Cambio de víctima

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Un mes. Ya hablamos de un mes desde que pasó la primera aparición de Senju. Y, durante todo ese mes, casi nueve personas habían muerto en el intento de sacar a Senju fuera de sus vidas. Pero, aún buscando todas las formas, no lo habían conseguido todavía. Había pasado una semana desde que Mikey había ingresado en el hospital por fiebres altas y dolores en todo el cuerpo. En cuanto al resto, habían tenido que quedarse estudiando en sus casas ya que era la última y la más difícil semana de exámenes. Y Mikey se los estaba perdiendo. Al final, terminó saliendo del hospital un jueves por la noche. Le recibieron todos, menos los dos fantasmas, muy alegres en su casa.
Mikey: Chicos...
Sanzu: ¡Mikey...! ¡Menos mal que has sobrevivido!
Takemichi: ¡Sí, menos mal...! ¿Qué haríamos sin ti?
Draken: ¿Cómo te encuentras ahora, Mikey?
Subió los hombros. Se levantó y se empezó a quitar la chaqueta que llevaba puesta. Ya no hacía excesivo frío, pero no para quitarse la chaqueta. Dejó ver su espalda a todos. Por suerte, Izana no andaba por allí cerca.
Mikey: ¿Y bien? ¿Cómo está?
Mitsuya: ¿A qué te refieres...?
Draken: Antes la tenía toda negra... Mikey, no tienes ni una marca. Solo los portales.
Sanzu: Que sepas que no hay devoluciones, eh.
Mikey: Entonces, ¿dónde está Senju?
Esa pregunta resonó en sus cabezas. Pero esa pregunta resonante no tenía respuesta exacta. Senju ya no parecía estar en el cuerpo de Mikey ya que el veneno negro le había desaparecido por completo... Pero, esa no era la verdadera pregunta, sino... ¿Cuáles eran las nuevas intenciones de Senju...?
Si no tenían respuesta, tendrían que buscarla. Nada más hacer la pregunta, Draken agarró el teléfono y se lo puso en la oreja. Se fue del cuarto por privacidad.
Mikey: ¿A dónde va?
Mitsuya: Supongo, que es nuestra única opción...
Chifuyu: ¡¿Qué dices?! Entonces... ¡¿Lo va a llamar, lo va a llamar?!
Takemichi: Sí, lo va a llamar...
Chifuyu sonrió a más no poder. De hecho, hizo catapulta en su silla con sus pies y casi se caía para atrás. Tenía los dos brazos aún un poco rotos, pero ya mejor. Por eso, cuando vieron que estaba al borde de caerse, Mitsuya y Takemichi se lanzaron a cogerle. Pero al final, ellos se terminaron comiendo el suelo. Sanzu y Mikey suspiraron.
Sanzu: Menudos idiotas estáis hechos...
Mitsuya: Hablaste...
La verdad, es que la última pelea les había dejado secuelas a todos. Chifuyu tenía los dos brazos rotos, pero Takemichi y Draken uno cada uno. Mitsuya había tenido varias operaciones en algunos lugares del cuerpo por los efectos secundarios del mechero y ahora usaba una muleta para andar mejor. En cuanto a Sanzu, no había mejorado mucho. Tenía alguna movilidad, pero muy poca. Dejando las descripciones, Draken entró de nuevo en el cuarto, dejando el teléfono a un lado. Suspiró.
Draken: Otra vez el maldito contestador...
Chifuyu: ¡¿Qué...?! ¡Menuda decepción...! ¡¿Por qué nos haces esto, exorcista?!
Takemichi: Bueno, Mikey... Espero que ya te encuentres mejor, pero yo me tengo que ir ya si quiero aprobar el curso... Porque con los exámenes que llevo últimamente... Mi media será de cuatro como mucho.
Chifuyu: ¡¿Tanto?! ¡Ah, es cierto! Que mañana es el de ciencias... Sanzu, nos vamos.
Al momento, se negó rotundamente. Él quería quedarse con Mikey y Chifuyu no le iba a hacer cambiar de opinión. Pero, no tuvo opción, le cogió del manillar y empujó. Se tuvo que despedir de Mikey para ponerse a gritar. Desde hacía unas semanas, Sanzu había dejado su casa ya que no tenía dinero para pagarla y Takeomi... Ya no estaba. Desde entonces, Chifuyu le había dejado una cama para que pudiese vivir allí con él. Si alguien se lo preguntaba, no le había hecho ni pizca de gracia tener que vivir allí. Pero es que encima, no vivían ellos solos. Vivía también su madre, un gato y... ¡Baji! Claro, él ya no era un humano, no podía ir a su casa a vivir, por lo que también vivía allí con Chifuyu. Como la cama debía ser para Sanzu por sus huesos, Baji dormía... En el sofá. No podían ser más cutres. Pero Baji había salido con Izana, ya que se negaba a ver a su hermano después del hospital. Seguía teniendo malas vibras, según él. Por eso, le había alejado de allí. Y por esa razón, ahora Chifuyu tenía que irse a casa él solo empujando a Sanzu para ir a estudiar. Bueno, Sanzu también debía estudiar, pero no quería, así que a veces abría el libro... O lo ojeaba... O a veces lo mordía... Pero de estudiar poco. Chifuyu al menos hacía el esfuerzo. Como era tarde, tuvo que ponerse a estudiar después de cenar. Se encerró en su cuarto con Sanzu dentro.
Sanzu: ¿Qué vas a hacer...?
Chifuyu: Estudiar ciencias, ¿qué te crees?
Sanzu: Que eres un rollazo. Solo estudias y estudias para luego sacar doses o treses...
Chifuyu: Si vas a criticar, métete en la cama y déjame en paz. Que vale que yo sea un rollazo pero tu eres un pesado de los grandes.
Sanzu suspiró, pero obedeció. Se aupó en la cama y se tapó con toda la sábana, contando la cabeza. Chifuyu lo notó y decidió intentar no hacer ruido estudiando. Si se dormía, ya le dejaría un poco tranquilo. Y eso era lo que quería. Se lo leyó un par de veces en silencio. Aún faltaba Baji por allí, así que, mientras no estuviese, estudiaría. Así, durante casi quince minutos estuvo. Leyendo una vez, y otra, y otra más... Aunque no se estaba enterando de la mitad, pero lo intentaba. Eso hizo, hasta que notó como alguien le tocaba por detrás. No había sido Baji ya que le habría tirado del pelo para saludar seguramente, así que...
Chifuyu: ¿Qué te pasa? ¿No te puedes dormir, Sanzu?
Se giró. Y al hacerlo, notó como se le paraba un momento el corazón. En la cama estaba Sanzu, con los ojos cerrados, completamente dormido con la sábana sobre su cabeza. Pero, había algo más aparte de eso que le asustaba más. Y es que no había sido Baji, ni siquiera su imaginación... Sino que allí, enfrente, le esperaba una figura sonriente que se rascaba la cara. Pelo blanco, estatura pequeña, ojos azules, una sonrisa diabólica... No podía ser... ¡Otra vez, no podía ser! Chifuyu perdió la paciencia nada más verla, y ya incluso le dio igual que Sanzu durmiese.
Chifuyu: ¡Maldita sea, idiota! ¡¿Otra vez vuelves para quedarte con Sanzu?! ¡Pues que sepas que te voy a lanzar la silla a la cara, porque te odio!
Senju: Vaya declaraciones... Pero no, no puedo coger a Sanzu... Tú exorcista ha creado un campo contra mi alrededor de Sanzu y ahora no me puedo acercar...
Chifuyu: Ah. Eso cambia las cosas... Lo siento, Senju.
Asintió seria. Aún así, Chifuyu se puso delante de él por lo que pudiese hacerle. La silla tenía unas ruedas, por lo que ni siquiera tuvo que levantarse. Senju suspiró y se acercó a él. Estaba nervioso, incluso sudaba un poco. Le tocó la cara hasta cogérsela con las dos manos. Sus movimientos eran lentos, pero hablaban por sí solos.
Senju: Chifuyu, me pareces alguien misterioso... Aún siendo tan buenos amigos todos estos años, sigo intrigada... Dime, si tienes los brazos tan rotos, ¿qué haces defendiendo a mi hermano...?
Chifuyu: Tú eres la misteriosa... Por ejemplo, si hoy estabas con Mikey, ¡¿qué demonios estás haciendo aquí en mi cuarto?! ¡Ni siquiera te he invitado!
Senju: Que pesado... Vengo a verte a ti... Chifuyu, tengo que pedirte algo.
