Capítulo 32

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La guerra había empezado y en tan solo un par de horas ya había cobrado varias vidas de los shinobi, vidas que en realidad solo fueron un engaño a la vista de los edo-tensei, pues tan pronto como estos parecían que asesinarían a alguien, un clon cubierto en chakra dorado aparecería y los reemplazaría con un clon de sangre que se transformaron en el último segundo en las posibles víctimas, ese día, el único que murió fue Naruto, tantas veces que los recuerdos de aquellos clones alterados por él mismo habrían afectado a la mayoría de los shinobi, si no es que a todos.

Ninguno de sus clones dijo algo, solo se paró delante de los shinobi de la alianza, encarando a los edo-tensei, no importó que enemigo tuviera delante, no importó los poderes de sus oponentes, solo se preparó, para todos, la situación fue la misma, él llevaría la guerra por su cuenta, alejando a los edo-tensei de los shinobi, haciendo que Kabuto se centrará en solo capturarlos, pues al no saber cuál era el original, decidió ir por todos, aprovechando la cualidad inmortal de los revividos.

-Están persiguiendo a mis clones – él dijo mientras avanzaba al lado de Miko.

-Bien, atráelos, así los puedo sellar y liberar, si no es que alguien deshace la técnica primero – Miko exclamo con serenidad.

- ¿Y no saben dónde está el invocador de los edo-tensei? – Konan pregunto ayudando un poco a Nagato, cuya movilidad en sus piernas apenas estaban recuperándose.

-No es necesario que vayamos, ya hay alguien haciéndose cargo – Miko respondió con la misma serenidad – hay dos personas que lo enfrentaran.

-Por como hablas de esas personas debes tenerles mucha confianza – Nagato mencionó.

-Confió en ellas, pero en realidad estoy nerviosa.

-Si lo necesitas, puedo ir a dar una mano – Yugito intervino poniéndose delante de la Uzumaki -Entonces sigue a mi clon – Naruto dijo, no dejando que Miko hablara – él te llevará a donde ellas van.

X X X

Los pasos hicieron sonar el césped, el grupo se aproximó en silencio a su objetivo, uno de los miembros de Akatsuki que solo interferiría en el camino de cierto Uchiha que quería cumplir con el deseo de su hermano mayor, al menos a su manera, yendo en la oscuridad, deshaciéndose de aquellas personas que amenazaran la paz, no le importaba si tuviera que enfrentarse a toda una aldea, con sus ojos, él supo que pocos podían hacerle frente y dudaba que los dos principales que llegaron a su mente fueran a detenerlo.

Ninguno de sus compañeros lo iban a abandonar, no en este momento, no ante esta guerra, por eso, cuando Juugo se lanzó a atacar a un grupo de shinobi, ellos solo observaron, notando que el primero que golpeó se convertía en un ser de piel completamente blanco, por lo que sin pensarlo más, ellos atacaron, cortando y golpeando al grupo de seres, que lentamente se tornaron en los zetsu blancos, ellos volvieron a avanzar, solo Sasuke mirando con ira el camino delante suyo, el mangekyou sharingan eterno brillando con poder en sus ojos.

X X X

Los shinobi de la alianza shinobi habían sido divididos en cinco grupos principales, grupos que no hicieron nada tras todos ser salvados por destellos amarillos que pocos reconocieron, destellos que hicieron que los ninja de Konoha pensaran en una persona que en realidad estaba muerto, sin embargo, Tsunade sabía muy bien de quien se trataba, pues solo pudo pensar en una persona capaz de imitar a quien en algún momento fue su padre, en verdad detesto el puesto de hokage y en este preciso momento quería tomar un buen trago de sake.

Ella escucho los comentarios de los destellos amarillos con una mirada aburrida, el chico ya no pertenecía a su aldea y como tal, no tenía por qué explicar algo que nadie sabía que ella conocía, simplemente dio a entender que lo más probable era que se tratará de Naruto, cosa que altero a los shinobi que provenían de Konoha, pues en sus estúpidas mentes no cabía la posibilidad de que aquel que los "traicionó" los estuviera salvando, sin embargo, hubo excepciones como los de la generación del rubio, que sabían que el chico siempre, por algún motivo, lo daba todo por los demás, incluso si llegaba a decir o pensar de alguna forma que era mera coincidencia, esa era la amabilidad que todos ellos reconocieron.

Mi esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora