Malentendido [BkDk]

Capítulo uno

-¡¿Concubinas?! -Izuku caminaba dando vueltas por su habitación, enfadado. -Esto debe ser una equivocación, un error. Es inadmisible.

Lady Ochako, su dama de compañía principal, buscaba sentar al príncipe, sabiendo que el estrés era malo para él. -Mi señor, debería...

-Es que esto es una ofensa para mí, Ochako. La reina madre jamás tuvo que pasar por éste tipo de humillaciones.

-Mi señor, las costumbres son diferentes en nuestro reino que a las del reino Hitsuchi.

Hitsuchi [1] era un reinado al sur de Kiyama [2], el reino de la Familia Real Midoriya. Este reino durante mucho tiempo había sido considerado como un sitio salvaje, según la opinión de los sensibles habitantes kiyamíes. Era conocido por todo los pueblos aledaños que los habitantes de Hitsuchi tenían costumbres barbáricas, como competencias de cacería cuerpo a cuerpo, o espectáculos sanguinarios donde perros de caza peleaban contra animales tres veces su tamaño.

Sin embargo, la Familia Real Bakugou tenía amistad con la Familia Real Midoriya desde hacía años, y habían prometido al príncipe omega Izuku con el príncipe alpha Katsuki.

Izuku había esperado que al casarse, Katsuki sólo lo tuviera a él, como su padre había hecho con su madre, y su abuelo con su abuela, y así hasta remontarse a los albores del reino Kiyama, pero no. El alpha tendría concubinas, además de tenerlo a él.

Se sentía herido en su orgullo real. -Esto es intolerable, debería cancelarse todo éste asunto del matrimonio, quedarme en mi reino, y desposar a algún duque que esté dispuesto sólo a amarme a mí.

-Mi señor, la caravana del rey Katsuki llega hoy por la tarde, es algo tarde para rechazar la propuesta de matrimonio sin causar problemas políticos.

Izuku mira los ojos marrones de su dama de compañía, y mejor amiga, con lágrimas en los ojos, antes de lanzarse a sus brazos. -Oh, Ochako, ¡te extrañaré tanto una vez que me vaya de casa!

🧡👑💚

El rey Katsuki llegó con toda la pompa que se esperaría de alguien de su estatus.

Vestido elegantemente, y con una ostentosa capa borgoña sobre sus fuertes hombros, no había hombre en Kiyama que dudara de su fuerza física y de carácter.

Todos conocían que había sido él quien había puesto fin a la revuelta social que había durado casi diez años en su reino, debido a problemas de sucesión, y que ahora, a pesar de aún estar en una situación algo inestable, era el rey legítimo de Hitsuchi.

El rey Katsuki galopó en su caballo a través de las empedradas calles de Kiyama, saludando a la gente que salía a saludarlo. A su paso, lo iban aclamando, puesto que sabían que, a pesar de la fama de violentos en su reino, era un rey justo y se preocupaba por sus súbditos.