𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟏: 𝐋𝐨𝐬𝐭

13 2 0
                                    

"Porque mi corazón y mi alma encontraron la paz todas aquellas veces en las que nos encontrábamos al atardecer. Porque allí, donde el cielo se teñía de lavandas y plumerias rosas y donde las nubes descansaban, pude volver a respirar. Porque justo allí, a tu lado, fue donde volví a encontrar mi hogar. Y porque justo así, sin darte cuenta, me devolviste lo que perdí y jamás pensé en recuperar, mi ilusión de vivir"

...

CAPÍTULO 1: LOST

No sé bien en qué momento las cosas empezaron a cambiar o cuál fue el detonador. No sé en qué momento mi cuerpo empezó a perder la noción del tiempo, al igual que no sé en qué momento mis días se convirtieron en un borrón dentro de mi cabeza, dónde las mañanas eran cortas y las noches eternas. No sé en qué punto todo empezó a perder interés para mí, las cosas que solía amar hacer dejaron de tener sentido e incluso las cosas que solían afectarme dejaron de hacerlo.

-¿Qué te pasa?- Me preguntó Jan- "No lo sé" quise responder en su momento.- Nada, estoy bien.- Y sonreí —siempre me habían dicho que tenía una sonrisa bonita y contagiosa—, es todo lo que pude hacer para mostrar seguridad y parece ser que fue lo suficientemente convincente. Sin embargo, lo único que quería hacer en su lugar era llorar.

No sé en qué instante todo dejó de tener sentido, mi carrera... mi felicidad... mi vida... Se estaba acercando el final de un ciclo y aunque me había costado, yo también estaba llegando. Observé con curiosidad a todos mis amigos planear sus futuros, y a pesar de que me incitaban a hacerlo, me encontré a mí mismo sin tener ganas ni respuesta a ello. Parte de mí luchaba por salir de lo que fuera que me estuviera pasando y la otra, se encontraba atada de pies y manos. Era como estar atrapado en un pozo con una rendija arriba y estuviera lloviendo; una vez que se llenase el pozo el agua podría salir pero yo no.

Recuerdo a mis amigos y a mi familia diciendo que saliera y lo hacía pero aquellas cosas también dejaron de tener sentido. Podía estar con ellos durante horas, dar una sonrisa era sencillo y eso parecía contentar a todos, lo cual era suficiente para mí. Era incluso capaz de bromear y seguirle los juegos a mis amigos— todo un logro teniendo en cuenta que todo había perdido toda gracia para mí— pero cuando llegaba a casa me sentía incluso más agotado, y eso que nada de lo que hacía era particularmente extenuante.

-¡¿Ni siquiera vas a salir de fiesta con nosotros el día de tu graduación?!- preguntó Neo exasperado. Nos íbamos a graduar en dos semanas y aunque estaba aliviado por ello, no me encontraba particularmente emocionado y menos por la fiesta. Mi mejor amigo quería reservar algún club para celebrar con todo el grupo, pero estaba malditamente cansado, lo juro que lo estaba.

-¡¿Qué te pasa bro?!- En aquel momento también deseé haber dicho algo más, tratar de dar alguna explicación más pero nada parecía ser lo suficientemente bueno como excusa, así que solo me limité a sonreír. -Nada.- "mentiroso" pensé.-Solo estoy cansado.- Eso era verdad, de hecho, me costaba hasta respirar; mi pecho se sentía pesado, mi corazón dolía y mi cabeza no me daba ningún descanso.

Muchas veces me encontraba perdido en mis pensamientos, me quedaba mirando durante horas a través de la ventana, en trance —hasta que alguien, mi madre o alguno de mis amigos me llamaba—. Soñaba lugares lejanos, otras historias, otros problemas y otras vidas distintas. Había ratos en los que podía engañar a mi mente, la distraía y por breves instantes mi corazón dejaba ese dolor, la familiar presión disminuía un poco y era algo más sencillo el respirar. Me pregunté una y mil veces que quería de la vida y cuál era el propósito de esta, siempre llegando a una misma conclusión, ninguno. No había nada. Realmente no sabía en qué momento me perdí de todo, fue tanto así que me perdí a mi mismo, y una de las cosas más difíciles de aceptar, mi ilusión de vivir.

