Capítulo 26

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Narra Ana:

Caminé rápidamente hacia el ordenador de Lauren, y busque una canción en youtube. Puse Skirt de Kylie Minogue, era perfecta para esa noche. Le subí bastante al volumen, si no el papá de Alejandra iba a enterarse de lo que tenía planeado.

Cuando comenzó a sonar la canción, me quite mi falda y mis bragas rápidamente. Negué mientras sonreía y me acercaba a Alejandra. Ella estaba recostada en la cama, sin moverse y respirando pesado. Oh dios, y por lo que notaba sus pezones más que erectos.

Me monté despaciosamente a la cama, arrodillando mis piernas a cada extremo de la cabeza de Alejandra. Mordí mi labio inferior, no podía creer que estaba a punto de decirle a Alejandra que hiciera eso, de semejante manera, en semejante posición. Definitivamente estaba loca.

-Hazlo, Alejandra. -Susurro

Por algún lugar de mi cabeza paso que tal vez Alejandra no entendería lo que le había pedido, ya que estaba con los ojos tapados. Así que decidí ser más explícita.

-Alejandra,quie... -Fui interrumpida por sus labios, los cuales comenzaron a chupar. -Alejandra. -Gemí, bajando mi cintura un poco más para sentir un mejor contacto con sus labios.

Cerré mis ojos, y comencé hacer movimientos lentos y ondulantes. Me vi obligada a apoyar mis manos en el colchón debido al placer que estaba causándome los labios y la lengua succionadora de Alejandra tirando de mí clítoris.

-Oh dios, Alejandra. -Gemí más fuerte, olvidándome de que su padre estaba en el piso de abajo.

Alejandra gimió con apreciación, y chupó mas duro, sin piedad. Dejándome sin aliento.

-A-Alejandra. -Gemí con la poca fuerza que me quedaba.

Podía sentir mi cuerpo temblar.

Miré hacia abajo, encontrándome con sus firmes pechos. Seguí bajando con la mirada hasta ver que se encontraba más mojada que antes. Nunca había deseado tanto darle placer a alguien. Alejandra me hacía sentir cosas inexplicables.

-Alejandra. -Gemí una vez más al sentir que me mordió levemente.

Llevé mis manos a su intimidad y comencé a hacer presión suavemente, intentaba hacerlo de la mejor manera posible, ya que mi cuerpo estaba cada vez más cerca de legar gracias a lo que Alejandra hacia en ese momento.

Intenté inclinarme para poder besarla ahi, pero las manos de Alejandra me lo impidieron, agarrándome de la cintura con fuerza, apretando mi palpitante feminidad una vez más contra su boca. Ella sacó su lengua recorriéndome por última vez antes de que un gran y poderoso orgasmo explotara dentro de mí.

-Oh por dios. -Gemí. Apreté mis labios, incapaz de sostenerme.

Las manos de Alejandra en mi cintura eran lo único que me sostenían, mi Cuerpo ya no daba más.

-Alejandra... -Rogué, tratando de zafarme de su agarrế, pero comprendí que no se detendría hasta haber succionado todo mi devastador orgasmo.

Con poca fuerza, me incliné una vez más y lleve mis manos a su clítoris.

Comencé a masajear suavemente. Saque mi lengua y lamí su entrada lentamente. Alejandra gimio.

-Alejandra, quiero que me folles muy duro. -Dije, no era capaz de aguantar un segundo más.-Te prometo que la próxima vez seré yo la que te deje sin aliento. Te lo haré como nunca antes. -Gemí.

Me zafé de su agarré, y con mis manos quité la venda de sus ojos, sus ojos me miraron con infinito deseo. Le sonrei, mientras ella llevaba su mano a mi centro y hundía dos de sus dedos en mí. Ambas gemimos.

Alejandra comenzó a mover sus dedos con rapidez, pero no era lo suficiente. Quería mucho más, y estaba segura que ella también.

-Más... rápido... Alejandra. -Gemí, pasando mi lengua por su cuello.

Alejandra deslizo su mano libre entre nuestros cuerpos unidos para agarrar mi trasero, y golpear mi carne húmeda con una serie de embates profundos e impiadosos.

La cama iba de un lado para otro, emitiendo fuertes sonidos cuando se chocaba contra la pared. Por mi cabeza pasaba la idea de que podía caerse en cualquier momento. Seguramente el señor Rocha ya se había dado cuenta de lo que estaba haciendo su hija. Oh, esto estaba mal, pero se sentía tan jodidamente bien.

Alejandra me embistio con más fuerza de la que creí que era posible añadiendo otro dedo, duro, profundo, sin importarle nada más. Gimió y entonces sentí como mi cuerpo se tensaba alrededor de sus dedos. Apreté sus brazos hasta caer encima de sus pechos. Nuestras respiraciones eran agitadas, sentía como los pechos de Alejandra subías y bajaban. Ella pasó sus manos por mi espalda y me abrazó. Sonreí, y le di un beso entre sus pechos antes de mirarla.

-Creo que tu papá te va a regañar por hacer el amor con la vecina.Susurré, con una pisca de humor.

-No creo que lo haga. Al contrario de mi mamá, a mi papá no le molesta la idea de que haga el amor con la chica que me gusta.

-Oh, ¿Enserio? Entonces, ¿por qué no habías perdido tu virginidad cuando me conociste?-Pregunté, haciendo círculos en su piel con mis dedos.

-Quería hacerlo con alguien con quien... -Paró de hablar, se veía nerviosa. Y oficialmente la Alejandra de siempre había vuelto.

-Con alguien con quien de verdad me sintiera a gusto, con alguien a quien quisiera realmente.

Tragué saliva, asimilando sus palabras.

-Ye-entonces...-tartamudee nerviosa. -Estas tratando de decirme que...olvídalo.-Negué.

No quería escucharla decir que estaba enamorada de mí. No. Es que simplemente no estaba preparada para eso. Me causaba temor.

Volví a apoyar mi cabeza contra sus pechos, e hice un círculo con mi dedo alrededor de su ombligo.

-Te quiero, mucho. -Susurró, con ese nerviosismo que me mataba. -Creo que siento algo mucho más fuerte que un te quiero.

Volví a mirarla.

-¿Sólo dices eso porque te gusto y quieres más sexo?-Pregunté.

-No.-Respondió rápidamente. -claro que no. Tú más que nadie debes saber que te quiero de una buena manera.

-Nunca nadie... nadie se había interesado en mí de esa manera. Los chicos y las chicas solo quieren sexo y si no se los das, se largan y te dejan ilusionada.

-No soy como esas chicas. -Acarició mi mejilla. -Nunca te haría daño.

Sonreí, pero de algún modo me sentía culpable por la apuesta, porque no me había acercado a ella de buena manera y porque al principio la había engañado haciéndole pensar que en realidad estaba interesada en ella.

-¿En qué piensas? -Preguntó con curiosidad.

-En que estoy deseando que llegué nuestra próxima vez para hacerte lo que te prometí. -Le di un beso en la comisura de sus labios.

Ella sonrió nerviosa.

-¿Te acuerdas que te dije que tenía un regalo para ti?

-sí. -Asentí.

-Vale, te lo daré ahora mismo. Estoy segura que te gustara. -Beso mi mejilla, y se levantó de la cama.

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Enamorada De Mi VecinaWhere stories live. Discover now