Chifuyu apretó los dientes. No quería hacer pactos con Senju, esos ya se los sabía bien... Y si no lo cumplias, morías, como Inui y como Koko... Pero, ahora Senju era un espíritu débil sin muchas fuerzas, sin mechero y sin mcuho color, ¿qué malo podía hacerle? Entonces, Chifuyu suspiró fuerte, mirando a Sanzu. Se decidió que preguntar sería lo mejor antes de hacer cualquier pacto de esos.
Chifuyu: ¿Qué quieres de mi...?
Ella sonrió como siempre. Eso hizo que Chifuyu se pusiese más nervioso, incluso pensó que había sido una mala idea preguntarlo. Le cogió por las mejillas mientras sonreía a más no poder. Daba mucho miedo. Y más, cuando se acercó a su oreja y le susurró...
Senju: Tú cuerpo...
En ese momento, Chifuyu apretó los dientes. Sabía que había sido una mala, muy mala idea. Debía defenderse aún con los dos brazos rotos. Le dio un cabezazo, pero lo traspasó. Entonces, Senju levantó la mano y le crujió el codo, el que mejor tenía. ¿Débil? ¡De débil no tenía nada! Senju era igual de fuerte que siempre, el exorcismo no había servido. Le subió el brazo roto y le cogió la cabeza bajo su hombro. Chifuyu no pudo moverse. Senju se rió entre dientes. Él miró a su cama, buscando ayuda.
Senju: Quiero que sufras... Quiero verte sufrir...
Chifuyu: Tsk... Sanzu... Ayuda...
Senju: No pidas ayuda.... No te servirá.
Le dio un codazo en la espalda y le crujió algo de por ahí dentro. Aún agarrando su espalda, Chifuyu no soportó el dolor y la paciencia de esperar ayuda. Miraba a Sanzu que seguía tan dormido que no se enteraba de nada. Pero lo iba a hacer, e iba a ser por las malas.
Chifuyu: ¡Sanzu...! ¡Ayúdame...!
Senju: ¡Qué te calles...!
Le dio una patada en la tripa, y luego otra, y otra más... Hasta que Chifuyu se rindió a llorar. Sanzu no le oía, ahora parecía estar todo perdido. Senju sonrió tan feliz. Sufrir... Eso era lo que quería que hiciese... Tras eso, levantó la mano y le giró una parte de la cadera para que no se pudiese mover. Senju se acercó a su oído.
Senju: Por cierto... Ahora que vas a morir... Podrás reencontrarte con tu amigo el exorcista... No fue muy difícil acabar con él, casi igual de fácil que Takeomi...
El exorcista... Había muerto y no lo sabía siquiera... Pero, acababa de revelar sus planes. Quería matarle allí mismo en su cuarto. Luego, seguramente culparía a Sanzu aunque era imposible que le hubiese podido hacer tal cosa. Pero, ¿por qué iba a por él si había tantísimas opciones más? Segurmanete, era por tener los dos brazos rotos. Estaba débil, sin poder defenderse, y ahí había aprovechado. Pero no se iba ni a cortar, se lo iba a cargar allí en la primera aparición y se lo quitaba de encima. Eso le aterraba. Aprovechando que se había rendido, quiso hacerlo más divertido y le crujió una parte de dentro de la tripa, ni siquiera sabía que hueso había roto... O si acaso era un hueso. De todos modos, Chifuyu empezó a vomitar, no solo sangre, como les pasaba a las primeras víctimas de este tipo de ataques. Eso la alegró más, pero de pronto, se le fue toda la alegría. Alguien abrió la puerta como si la hubiese querido tirar al suelo. Ahí entró Baji rascándose la cabeza.
Baji: Chifuyu... Sé que son casi las dos, pero es que Izana...
Le costó ver lo que pasaba. Senju le miró con muchísima sorpresa y Chifuyu ya no estaba ni consciente. Baji sí que estaba sorprendido, puede que el que más. ¡¿Qué demonios estaba pasando allí?! Como sabía como espantar a Senju, fue corriendo a la cocina a por algo de metal. Debía ser rápido, antes de que se lo cargase allí. Pero, Senju ya se sabía el truco. Aprovechó para meterle varios codazos por la parte de la espalda y el cuello. Debía dejarlo por lo menos todo lo malherido que pudiese. Entonces, volvió Baji con un tenedor y un cuenco de metal. Empezó a hacer ruido por todo el cuarto. Senju les miró desafiante y suspiró.
