hasan y mis responsabilidades, de repente tenía que volver a las beneficencias, los discursos, las cenas y actuar como si todo fuera perfecto aunque me sintiera tan mal por ver los ojos anhelantes de Soobin cuando salía al jardín a jugar con Kai.

Fue insoportable y tedioso, especialmente porque no quería dejar a mi hijo, pero tampoco quería a un montón de curiosos alrededor de mí tratando de tomarle fotos y haciendo un ruido insoportable. Al final regresé, pero fue muy difícil y tuve que pedir la ayuda de Taehyun para desviar la atención de las 3 o 4 veces que Soobin apartó del brazo de Hasan del mío con la excusa de la seguridad.

No sé cómo soportamos eso tanto tiempo, creo firmemente que el problema radicaba de ahí: el tiempo que soportamos haciéndonos daño a nosotros mismos y a los demás por conservar la verdad oculta en la garganta, veneno suministrado cada minuto del día, prudiendo nuestra alma y nuestra razón.

Las cosas que sucedieron despuésㅡlos ataques de celos de parte de los dos, los besos furiosos, los encuentros que nos liberaban y nos asfixiaban al mismo tiempo, los gritos, los reclamos, los enojos de días, las ausencias, el ignorarnos mutuamente durante semanas; el cuchillo en el corazón y la sonrisa de dientes en la cara, los ascos, los vértigos, los deseos, los anhelos, los miedos, las manos entrelazadas en la oscuridad, las miradas furiosas en público; el aire tóxico entre nosotros que hicimos a pulso y que nos obligamos a respirar porque nos habíamos encadenado por el cuello e intentábamos hacernos sufrir si uno hacía amago de alejarseㅡ, todo fue por el tiempo que ocultamos la verdad en nuestras bocas, debajo de la lengua, amargando los bocados de comida y las bebidas, siempre lista para el momento en el que confesáramos que conocíamos el cuerpo del otro como si fuera el propio; que nos hacíamos gritar, llorar, reír; que teníamos un hijo con sangre de ambos corriendo por sus venas, carne mía, esencia suya, vida mía, vida suya.

Quizá gritarlo al mundo habría contenido el cataclismo de sucesos que nos volvimos y provocamos.










Casi no hay actualización porque en la mañana me dio flojera y luego se cayó el tío wttp y me dio una excusa, pero siempre sí lo terminé, yeah.

Tuve que preguntarle a mi mami experiencias de ella siendo mamá de bebés y me vio como gracioso pero no gracioso de risa, gracioso de raro, así que espero no se haya sentido irreal (por decirlo de alguna manera). Gracias por leer.

Arcanum [Soojun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora