11.

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A penas vio con sus propios ojos como Iván estampaba su firma sobre el papel, Ezekiel sintió alivio, lo había conseguido, con Iván como socio principal el voto negativo de Gerardo (que esta más que claro que sería así), no tiene poder ya el resto de los socios verán los beneficios sobre tener a un Aragón entre sus filas. El siguiente en poner su firma junto a la del nuevo socio era su padre, semanas de trabajo habían dado sus frutos por fin, ahora sólo le quedaba ir a Italia pasado mañana para visitar a su abuelo, estaba muy seguro que César daría sus contras con respecto a su matrimonio.

Matrimonio.

Tenía que admitir que extrañaba a Lucia, su olor, su cuerpo...los dedos le picaban de sólo imaginar tocarla, había algo entre ellos, casi como un rayo que atraviesa el cielo y cae sobre la tierra, jugueteó con los dedos su  alianza mientras pensaba en ella, tal vez cuando vuelva a casa le pediría para irse un finde semana, ahora que lo pensaba, ellos aun no habían tenido su luna de miel. Emilio e Iván se dan un fuerte apretón de manos, el contrato estaba hecho, cumplió con su padre.

-Ezekiel.

-¿Si?.

-Me enteré de que eres bueno en los deportes-Iván sonríe desafiante.

-Algo así, sí- frunce el ceño.

-Necesito un buen rival en la cancha de básquet en el club, esta tarde su gustas- expresa su invitación.

Miro a su padre un momento antes de decidir.

-Mañana tengo un vuelo que tomar pero, si, seguro, no habrá problema con eso-acepta.

-¡Genial!, te enviaré un pase de acceso al club, nos podemos ir juntos desde mi casa.

-Si, claro.

-Os veo más tarde, aun tengo mucho trabajo que hacer.

-Nos vemos-asiente.

De camino al castillo de Iván, Ezekiel observa la expresión preocupada de su padre.

-¿Y esa cara?.

-¿Qué?- lo mira.

-Estás preocupado papá- asegura-, desde que nos levantamos esta mañana estas así, pensé que estarías feliz que finalmente se te dará lo de los terrenos, lo conseguiste.

-No, vos lo conseguiste Ezekiel, esto es fruto de tu esfuerzo, de tu trabajo.

Ezekiel no sabía como tomar sus palabras.

-Gracias- responde con simpleza-. Entonces, ¿por qué tenes esa cara?, ¿hay problemas en casa?- pregunta de repente.

-No, no, tranquilo, Bastián se hace cargo, ¿hablaste con tu esposa?.

-Si, anoche- se echa hacía atrás con una sonrisa de lado-, pero no pude evitar sentir que ella estaba preocupada por algo, fue extraño-admite.

-A lo mejor te extraña aunque ya debe estar acostumbrada con tus ausencias.

-No, es la primera vez que nos alejamos así...-enseguida se dio cuenta de había cometido un pequeño desliz en su respuesta, hizo una mueca maldiciéndose por dentro.

-¿Pero no mantuviste muchos meses en secreto tu matrimonio con ella?- su padre levanta una ceja.

-Si, si, quiero decir,-se aclara la garganta-, lo que quiero decir es que me refiero a esto de que viajo fuera del país, es eso.

-Uh-huh-asiente lentamente.

Mierda.

-Te envidio, vólves a casa antes que yo-suelta Ezekiel para cambiar de tema.

Mi corazón es tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora