9. Es nuestra

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Después del viaje no tardaron mucho en dormir, a las nueve ya estaban todas en su cama.

Al día siguiente, Naia fue la primera en levantarse, bajó al comedor y salío al pequeño patio interior.

-Lolaaaaaa -gritó la más pequeña al ver a la gata de su tía subida en un árbol.

La niña se subió a la rama del árbol con la gata y empezó a acariciarla con cuidado, pero la gata se puso nerviosa y bajó de un salto abajo, lo que hizo que la pequeña se asustara, y callera al suelo.

Empezó a llorar haciendo que las dos adultas bajaran rápidamente.

Menos mal que fue más el susto que la caída, dado que la rama estaba a la altura del pecho de Miriam. La niña seguí llorando mientras extendía sus pequeños brazos hacia su tía.

-¿Qué pasó? -preguntó la gallega mayor.

-Me he ca-caido del árbol -dijo la pequeña entre sollozos.

-¿Pero te duele algo?

La pequeña negó con la cabeza y metió la cabeza en el agujero del cuello de su tía hasta que se tranquilizó, cuando separó ya estaba dentro de la casa, concretamente en la cocina.

-¿Queres un prato de froita e un vaso de colacao? -preguntó la rubia al ver que Naia había salido de su escondite.

-No, galletas.

-Pero amor, si no te vas a tener que comer la fruta en la merienda en vez de el bocadillo de nocilla, encima que vienen Aiti, Nere y Ricky.

-Pues froita ahora.

-No es lista ni na'.

La granadina metió la leche en el microondas mientras sacaba el colacao, y lo dejaba en la mesa.

-Miri, cuantas cucharadas -preguntó Mimi con una cucharilla en la mano.

-Dos.

-No, tres.

-Peque dos o te quedas sin colacao.

-¡Tres! -gritó la pequeña, llorando.

-Ya, dos y punto. Mimi echa dos -sentenció la gallega mayor dejando a Naia en el suelo.

-¿Miriam, que pasa? -preguntó Aina recién levantada, rascándose los ojos.

-Nada peque, lo siento por despertarte -dijo la rubia menor acercándose a ella dejando un beso en la cabeza de la mallorquina.

-¿Qué la pasa? -preguntó señalando a Naia.

-Que quiere tres cucharadas de colacao y no la dejo, y como es un dramática está así.

-Ven enana -dijo la mayor de las dos niñas.

-Sabes que Miriam te dice que no porque es lo mejor para ti, pero mira, yo también me lo voy a tomar con dos cucharadas.

-¿Por mí? -dijo la pequeña.

-Por ti, y porque es lo mejor para mí según Miriam.

Las dos adultas estaban flipando con la madurez de la niña, había momentos en los cuales Aina parecía tener veinte años en vez de ocho, era increíble lo bien que hablaba y como era capaz de empatizar a tan corta edad.

-Vale.

Naia no tardó en abrazarse a la mallorquina, luego fue a darle un abrazo a su tía.

-Desculpe, non te enfades -dijo la pequeña.

-Non me enfado, pero ti non podes enfadarte por iso.

-Vale.

Mimi llevó dos vasos de colacao, y dos cafés a la mesa. Naia y Aina corrieron a sentarse y Miriam llevó un plato lleno de fruta y dos tostadas de aguacate para su novia.

Esto es real, no perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora