Melissa

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19 de diciembre, aproximadamente las 15 horas, clima templado cálido con un cielo despejado, habían pasado unos cuantos días desde que inicié mi plan estaba saliendo a la perfección, empecé con cosas básicas como darle atención, amor y tiempo de calidad hasta que poco a poco quedara solo para mi. no había discusiones ni tampoco críticas, la estaba subiendo al cielo sin que ella lo supiera, era la calma antes de la tormenta. Una parte de mi se sentía mal por hacerle eso pero recordaba cada segundo que me hizo sentir miserable, era mi turno de cambiar las cartas y que su boba sonrisa que me hipnotizaba quedara en el pasado, estamos viendo una película en la recamara tapadas con su manta favorita, su brazo que rodeaba la nuca donde se apoyaba junto con mi cabeza se endurecía cuando soltaba un suspiro para hablar, sería la última vez que sentiría sus latidos tan cerca, hoy no Atenea. Esta vez gano yo.

-Ya vengo, tengo que ir al baño- besé su mejilla y acaricié las ligeras curvas de su cuello al hombro.

-No tardes.

Me levanté de la cama y tomé una prenda presentable y me cambié en el baño, esta vez las marcas de mi cuerpo ya eran cicatrices muy tenues, en cambio tenía mordidas algo leve entre el pecho y el abdomen, ¿como llegaron ahí? Intenté arreglarme el cabello para después salir del baño al cuarto para indicarle que saldría un momento.

-Te ves bonita ¿Vas a salir?

-Tal vez, ire a comprarte un regalo para navidad.

-Suena perfecto, antes ¿porqué no me das el que más me gusta? -me retuvo entre sus brazos y me acercó a su pecho con fuerza insinuando lo que íbamos a hacer.

Tenía que salir rápido de su agarre o me violaría otra vez, le hice cosquillas para que me soltara y con la sonrisa mas linda que me salió al fingir me separé y me alejé dos pasos atrás.

-Te lo doy en la noche, junto con el regalo -dije manteniendo la calma y sonriéndole de forma amigable. -Te gustará, será un combo perfecto.

Mi dedo ya había sanado y sobre todo el cabello corto me otorgó el poder que en su momento necesitaba para no dejarme manipular tan facil, además de la confianza que había encontrado en este nuevo grupo de amigos, era especial tanto que se habían vuelto familia para mi.

-Pero yo lo quiero ahora.

-Y yo quiero un cupcake de Chocolate.

Entendió y para no discutir me besó con calma con sus labios resecos, el cupcake de chocolate hacía referencia a cuando comenzamos a salir, todos los viernes me preparaba un pequeño pastelito como muestra de su afecto, solo duro un mes esos detalles porque según era tedioso para ella; Así que lo dejó de hacer.

Me dejó ir para comprar lo que necesitaba. La verdad no ocuparía ningún regalo, compraría ácidos o cualquier detergente lo suficientemente fuerte para limpiar la sangre del piso, junto con esponjas para aislar los sonidos de los gritos que provocaría al asesinarle, algo bastante sádico para una persona que recibe contante abuso psicológico, verbal y físico.

Pedí las cosas en caja de una tienda que decía ser buena con sus productos de limpieza, lo más rápido que pude pagué y caminé hacia el centro de mi ciudad para tomar un helado o ver improvisar a los artistas locales, siempre en el parque principal solían juntarse skaters, raperos, poetas, pintores, escritores y cualquier otra rama del arte para mostrar sus talentos. era una maravilla ver como cada uno de ellos se había esforzado tanto para lograr su sueño. Me senté en una banca para pensar un rato, ¿realmente sería buena idea? Después de todo... Nunca es tan grave, pero si lo dejaba así, ¿cuál sería el punto? Puse las manos en mis mejillas con los codos recargados en la rodillas, miré al rededor y todo era lo mismo, niños, ancianos, palomas, más niños llorando porque no les compran juguetes pero había algo nuevo, un mural del arte gótico junto a las fuentes de agua verde por su inactividad.

Justo ahí observé a una chica de cabello largo, oscuro, lacio pero ligeramente curvo en la punta, era un poco mas alta que yo y su piel era clara morena, bastante linda a la vista, pero no venía sola estaba con otros dos chicos; uno tenía cabellera castaña casi peliroja alto de anatomía delgada y el otro era completamente rubio cenizo de la misma estatura que la chica con una energía bastante alegre, un trío dinámico que se notaba a lo lejos que eran complementos perfectos. Ella notó mi mirada y jiró su cabeza para verme, las pestañas claras y delgadas en sus ojos ligeramente rasgados armaban muy lindo sus ojos, la forma de sus labios era simétricamente estética, una hermosa mujer a mi parecer.

-¡Hola! - habló con el tono más agradable que había escuchado en mi vida.

Las piernas me temblaron cuando los dos caballeros que la acompañaban levantaron la mirada para encontrarse con la mía de manera amenazante, me levanté de la banca dando media vuelta y apresuré el paso intentando que no se me saliera el corazón cuando no sentí las bolsas en mi mano, mierda las deje en la banca del parque.

Regresé completamente apenada y estaba solo ella esta vez cuidando las bolsas buscando a alguien al parecer.

-Disculpa eso es mío...

-¡Claro! Lo guardaba para cuando aparecieras. ¿Tendrás una noche de limpieza?

-Si, tengo perros y alfombra en casa, imaginarás como queda es alfombra- mentira.

-Ni que me digas, yo tenía un gato y la casa siempre era un caos- soltó una risa tenue que hizo que se acelerara mi corazón mas rápido.
-Me llamo Melissa, mucho gusto.

-Igualmente - mencioné mi nombre después de una pausa algo extraña y se soltó a reir, era tan..... Tan diferente

-Tienes nombre de pandillera- risita.- Es un placer, este es mi número - me dió una nota de su bolsillo y la puso en la palma de mi mano. - Sería agradable conocernos.

-Te escribiré entonces, hasta luego... Melissa

Un nombre algo común pero que dentro de poco se volvería uno de mis nombres favoritos, jamás olvidaría el día en que sus ojos ligeramente rasgados por su sonrisa llamaran mí atención en cuestión de segundos... ¿Qué brujería me hiciste? Melissa.

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Basada en hechos reales.
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Veneno Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora