Día 1: Genderbender

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Había pasado menos de dos semanas desde la última vez que Inoko había acompañado a Nezuo a la finca mariposa, lugar que ambos frecuentaban visitar al menos una vez al mes para que el joven visitara a sus amigos y en el que Inoko insistía en acompañarlo. Lo normal hubiese sido que su siguiente visita no fuese hasta unas semanas después, sin embargo, su imprudencia en una de sus exploraciones a la montaña había hecho que ahora Inoko estuviera postrada en una de las camas de la finca.

Sus costillas dolían y no sentía parte de la pierna izquierda, pero según lo que había escuchado de los niños que le habían realizado los primeros auxilios, no era tan grave, al menos aun conservaba su pierna, aunque tendría que guardar reposo durante un tiempo. Su situación sería peor si Sumiko al ver el estado en el que regresó no hubiera insistido en que lo revisara alguien más profesional y, dada la oportunidad, Nezuo se ofreció a llevarla en su espalda ante las quejas tanto de Inoko como de Zenko.

Giró incomoda sobre la cama cansada de llevar tanto tiempo sin moverse. Apenas llegaron a la finca Nezuo la había dejado a cargo de unos niños pequeños y se había marchado a hablar con Kano por lo que tampoco había tenido alguien con quien distraerse. Palpó uno de los bolsillos de su pantalón y comprobó que la flor que había guardado recelosamente seguía en su sitio, se había negado a que la desvistieran precisamente para no perder de vista su tesoro que tanto había tardado en conseguir y por el que ahora tenía una pierna rota.

–¿Otra vez aquí? –en cuanto escuchó esa voz abrió los ojos de golpe y se volteó hacia la puerta que acababa de abrirse de par en par, no creyó verlo tan pronto. De la emoción se incorporó intentando levantarse, pero al verla moverse el chico que acababa de llegar se alteró –¡¿Qué estás haciendo?! ¡Quédate quieta!

­–¡Aoi! Uno de los mocosos me mintió diciendo que estabas ocupado –se quejó sin notar la cara de molestia que mantenía el chico frente a ella. De pronto, Aoi sujetó sus hombros con bastante fuerza y la obligó a sentarse nuevamente, iba a preguntar que sucedía cuando él se le adelantó.

–¡Te estoy diciendo que no te muevas! ¡Tus heridas van a empeorar! –le gritó esperando que con su tono comprendiera, pero Inoko solo cerró los ojos con molestia ante el ruido. No comprendía porque se molestaba tanto. –Nao no te mintió... si estaba ocupado por eso no vine antes –explicó con calma soltando su agarre y sentándose frente a ella.

–¿En serio? –preguntó más ansiosa de lo que hubiera querido. Se avergonzó de sus propias palabras y se rio torpemente esperando que él no hubiese notado lo mucho que le emocionó verlo –¿No tienes comida? –preguntó para cambiar el tema.

–Tu... ¿estás segura de que no te lastimaste solo para poder venir a comer aquí?

–¡Claro que no! Si hubiera querido venir solo por eso habría venido por mi cuenta –se quejó Inoko. Le molestaba que él pensara que le estaba mintiendo. Para ella tampoco era agradable la situación, no le gustaba reconocer que se había herido por un descuido y que se confió al momento de subirse a aquel gran árbol para capturar algunas flores de una de sus ramas, menos aún que esta cedería ante su peso y que, dado el sedentarismo al que su propio cuerpo se estaba acostumbrando, las heridas acabaron siendo más grave de lo que hubiera pensado.

La Inoko de hace unos años se hubiera burlado de la debilidad de ella en ese momento, especialmente porque debido a su error de cálculo solo había logrado agarrar una flor antes de caer, la cual además había perdido algunos pétalos durante el impacto.

–Está bien, lo entiendo –intentó calmarla Aoi al ver su mal humor. –Es cierto que cuando quieres venir solo te apareces aquí sin siquiera avisarme –se rio brevemente al recordar la imagen que había visto en repetidas ocasiones de ella llegando de improviso y exigiendo probar su comida, sin importarle si él estaba ocupado. –Bien, ya que estás herida y ahora me encuentro sin más tareas puedo prepararte algo para comer, así mejorarás más rápido –le dijo esbozando lo que en un inicio fue una expresión resignada, pero que acabó convirtiéndose en una sonrisa al ver la emoción con la que Inoko le respondió.

Another Place | InoAoiWhere stories live. Discover now