3

15 3 0
                                    

19 de Agosto de 2017.

Las vacaciones estaban llegando a su fin. Me sentía triste y cansada, mi cabeza no sé detenía, solo sobrepensaba de más, agotandome. Pues, la universidad era un cambio drástico en mí vida diaria, era más que mí futuro.

Cómo última salida de estás vacaciones tan divertidas—ironicamente hablando—decidimos salir a bailar con Lucero y Sussan a un bar nuevo que abrió hace ya unos meses atrás: Horizonte. Aunque, yo había aceptado por la comida

—¿Que les parece si hoy pierdo mi dignidad?

Lucero rio desde el baño de mi habitación por las palabras de Sussan, logrando que nuestra amiga se volteara ofendida mientras la morena salía del baño ahora maquillada.

—¿Aún tienes, Su?

—Una pizca, ¿Y tú?

Oculte mí sonrisa al oir a mis amigas mientras terminaba de atar los cordones de mis zapatillas, luego acomode mí cabello y me asome a la puerta de mí habitación para gritarle a Criston que estábamos listas así nos llevaba ya que habíamos arreglado que el sería nuestro chófer de ida y Julieta, la madre de Lucero, nuestra chófer de vuelta.

Cuando Criston nos avisó de nuestra gloriosa llegada observé el letrero neon con el nombre del bar brillando. Me despedí de mí padrastro y tome mí celular para avisarle a mí madre que Criston ya estaba yendo para casa. Pero antes de apagar la pantalla, me dirigí hacia el chat de Jorge.

Yo: ¿Libre mañana?
¹¹:¹²pm

Don Jorge: Depende para que, Gales. Mi tiempo es oro.
¹¹:¹⁴pm

Yo: ¿Oro real?
¹¹:¹⁴pm

Apague mí celular e intenté ir al mismo paso que mis amigas ya que me había quedado un poco atrás, pero cuando la puerta del bar se abrió un olor extraño inundó mis fosas nasales, revolviendo mí estómago.

Un raro presentimiento aceleró mí corazón.

—Siento que está noche no será como pensamos, Su.

Frunció el ceño y se asustó al oír algo de vidrio romperse tras nosotras, nos giramos y encontramos a un hombre alto un poco borracho riendo al ver que delante de sus pies estaba su bebida derramada en el piso, Sussan se acomodo el cabello y respiro hondo mientras volvía a mirarme.

—Creeme que yo también, Virginia.

—Oh, vamos, no se quejen—dijo Lucero mientras se sentaba en una de las mesas desocupadas—. Disfruten la noche, estará todo bien. Luego de cenar bailaremos un poco y olvidaremos algunas penas.

Me senté al lado suyo y volví a tomar mí celular al sentir su vibración.

Don Jorge: Sí. ¿Que necesitas?

Yo: Distraerme contigo, pero si tienes planes y tú tiempo de oro se está agotando, no te preocupes.

Don Jorge: De hecho, solo tenía planeado deprimirme comiendo comida que no debería porque arruina el esfuerzo de mi ejercitamiento. Pero acepto.

Don Jorge: Te pasaré a buscar por la mañana así también vamos a almorzar unas hamburguesas. Romperé mi dieta contigo, siéntete importante.

Sussan carraspeo.

—Hable con Donovan.

Sonreí—. Eso es bueno, ¿o no?

Sabor MielWhere stories live. Discover now