Last Kiss.

1.5K 46 160
                                    

Luna.

Dicen que en la vida todos tenemos tres amores: tu primer amor que es quién despierta todos tus sentidos, te hace sentir infinidad de cosas y te enseña a querer, el segundo que muchas veces te enseña a madurar a través de experiencias muy duras y el tercero, que es quién sana las heridas del anterior enseñándote el cariño verdadero.

Si tienes mucha suerte, esa persona que siempre soñaste podría ser los tres en uno mismo, y nosotros sin dudarlo creíamos ser las personas con más suerte del mundo pues justamente así nos sentíamos, tan sólo éramos unos chicos de 16 años cuando nos conocimos y enamoramos, creíamos que ya habíamos pasado por todas esas etapas de experiencias, aprendizaje, dolor y finalmente solo nos tocaba aprender de ello y claro disfrutar de nuestro interminable amor.

Pero la realidad es que ya no somos unos adolescentes, han pasado casi siete años desde que estamos juntos y aunque verdaderamente sí sentimos algo muy fuerte por el otro, desde hace unos meses las cosas entre nosotros ya no son lo mismo que solían ser.

Las peleas entre nosotros han aparecido de forma más constante, al principio intentamos dejarlas pasar y arreglar nuestra molestia en la cama, pero después dejó de funcionar. Las citas divertidas y los momentos en los que no teníamos que hacer exactamente algo, simplemente estar juntos, han ido desapareciendo.

Había noches en las que Matteo llegaba demasiado tarde a casa por quedarse en el estudio más tiempo, así como había mañanas en las que yo tenía que salir de casa antes del amanecer para comenzar con entrenamientos que agotaban todas mis energías y me dejaban sin ánimos de ver a nadie después de ello.

Inevitablemente las responsabilidades nos quitaban tiempo para nosotros, y aunque al principio luchabamos porque no nos afectara terminó haciéndolo. Aunque las cosas entre nosotros no vayan del todo bien, en el fondo de mi corazón tengo la esperanza de que sólo sea una de esas etapas que todas las parejas pasan y con el tiempo todo mejore para ambos.

Algo que es una completa realidad es que seguimos queriendonos a pesar de todo, talvez ya no lo digamos tan seguido como antes, pero los ojitos mieles de Matteo y sus fuertes abrazos no mienten.

Mientras lavo la taza del café que acabo de terminarme me pierdo un poco en las fotos que tenemos colgadas en nuestra pared. En todas las imágenes desde luego estamos ambos, y cuando las observo me hago la misma pregunta con un enorme sentimiento de nostalgia y tristeza; ¿Qué nos pasó? ¿Qué les pasó a esos dos chicos tan enamorados, tan llenos de sueños, de planes juntos y con tantas promesas?

¿En qué momento dejamos de salir a patinar casi todas las tardes? ¿Cuándo dejamos de tener citas para probar distintos restaurantes? ¿Qué pasó con las sesiones de composición interminables de Matteo donde yo no me despegaba de él ni un segundo pues amaba verlo tocar? ¿Y esas tardes dónde él me iba a recoger a mis entrenamientos con flores o yo lo recogía en el estudio con su bebida favorita, y entonces nos saludabamos con un beso interminablemente delicioso?

Las lágrimas se hacen presentes en mis mejillas pero rápido las limpio con un dejo de rabia. Siento que no debería llorar, ya que en parte estoy enojada pues la culpa es de ambos. Suspiro al darme cuenta de que pasan de la media noche y él ni siquiera se ha dignado a mandarme un mensaje diciendo que llegará tarde.

- Tranquila Luna, seguro se quedó terminando los pendientes que tenía para poder pasar todo el día de mañana juntos como acordamos. - muerdo mi labio intentando convencerme a mi misma, aunque en el fondo lo que pienso es que él debería estar aquí junto a mi.

Mientras me siento en la cama y acomodo mi lugar para ir a dormir no puedo dejar de darle vueltas al mismo pensamiento de hace unos minutos: ¿Qué nos pasó? ¿En qué momento nuestra relación comenzó a irse al carajo y no estamos haciendo nada para impedirlo?

One shots lutteoWhere stories live. Discover now