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En lo que el pesado intinerario de Enhypen en sus meses de promoción era aplazado, habían tenido la grata oportunidad de participar en un sin fin de programas de televisión, realizar lives grupales y subir actualizaciones constantes en Weverse, Instagram y Twitter.

Los siete chicos estaban obteniendo atención y críticas no por debajo de la excelencia absoluta con su nuevo comeback. Todos en el medio, en el fandom, en la industria en sí sabían que se encontraban frente a la hazaña más violenta de talento y carisma dentro de un mismo grupo. No tenían competencia más que ellos mismos superándose en cada lanzamiento.

Son el futuro de la industria.

A su vez estaba de más señalar los rumores injustificados, hipócritas y envidiosos con los que trataban rozarlos. Especialmente Niki ese último tiempo, el más joven del grupo ya había coreografiado, compuesto, colaborado, mejorado y había sido premiado con el triple de logros que una persona promedio de las que tiraban comentarios maliciosos lograrían hasta con cien años más de vida.

Niki se encontraba riendo frente a su teléfono con euforia, leyendo memes con los que su amado fandom lo protegía de toda esa basura, la cual al fin y al cabo a él le iba y le venía puesto que era muy consciente y seguro de sus habilidades o de sí mismo y del talento de sus compañeros en general. Asomaba una sonrisa auténtica y luminosa mientras descansaba en el camerino que se le fue asignado al término de sus grabaciones en aquel programa de variedades, sumido plenamente en los comentarios de apoyo de su amado Engene.

Acababan de filmar con unos presentadores que al menor le cayeron demasiado bien, puesto que los habían tratado a todos con corazón y madurez, lograron hablar de sí mismos y expresarse libremente sin tener que evadir preguntas de dos caras o realizar actividades vergonzosas donde traten de infantilizarlos, sin perder la diversión.

Se detuvo un momento en las interacciones que había tenido con sus queridos amigos, sin duda se rió más de la cuenta con las ocurrencias de Jay, se apenó de flaquear al dirigirse a Heeseung o Jungwon de manera informal, protagonizó travesuras con Sunoo o falló en su intento de comprender lo que Jake decía en inglés mediante un juego de traducción en el que habían participado. Luego pensó en Sunghoon, el chico que aunque no le gustaba admitirlo, lo hacía reír internamente más que nadie con sus bromas del siglo anterior, lo dejaba sentirse querido cuando lo abrazaba y le sonreía con amabilidad, también cuando lo dejaba actuar despreocupadamente mientras le contaba sus cosas.

Amaba la forma en que conectaba con Sunghoon, en que cruzaban miradas y al instante pareciese que todo estaba bien, cómodos, seguros.

Y justo cuando pensó que no le molestaría responder algún post en Weverse de sus fans en ese corto tiempo que tenía de reflexión antes de seguir con su agenda, la voz que últimamente lo traía delirando se coló a través de su oído, despertando chispas en su estómago que no tardaron en ponerlo nervioso.

- ¿Niki are you oki...? -le fue susurrado en un tono divertido pero con un filtro de voz abrumador.

- ¡Su-Sunghoon Hyung! -en respuesta codeó el abdomen contrario como reacción rápida, logrando que el mayor se contraiga mientras reía.- Qué espanto, ya terminó el programa y sigues diciendo cualquier cosa...

Automáticamente Sunghoon tomó el celular de su menor con la intención de su reacción molesta; formándose en sus lindos labios pomposos, el puchero más adorable del planeta, provocándole a Park no sólo una amplia sonrisa, sino también alguna que otra emoción escondida.

- Eres un pesado, Hyung, no te bastó con hacerme cosquillas, arrancarme prácticamente las mejillas, abrazarme como peluche y soplarme el cabello frente a cámaras sino que también te aprovechas de mi buen humor post-producción -Niki resopló y bebió de su botella de agua mientras fulminaba al castaño con la mirada.

camerino ; hoonkiWhere stories live. Discover now