27. Uvas amarillas

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Quizás fuera porque me había acostumbrado a ver a Camilo muy a menudo últimamente, pero se sintió algo raro que él no fuera a verme o a buscarme para salir a alguna parte en los siguientes días.
Quiero decir, quizás yo también debí haber ido a buscarlo pero no sabía si sería correcto ir a su casa sin ninguna invitación.

Incluso cuando somos amigos... Ah, qué complicado. Es el primer amigo que tengo, así que aún no estoy del todo seguro sobre qué clase de "límites" tenemos.

Sea como sea, estos días sin verlo han sido...

- ... Lo extraño

Murmuré para mí mismo mientras observaba a mi Camilito, dándome la vuelta en la cama para acomodarme mejor.
Quizás está ocupado, ni siquiera lo he visto cuando he salido a dar un par de vueltas por el pueblo para intentar acostumbrarme... Aunque es verdad que, si estaba usando su don y todo eso, es muy probable que no lo haya reconocido aunque pasara cerca de él.
Pero en ese caso, quiero creer que él me habría saludado... ¿Verdad?

- Quizás hice algo malo... ¿Estará molesto?

Tal vez al final si se molestó por la escena que hice en la cena, pero actuó tan amable y... lindo conmigo.
Él no se molestaría conmigo por algo así, incluso cuando sé que soy todo un fastidio en esa clase de momentos.

Suspiré, abrazándome a mi Camilo mientras me acurrucaba entre un nido de mantas amontonadas.
Incluso si Camilo estuviera molesto por algo, tan solo espero poder verlo pronto.

- Ey hermanito, piqué algo de fruta. ¿No quieres bajar por un poco?

Tenía la puerta del cuarto entreabierta, así que Mariano se asomó a mi pieza sin siquiera avisar.
No me molestó demasiado, últimamente ya no siento demasiado la necesidad de encerrarme del todo en mi habitación.

Me incorporé de inmediato de la cama, asintiendo mientras le sonreía un poquito a Mariano.

Aún faltan varias horas para la comida pero yo ya tengo un poco de hambre, y la señora Guzmán salió a caminar con la señora Madrigal por lo que me siento algo más seguro de estar fuera de mi habitación si solo está Mariano.

No he salido hoy, así que apenas tenía una camisa ligera que me quedaba bastante floja, junto con un pantalón corto.
Tomé a mi Camilito y seguí a Mariano hasta el comedor, dónde estaba la fruta que él había mencionado.
Había partido varias rebanadas de sandía con una apariencia jugosa y deliciosa. También había papaya, un poco de mango y un gran racimo de uvas verdes.

- ¿Te gusta la fruta?

Asentí, mientras Mariano y yo tomábamos asiento en la mesa.
Él se sentó al lado de mí, al principio tuve el primer impulso de cambiarme de sitio o aunque de recorrer mi asiento un poco, pero terminé por simplemente acercarme una rebanada de sandía y comenzar a mordisquearla.
No tiene demasiadas semillas, al menos no esta rebanada, así que la puedo comer con bastante tranquilidad.

Miré a Mariano de reojo, él parecía querer decir algo más, o en todo caso esperar que yo le siguiera la conversación de alguna forma.
No suelo hablar demasiado con Mariano, él me sigue poniendo bastante nervioso a veces... Pero se ha estado esforzando conmigo, más de lo que me gustaría reconocer.
No lo valgo sinceramente, por lo menos podría hacer algo más de esfuerzo en corresponder en el suyo.

- ... La sandía es... E-es rica. ¿A tí te... A-a tí te gusta?

Miré a Mariano, aunque de inmediato volví a centrar la atención en mi sandía cuando noté la mirada que me dirigió.
Parecía sorprendido... A la par que feliz, de alguna forma.
Un pequeño brillo en sus ojos muy similar al que recordaba haber visto en los ojos de papá cuando hice mi primera costura, y que nunca llegué a ver en los de mi madre.
Orgullo.
Orgullo por mí. Mariano estaba... orgulloso de mí.

Camaleones / - Camilo X Male Reader -Where stories live. Discover now