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Tus ojos vastos vagan cansados a lo largo de el techo de madera y las paredes blancas que normalmente te encandilan y dan un ambiente fresco durante el día.
La noche yacia su punto más alto, la luna en su total esplendor dándole el espectáculo a los amantes de luna llena con su brillo vertigoso que no pasaba desapercibido si dabas una ojeada al cielo entre las cortinas del vago departamento del muchacho.
Una mano perezosa al igual que su dueño se movio hasta alcanzar el aparato recostado boca abajo en la mesa de luz, prendió este encandilandose con su fondo de pantalla blanco y la hora en el reloj en negro que le indicaba la hora, al igual que el recordatorio de cambiar su fondo a uno más frío o cálido.
Sentia como sus manos palpitaba y su alma gemela volvía a sus pensamientos agotados, "¿Que estarás haciendo?" Se pregunta apagando el celular y dejandolo caer por algún lugar en la grande —Pero ahora solitaria— Cama.
Sentia sus manos palpitar y sus nudillos arder. Su panza rugir y sus huesos crujer, el cuerpo le pesaba y sentía como se undia en la suave tela de las sábanas bajo de ella.
En la enorme oscuridad de la habitación dio una nueva nota mental pata si misma: "Comprar pastillas pata dormir" pues el dolor punzante en sus manos era molesto, el sentir como sus manos pasaban a ser dos corazones bombeando sangre a la cabeza constantemente le irritaba.
Almenos y así podría silenciarlo.
Un rayo de luz blanca choco contra las cortinas que daban directo a la puerta, su espalda de igual modo se alumbró, pero sus ojos se inmutaron al estar protegidos por la aún oscuridad que yacia frente a su cara y no a sus espaldas.
Pisadas vagas y pies siendo arrastrados la despertaban, pues el mundo de los sueño todavía no la aguarda.
Un suspiro cansado salió de sus labios entre cerrados, rogando a alguien por que le otorgará un gramo de paciencia al sentirse undir la cama.
Oliendo sigarrillos de baja calidad, un esmoquin estaba tirado por el suelo, y su camisa aún tirada en la esquina de la casa.
Las manchas de sangre demostraban la ardua batalla que tuvo contra demonios, mientras en las fosas nasales de ella, sólo seguía el ligero perfume y la nicotina que se mezclaban.
"Con que siempre fuiste tu" sentenció el azabache mientras le pasaba la mano por encima abrazándola y combiertiendola en la cuchara pequeña.
"Cámbiate de ropa, esa tiene microbios" recordó las palabras de su madre, tratando de regular su respuracion ante la sentencia de muerte que el otro le dio.
"Desde cuando lo sabes?" Indaga, más metiendo el dedo en la yaga. Aki no se calla, por más que le pagaran, aki quiere respuestas, ante su ahora gran pregunta, ¿hace cuanto ella sabe, que ambos son almas gemelas?, ¿hace cuanto ella calla, todas las noches en su cama, por lo que el sale día y noche en busca de su caza?
Aki se pregunta, si desde el día en el que ella se mudo, siempre lo supo.
Aki la ama, de eso no hay duda, ahora solo falta, saber si usted también lo ama.