A veces la idea de vivir es tan bonita que brilla tanto que va cegando a muchas personas a su paso. Cada noche durante el último año desee desaparecer, desee huir y desee morir. Lloré tanto que me quedé sin lágrimas y aún así, el dolor jamás desapareció. De hecho fue tanto que el Mix Sahaphap que alguna vez conocí se volvió un completo extraño ante mis ojos, se convirtió en aquel extraño que me miraba en el espejo todas las mañanas.

Después de mucho tiempo el primer toque de atención llegó, a comienzos de verano, justo después de mi graduación. Tuve que ir al hospital, mi fachada se estaba rompiendo y por primera vez no pude controlar el ataque de ansiedad. De paso notificaron mi bajada de peso y la anemia que gané en el proceso —trataba de comer, pero ya no solía tener ese entusiasmo por la comida como antes, de hecho muy pocas veces tenía suficientemente apetito como para llenar mi estómago con algo más consistente—. Esto siguió repitiendose por un tiempo más, hasta que una de las noches, de vuelta en mi cama mi madre se acostó a mi lado y me abrazó.

Me acunó como cuando las pesadillas me acechaban en las noches en donde mis únicos sueños debían ser entre nubes y algodón de azúcar. Por primera vez en mucho tiempo me permití llorar y dejar de lado esa sonrisa; ella jugó con mi pelo y me consoló de la mejor forma que pudo.

-Esto debe de cambiar, puede que los demás no se hayan dado cuenta pero yo soy tu madre, naciste de mí y mi corazón está conectado al tuyo. No sé exactamente qué te ha causado esto pero no puedes seguir así.- Me dijo mientras acercaba mi cabeza a su corazón, el cual latía fuerte y constante, era reconfortante.

-Mama.- Un pequeño sonido fue todo lo que recibí a modo de respuesta.- Ya no tengo fuerzas para vivir. -Susurré, tenía mucho miedo de decirlo en voz alta porque la cosas se hacen realidad cuando las pronuncias. Temí por su reacción, note como sus lágrimas cayeron por mi cabeza. Un gemido ahogado y una respiración fue lo que le siguió. La miré, ella asintió y me miró a los ojos, mientras su mano peinaba mis hebras del pelo y enjuagaba mis lágrimas.

-Lo sé. - y enseguida continuó.- Por eso te voy a dejar libre para que las vuelvas a encontrar. -No sabía a qué se refería y no pude evitar que se me escapara un sollozo. -Sal, ve a ver el país, el mundo si quieres, descubre cosas nuevas, idiomas, personas, hobbies, lo que sea. No me debes nada, ni a mí, ni a esta familia. Yo te traje a este mundo porque quise y has llegado hasta aquí y has trabajado duro y estoy orgullosa de ti. Te llevé en mi vientre por nueve meses, te vi crecer, como forjaste tu maravillosa forma de ser y no puedo permitir perder a lo que más quiero en este mundo. Escúchame bien Sahaphap Wongratch, este mundo y esta vida es tan bonita y está tan llena de cosas que no puedes perderte. Eres fuerte, encuentra esas ganas de vivir y no porque me lo debas a mí, te lo debes a tí. Porque todavía eres joven y mereces disfrutar de todo lo que te queda por delante en esta vida.

Esas palabras llegaron a mi corazón que creí muerto por mucho tiempo y el lugar se sintió algo más cálido, incluso mi mente se tornó más clara. Aquella noche nos dormimos al amanecer, lo cual parecía una nueva oportunidad para mí.

Menos de dos días después me encontraba camino al norte de Tailandia, camino a la casa de campo de mi familia materna. Cada kilómetro más lejos de la ajetreada Bangkok, el peso de mis hombros disminuía y una pequeña esperanza crecía en mí. Quizás todavía había alguna esperanza para mí.

....

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 15, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

DONDE LAS NUBES DESCANSANWhere stories live. Discover now