Los héroes nunca mueren Es hora de los héroes

Capítulo 71: Ch:66 El bosque de las bestias

(Leer muy despacio y TOCAR la siguiente canción: " Until the Sun Dies feat. Fakevinyl " de Lushlife - Tema)

La ciudad de Musutafu es tranquila y serena, ni un alma se agita con todo, desde el rocío de las hojas hasta el parpadeo del viento, está quieto y en su lugar. Como si toda la ciudad estuviera dormida. Pero comienza a abrir los ojos al sol acogedor que brilla en el horizonte proyectando el resplandor de un nuevo mañana sobre la ciudad.

El sol se asoma suavemente a través de las cortinas, brillando en la cara de Izuku Midoriya justo cuando suena su alarma. Con un bostezo, Izuku apaga la alarma y se levanta con una sonrisa alegre en su rostro. Se estira y respira, tomándose un momento para disfrutar la mañana. Su cabello suelto y desordenado con la cabecera de la cama y su pijama está arrugado y las cobijas tiradas al piso. Pero lo que le llamó la atención son las nuevas decoraciones y artículos dispuestos en la habitación, todos sus recuerdos de sus vacaciones de verano: como el sombrero de pino azul, una enorme talla de madera y una extraña trucha disecada. Varios adornos del templo se sientan en su tocador junto a fotos de él y su papá o mamá disfrutando de algunos recuerdos familiares, tanto nuevos como antiguos.

Y todo lo llena de satisfacción cuando se pone de pie y se prepara para el día.

Rápidamente llega a la ducha, empapándose del calor antes de secarse y volver a ponerse el pijama. Su cabello se vuelve salvaje e hinchado por el vapor mientras se cepilla los dientes con un pequeño balanceo de sus caderas mientras tararea. Está de tan buen humor que desliza su dedo sobre el espejo empañado, dibujando una cara sonriente sobre su reflejo.

De regreso a su habitación, revisa las partes de su uniforme en una rutina establecida. Primero calcetines, camisa, pantalón, corbata y chaqueta antes de mirarse en el espejo. Algo no anda bien, piensa antes de decidir que se tiene que quitar la chaqueta. Hace demasiado calor para eso y de todos modos. Él necesita algo más.

Después de pensarlo y probar diferentes formas de usar el uniforme, desde la camisa por fuera, la corbata floja e incluso sin cinturón, finalmente lo golpea cuando sus ojos captan un destello esmeralda.

Sin siquiera dudarlo, agarra su sudadera con capucha verde y negra de la silla y se la coloca alrededor de la cintura antes de volver a mirarse al espejo y admirarse a sí mismo por su propio encanto.

Con un salto, básicamente salta fuera de la habitación y entra en la sala de estar donde le espera el desayuno. Su mamá está sobre la estufa preparando la comida y acabando de poner todo en un plato. Con un giro y un salto, se desliza y le besa la mejilla con un beso de buenos días mientras desliza el plato y se desliza en su asiento. A su lado, su papá lo saluda con una sonrisa antes de volver a su periódico matutino.

El desayuno es perfecto con todo lo que a Izuku le encanta de un desayuno estilo americano: huevos, croquetas de patata, panqueques, tocino y fruta. Nada podría ser mejor. Bueno, excepto por un poco de Katsudon.

Casi lo inhala todo en segundos, bebiendo su jugo antes de levantarse y despedirse de sus padres con abrazos y besos.

Se apresura a la sala de estar, salta sobre el sofá y agarra su maleta antes de arrastrarla hacia la puerta.

Se detiene cuando se encuentra con la sonrisa de su padre frente a la puerta.

Mirando su orgullo y alegría, Hisashi le entrega su mochila amarilla, está empacada, llena hasta el borde con suministros adicionales y equipaje que pensó que Izuku podría necesitar.

Echándose sobre su hombro, Izuku abraza a su papá antes de abrirse camino a través de la puerta y alejarse hacia el tren, casi chocando con el Sr. Baumann mientras lo hace.