El Código del Diablo.

Prefacio

02-05

El invierno llego a Zelif.

El salir de la calidez de sus hogares es una de las más grandes torturas. Y aún más si lo haces en contra de tu voluntad.

Las botas de Isabella se hunden en la nieve con cada paso. Camina a paso lento, observando lo terrorífico que se ve el pueblo a solas.

Las únicas personas que se visualizan están resguardandose en las pocas tiendas que se encuentran abiertas.

Solo dos dementes saldrían a la calle con estas temperaturas.

Ellas dos.

Su madre está a unos pasos más adelante de ella, mirando hacia el frente con su expresión sería de siempre.

Un pequeño copo cae el cielo, cayendo en su mano el cuál quema al tener contacto con su delicada piel, derritiéndose poco a poco dejando un charco en su palma.

Seca su mano en su chaqueta y luego las mete en los bolsillos de esta al sentirlas temblar y ver el color morado en sus uñas.

Observa los árboles ya secos que adornan la plaza del pueblo, sus ojos se pasean por todo el lugar.

Una pequeña caja se visualiza en el centro de la plaza.

Ella se detiene.

Mira hacía el frente. Su madre camina rápido, sin mirar atrás.

Da un paso hacia allí. Luego otro, y otro, y otro…

—Isabella.

La voz de su madre la hace parar. Voltea a verla y ella aún sigue caminando.

Empieza a caminar rápido hacia la plaza.

—Isabella, por favor.

En unos cuantos paso llego hasta la caja.

Una caja grande, de color negro y un lazo rojo. Tenía un aspecto muy bonito, pero daba mala espina.

Se agachó frente a ella y estiró su mano, sintiendo la textura.

Escucho a su madre llegar y detenerse a sus espaldas.

Levanto la tapa de la caja y las paredes cayeron, revelando su contenido.

Su culo tuvo contacto con la nieve al caer de la impresión y la tapa resbaló de sus manos, y sus ojos no se despegaban de aquellos que la miraban directamente, sin parpadear.

A lo lejos pudo escuchar el grito de su madre.

Salió de su trance al observar a las personas acercarse al lugar.

Se agachó de nuevo frente a la caja. Y volteo a ver su madre, las cuales las lágrimas no paraban de salir, creando un camino en sus mejillas hasta caer en la nieve.

Sus ojos se pasearon entre cada persona, las cuales estaba igual o aún mas afectados que su madre. Sin embargo, ella no sentía eso.

Ella simplemente no sentía nada.

Sus ojos regresaron hacia la caja. Entre el confeti, pudo observar un trozo de papel. Lo tomo con duda y se puso de pie, desdoblandolo.

Levanto su mirada.

Todos tenian los ojos puestos en ella, y a lo lejos pudo ver a la familia Clark venir corriendo.

Centro su mirada en el papel y en la finísima caligrafía, y en voz alta se dispuso a leer:

El peor miedo de un asesino es la muerte.

Thomas Cicconetti.

Edad: 7 años.

Huérfano, bajo el cuidado del horfanato Flores Silvestres.

Fue asesinado hace 7 días, siendo golpeado hasta la muerte por Jesús Clark.

Jesús Clark.

Edad: 9 años.

Integrante de una de las familias más adineradas del pueblo.

Y desaparecido desde hace 4 días.

Aún siguen con la búsqueda, cuando con el pequeño Thomas la suspendieron a los dos días. Pero ya no se preocupen, ya no tienen que seguir buscando.

Y para facilitarle el trabajo al forense.

Jesús Clark.

Murió el 01-05 a las 2:00 AM, de una gran herida en su pierna derecha, lo cual creo una hemorragia que por falta de atención médica provocó que el cuerpo se desangrara. Y horas después de su muerte, fue decapitado.

Antes de su muerte también sufrió múltiples torturas, como golpes, quemaduras, cortes…

Mi más sentido pésame a la familia Clark.

En Zelif la justicia es solo una palabra vacía. Creen que todos son una blanca palomita, pero no es así. Y yo si tomaré la justicia por mis manos.

Escuchen bien:

No dejen a sus niños solos, puede que el diablo los quiera de antojo.

No los dejen salir al parque, puede que el diablo vea cuando pasen.

No los dejen dormir solitos, puede que el diablo los deseé un poquito.

Estás son las reglas que tienen que acatar para que el diablo a sus hijos deje en paz.

Una advertencia para los más pequeños.

No sean malos, tampoco malcriados.

Haganle caso a sus papás, y no se crean más que los demás.

Puedes que los estén vigilando. Y en su habitación aparezca: 

El Código del Diablo.