¿POR QUÉ ESCRIBO?

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Yo no decidí escribir,
la poesía tocó mi puerta,
entre susurros mencionaba mi nombre
arrancándome el sueño.
Como mujer caprichosa se interponía entre mis actividades,
quiere ser el centro de mi atención,
que mi mundo gire en torno a ella,
le encanta llegar a las 2 am y hacer estruendo por toda la
habitación
«Despierta, despierta»
sus palabras ya me resonaban como triple galote
resbalando por la cóclea.

Sufría, lloraba, tan terca,
tan loca, tan bella,
tan...
Ella.

¿Cómo negarme?
sonrojada con epiforas me miraba,
«escúchame»
me senté y la dejé volar libre desde Wernicke hasta Broca,
me recitó su historia más inocente y también la más oscura,
tomó control de mi mano cual síndrome de la mano extraña,
se apoderó de todas las áreas de Brodman; accedí,
solo quiere un cuerpo físico,
caminar con mis pies,
llorar por mis ojos,
gritar de mi boca...

Comencé a escribir sin meditar las palabras o preocuparme
por tener coherencia, las lágrimas brotan al escribir aquella
historia, el corazón se me desgarra como si lo hubiese vivido.

No sabes cuántas veces voy por la calle llorando solo porque
a la muy descarada se le ha ocurrido hacerme compañía
mientras alborota mis lóbulos cerebrales.

Se apodera de mi visión para perderme de la realidad y
mostrarme una especie de película sin sonido,
la gente te mira con desconcierto...
¿Cómo explicarles?

¡Ay de ti dónde decidas ignorarla!
Ella toma sus maletas, sale sin billete de vuelta,
te volverás loco al ver la luna salir,
tu taza de café ha quedado vacía
y ella no ha llegado,
la buscarás hasta debajo de la arena,
entre las olas,
en las esquinas del cuarto menguante
y en los cráteres de la luna llena.
Tu cesto se llenará de bolas de papel con letras vacías,
sin ella ni un solo renglón puede tener vida.

Mira que yo lo he aprendido a la mala,
pero conoce la piedad
y una madrugada volvió conmigo,

Entre letra y letra,
me envolvió,
me hizo suya,
pero ella no es mía,
ni yo soy el poeta,
no son mis palabras,
soy su instrumento,
el médium entre lo irracional y lo verosímil.
Yo no soy la que escribo, es mi alma..
Yo no soy la que escribe cada Verso, lo escriben otros, pero que brotan de mis entrañas..

ME DA UN CAFÉ
Cargado de verdad
y dos cubitos de recuerdos.

SILLA ELÉCTRICA
Quisiera nombrar un octavo pecado capital,
uno que te puede escocer tanto las células
porque te da justo en su punto de ebullición.

¡Dadle silla eléctrica a
quién entregue el mismo
poema a dos Amores!

Falacia más grande
sentir las mismas palabras
con distintos corazones.
Ninguna caricia es igual de suave que otra,
ningún beso te sabe ni siquiera similar,
y hasta en la manera de herirte el corazón,
una siempre se nombra peor que la anterior.

Heart Scalpel 🩸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora