°• Fuego •° / Omegaverse / UA

Solo morirás.

Al instante, Rengoku se lanzó sobre el mayor, cuerpo a cuerpo

—¡calla! ¡No sabes lo que haces Genkei! —Habló el Rubio mientras se lanzaba sobre el contrario para contribuir más sus ataques pero simplemente, los esquivaba

—¡Tu que sabes! ¡Tu dejaste caer todo tu Reino con tu familia dentro! ¡Dime Rengoku Kyojurou, rey del infierno! ¿¡En que pensabas cuando asesinaste a todos a cada uno de ellos sin piedad!?

Giyuu abrió los ojos enormemente, ¿esa era la verdad? ¿Que su amado era un asesino?, estaba más que sorprendido, estaba enojado, plasmado, decaído, no entendía todas las emociones que venían todas juntas, golpeando su corazón con intenciones de quebrarlo

Rengoku al escuchar las crueles frases de parte de Genkei apuntó el tridente contra el mayor y habló

—¡Técnica lunar: RÍOS DE LÁGRIMAS! —esta técnica hizo un torbellino con el mar que fue directo a Genkei, este mismo nadó lo más que pudo para no ser atrapado, o al contrario, terminaría siendo torturado por las fuertes ráfagas provenientes del ataque. En cambio, Giyuu estaba inmóvil, no sabía en que pensar, o que decir, unas lágrimas rodaron por su rostro y comenzó a caer lentamente hasta quedar en el suelo, con la mirada baja

El Rengoku se acercó con gran velocidad a Genkei y golpeó su abdomen con tanta fuerza que lo debilitaría por un buen tiempo, al ver cómo este retrocedía agitado, se acercó a Giyuu y lo tomó rápidamente en brazos. Lo llevó hasta un lugar seguro, fuera del campo de batalla para después susurrarle

—¡busca a tu hermana y sal de aquí! No pienses volver por mí, por nada del mundo lo hagas, ni aunque mi vida dependa de eso.. —Tomioka lo observó con ojos lagrimosos para después besar al mayor, para después de un rato alejarse

—te.. —No pudo terminar de hablar hasta que escuchó como Genkei se acercó, obedeció a su amado y se fue en busca de su hermana, debería estar en las celdas.

Rengoku observó como el menor desaparecía entre la oscuridad para después dar vuelta y ver a Genkei con una expresión asesina, peor que la aquella vez

—Bien, Rengoku.. ¿Bailamos un rato?

—mis disculpas, pero no bailó con prostitutas.. Técnica lunar: ¡Danza de los Dioses! —esta técnica provoco burbujas de mar enormes y poderosas, todas ellas atacaron con fuerza a Genkei, este las bloqueó y tan pronto como notó que Kyojurou bajo la Guardia se dirigió hacía el con gran velocidad

—¡muérete maldito! —Con fuerza ambos tomaron el tridente, tratando de arrebatarselo al otro, el de melena flamigera golpeó con su aleta el cuerpo contrario y provocó que chocará con un muro, tomó con fuerza el tridente y lo golpeó contra el suelo

—¡Técnica lunar: despedida infernal! —De repente, varios ataques se lanzaron sobre Genkei, provocándole heridas profundas que tardarían en curarse. Genkei gritó de dolor, esas heridas le dolía demasiado.. Pero había algo que no entendía, era que el tridente seguía sus órdenes, como si el fuera el descendiente cuando ni siquiera llevaba el apellido "Tomioka"

—Mierda.... ¿¡Como demonios manejas el tridente lunar a la perfección!? ¡No llevas siquiera el apellido Tomioka y menos estas familiarizado! ¡La reina Sumeru se encargó de que nadie más que sus descendencias utilizarán el tridente! A menos que.. ¿Acaso tu.. Desposaste a Giyuu..?

—No te atrevas a volver a decir su nombre... No tienen uns relación cercana como para que lo llames así.

—¡Responde la maldita pregunta! —Habló Genkei con enojó

Rengoku se quedó callado, no planeaba contestar esa pregunta

—Técnica lunar: ¡la mano derecha de Dios!

Repentinamente, una enorme figura de una mujer, una monja, apareció frente al tridente, la figura apuntó hacía Genkei el cual quedó plasmado, y tan pronto como trató de huir, fue atacado por varios cortes profundos de varios minutos. Cayó al suelo al recibir todos los golpes, levanto su rostro y pudo ver cómo Rengoku lo observaba con desprecio

—Eres alguien despreciable, el Arcángel de Dios te castigará y no podrás hacer nada al respecto..

Genkei sintió un escalofrío que recorrió todo su cuerpo, hasta que de repente, sonrió con malicia

—no lo creo..

Rengoku sintió un fuerte dolor en su abdomen, al notar esto sintió como su cuerpo comenzó a desintegrarse en cenizas lentamente

—Cuando me acerqué a ti por el tridente, pude inyectar un veneno muy raro, al igual que tú.. Yo tengo la mano derecha de Dios.. En este momento tu cuerpo se va a volver cenizas lentamente, como si nunca hubieras exis..

No pudo terminar la frase, el rubio había enterrado en su abdomen el tridente, hasta dejar la otra mitad atravesada

—Regla número 1 en el campo de batalla... Nunca subestimes al contrincante y mucho menos bajes la Guardia.. —Genkei cayó finalmente, la sangre comenzó a esparcirse, estaba muerto.

Rengoku observó fijamente con enojo al contrario, hasta que al igual que él, comenzó a caer lentamente, observando como comenzaba a desaparecer, sin ver a su amado otra vez..

—¡Kyojurou! —Esa voz la reconoció, era Giyuu, había vuelto, venía acompañado por unos caballeros y su hermana, Tomioka Tsutako

—¿Giyuu..? —No pasó mucho hasta que sintió como el menor nadó hacía él para abrazarlo mientras lloraba —Por favor no llores.. Me duele verte así..

—¿por que te estás desintegrando.? ¿Por que estás desapareciendo..? Por favor, no me dejes sólo..

—Nunca lo haría, Giyuu... Yo siempre te cuidare.. —Tomioka observó a su hermana, quien observaba la escena preocupada, después volvió q dirigirse al mayor y preguntó

—yo podría.. ¿Ir contigo..?

El rubio lo observó con tristeza, no sabía que decir, no quería que el menor estuviera solo, pero tampoco querría que el muriera solo por él

—Giyuu yo..

—por favor no sigas.. No rechaces mi petición por favor.. Quiero estar contigo —El rubio acarició la mejilla del pelinegro, hasta que su mirada se dirigió a una pequeña aguja con la cual Genkei lo había apuñalado, Tomioka notó ésto y la tomó, después volvió a mirar a su hermana, quien mostró una leve sonrisa, el pelinegro le devolvió la sonrisa para después pinchar la aguja en uno de sus dedos

Rengoku lo observó sorprendido, para después aferrarse al menor mientras que esté le daba caricias para intentar calmarlo, y así, ambos comenzaron a desaparecer en cenizas, hasta volverse la nada.