Zona Cero K-045 (En pausa)

Pájaro Amarillo

°Capítulo 5°

Pájaro Amarillo

¡Feliz San Valentín! Disfruten el capítulo :)

El enmascarado me ayudo a pararme poco a poco del mugriento suelo colocando una de sus manos en mi cintura y pasando mi brazo por su hombro para tener más estabilidad, de mis labios salió uno que otro quejido sin poder evitarlo, los músculos me dolían demasiado, estaba hecha polvo. Había sido demasiado imprudente de mi parte mover un armario de tal magnitud y dejar que un extraño que apareció de la nada me revisara, pero no había vuelta atrás, lo hecho, hecho estaba. 

-¿Cuál es tu nombre?-. pregunto dejándome sentada en la cama sucia y polvorienta para después darse media vuelta en dirección al armario y analizar con detenimiento la situación en la que nos encontrábamos por culpa mía. 

Coloque mi brazo en el regazo dejándolo descansa, aunque fuera un momento, el farolillo aun iluminaba la habitación evitando dejarnos en penumbras, sin embargo, al parecer se le estaba acabando el gas por la poca luz que emitía, eso me hizo fruncir el ceño en disgusto y angustia ¿De dónde carajo iba a sacar más gas o combustible para que esa cosa no me fuera inútil?

Voltee a ver la ventana en un intento de distraerme del inmenso dolor y cansancio que estaba sintiendo, el edificio de al lado estaba completamente oscuro y sin movimiento en su interior, ahora que me daba cuenta lo único que daba constancia de que había alguien en este edificio era la silueta del enmascarado que se refleja en la pared con pedazo de pintura callándose y manchas de moho que estaba segura que se podía ver desde afuera por la falta de cortinas en la habitación, la mía se reflejaba en la cama y en un espejo cuarteado por la mitad todo sucio con manchas que no me interesaba saber de qué eran, pero por la dirección en la cual apuntaban sabía que era de sangre seca. 

-Annalise García.- respondí viendo preocupada la puerta al no escuchar ni un solo ruido desde el otro lado, eso no era normal, de hecho, esas cosas debían estar empujando la puerta como lo habían hecho con la principal.- pero me puede decir Anna.- agregué juagando con mis dedos en un acto nervios, escuchar tanto silencio me estaba poniendo muy ansiosa. 

Mi vista se clavó en el hombre frente a mí que estaba buscado una manera de mover el inmenso armario que de milagro no se había roto al chocar contra el piso en ese ruido que pudo a ver alertado a media manzana.

¿Enserio quería mover el armario siendo la única cosa que nos separa de los infectados?

Hice una mueca sin que lo notara, estaba loco si creía que le iba a ayudar, puede que tenga un arma de alto calibre en la espalda, pero nos superan en número, sin contar las balas limitadas que tenía mi arma.

-Bonito nombre Anna, el mi es Robert Spencer.- hablo volteándome a ver con sosiego en su mirada ¿Cómo podía estar tan tranquilo?-. ¿Cuánto crees que tardemos en mover esa cosa?-. Cuestiono pateando un poco el armario como si fuera algo que no quisiera tocar con la mano.

-No creo que sea una buena idea.- mencione levantándome de la cama a pesar de la mirada de desaprobación y el grito silencio de mi cuerpo pidiendo que no me moviera.- el armario es lo único que nos separa de una muerte segura ¿Por qué quieres moverlo? Podemos salir por la ventana.- sugerí señalándola no tan convencida, un gran inconveniente en este momento es que seguía siendo de noche.

Aparte era la hora menos conveniente para sentirme Mary poppins, si soy honesta no creo caer con tanta gracia como ella, sin mencionar que me falta el paraguas.

-¿En tu estado? Ni loco, esa no es una opción.- se negó de inmediato cruzando sus brazos, su ceño se frunció en desaparición ente mi idea.

Solté un bufido apretando un poco lo dientes al sentir mi brazo dolor de una manera anormal al moverlo solo un poco.