Senju: Tú ganas... Otra vez...
Baji: Muérete maldita.
Se evaporó, tirando a Chifuyu al suelo. Baji miró la escena hasta que desapareció y luego, se agachó a ver a Chifuyu. Tenía mal aspecto, muy malo. Algunos huesos nuevamente rotos y otros que nunca los  había tenido. La cosa pintaba muy mal, y más cuando vio que no reaccionaba.
Baji: ¡Chifuyu...!
Sanzu: ¡¿Pero sabes que maldita hora es?! ¡¿Cómo entras gritando en el cuarto a hacer ruido, idiota?!
Baji: Que te calles... Chifuyu no me responde... Me lo voy a llevar al hospital... Está todo lleno de sangre...
Sanzu se levantó apretando los dientes para ver lo que decía Baji. Era cierto, todo. El pobre Chifuyu medio muerto en el suelo y lleno, llenísimo de sangre. Baji decidió que llevarlo al hospital era la mejor opción, por lo que pudiese pasar. Pero entonces, abrió los ojos. Baji y Sanzu le miraron con intriga hasta que se levantó tambaleándose. Baji le sujetó.
Chifuyu: ¿Dónde estoy...?
Sanzu: En el fondo de una alcantarilla.
Baji: Idiota, ha perdido la memoria... Pero esa ha sido buena. Chifuyu, estás en tu cuarto. ¿Te encuentras bien? ¿Quieres ir al hospital?
No pareció entender lo que le decían. Pero más o menos lo hizo al ver la sangre a su alrededor. Baji contó lo que había visto, pero no parecía recordarlo. Aún así, se negó a ir al hospital.
Chifuyu: No me encuentro mal del todo.
Baji: Estás sangrando ahora mismo.
Sanzu: Déjale.
Chifuyu: Seguro que durmiendo se pasa...
Sanzu: ¿Y el examen?
Chifuyu: ¿Cuál?
Sanzu: Ninguno, vamos a dormir ya.
Tampoco pareció entenderlo, pero se tumbó en la cama mientras Baji le iba mirando herida por herida y hueso por hueso. Tenía varios golpes en la tripa, en la espalda y demás... Pero decía que no estaba mal... Había algo raro... Sobretodo, la aparición de Senju allí como si nada. Eso era lo más extraño. Lo fue a comentar con Sanzu, pero a diferencia de él, Baji no tenía que madrugar. Esa noche, se quedó en la habitación de Chifuyu vigilando por si volvía Senju. Hombre, tenía el armamento y todo ahí detrás, así que si volvía, la obligaría a desaparecer...

Al día siguiente, todos volvieron a las clases de siempre. Baji, como si fuese un ángel de la guarda, estuvo tras Chifuyu desde que llegaron a clase. Parecía encontrarse bien, no le dolía nada y no se quejaba. Incluso, parecía que nunca se había encontrado con Senju el día anterior...
Takemichi: Baji, ¿qué haces aquí en clase?
Baji: Eh... Yo no estoy en clase... Yo soy un fantasmito...
Takemichi: Ni siquiera es tu clase...
Baji: Me da igual, en todas me duermo...
Takemichi: Chifuyu, ¿has estudiado?
No entendió. Takemichi dio por hecho que estaría nervioso y no quería hablar del tema. Aún así, Baji los miró muy de reojo. No se fiaba... Había algo raro en el comportamiento... Pero, él también dio por hecho que sería porque había perdido la memoria tras los golpes de Senju. Aún así, le tendría bien vigilado...
Chifuyu: Baji, fuera de mi clase.
Baji: ¿Cómo...?
Chifuyu: Si estás aquí, no me concentro nada... Así que fuera.
Takemichi: Y si no estuviese Baji, tampoco te concentrarías.
Chifuyu: Exacto, pero me concentro menos con Baji aquí.
Baji: ¿Yo no soy tu "Baji-san"?
Chifuyu apretó los dientes y le mando una tercera vez fuera de clase. Baji abrió los ojos mucho, pero decidió irse. Le vigilaría desde otro punto...

El final de SenjuWhere stories live. Discover now