Capítulo 14: Disfruta del pecado

3.4K 416 152
                                    

Pov Allison

Pasó el fin de semana y no volví a hablar con Zemyazza. Siento que me metí en un tema que no debí haber tocado.

— Allison, ¿estás bien? —levanto mi vista del escritorio y veo a Sulema.

— Si, todo bien —finjo una sonrisa.

— No lo pareces —dice y coloca una mano en mi frente—. No tienes fiebre —dice más para sí misma.

Sulema es una nueva trabajadora de la empresa y tiene un aspecto muy tierno, es demasiado buena con todos.

Entrecierro mis ojos hacia ella, en estos momentos dudo de cualquier cosa que respire cerca mío.

— En serio, solo tengo problemas con un..., amigo —culmino luego de pensarlo.

— Es eso entonces —dice aliviada—. Pensé que estabas enferma —Me sonríe y luego se marcha.

(...)

— Deme un tequila —pido al cantinero del bar al que he entrado y él sirve mi bebida, me lo tomo de un solo trago.

— ¿Problemas amorosos? —cuestiona una rubia que se ha sentado a mi lado.

La observo de reojo, pechos y trasero bastante grandes, viste una blusa con un escote demasiado pronunciado y un pantalón muy ajustado.

Río ante sus palabras.

— No lo creo —menciono y esta vez pido una botella.

— ¿Qué quiere tomar? —Le pregunta el cantinero con una sonrisa coqueta.

— Lo mismo que ella —Le responde sonriente en respuesta.

Estoy segura de que sabe que está captando la atención de hombres y mujeres, y de hecho, se ve que le gusta.

Su vista voltea a mí nuevamente y tiene un deje divertido.

— Necesito una amiga para beber esta noche y hablar sobre hombres, ¿aceptas? —cuestiona levantando el vaso con su bebida—. Qué los hombres vayan al infierno —dicta.

— Amén —Ambas tomamos de nuestras bebidas y reímos.

— ¿Cuál es tu nombre? —Le cuestiono.

— Ameridia —dice y yo suelto una pequeña risa.

— Tus padres son un asco para poner nombres —expreso y ella ríe.

— Oh, yo conozco a una legión completa con nombres bastantes ridículos —asegura y me observa—. ¿Cómo te llamas?

— Puedes decirme Lis —aclaro.

Personalmente no me gusta dar mi nombre a desconocidos. Costumbre adquirida supongo.

— Bueno Lis, ¿por qué una chica tan hermosa como tú está en este bar?

Me encojo de hombros, ni yo misma lo sabía.

— Supongo que tratar de despejar un poco de los problemas —expreso—. ¿Y tú?

— Oh, eso..., mi novio tiene un trabajo últimamente que le lleva todo su tiempo y me ha abandonado —hace un puchero para beber otra copa.

— Yo digo que es un idiota, solo mírate, podrías estar con cualquiera —digo sincera y ella juega con un mechón de mi cabello.

— Pero es que solo me gusta él —admite en reproche y sonríe—, además, tú también eres hermosa, si te lo propones te llevarías a tu cama a todo hombre en este bar.

Suelto una risita ante sus palabras y bebo otro trago, ya comienzo a sentir el efecto del alcohol.

— El estúpido de mi gato no ha aparecido por días —mascullo—. Me molesta —vuelvo a beber.

Ángel de alas oscurasWhere stories live. Discover now