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Final

Felix estaba a mi lado, sentados en las sillas de la sala de espera. Jiwoo se paseaba de un lado a otro, muy nerviosa, mucho más que Sunwoo, su padre, quien estaba al borde del colapso en ese preciso momento mientras Chaewon estaba en trabajo de parto de su segundo hijo.

—¿Y si tiene problemas? ¿Y si el bebé no puede salir? —reprimí mi risa para no ponerlo más nervioso, pero le dije con tono tranquilizador.

—Sunwoo, estuviste tal cual cuando nació Jiwoo, si Chae lo pudo hacer una vez, lo hará dos veces —revolvió su cabello, con la incertidumbre en el rostro. A veces me preguntaba de qué forma hubiese reaccionado Felix de yo poder tener hijos. Me imaginaba que estaría peor que Sunwoo, respirando junto conmigo y gritando de las contracciones, cuando el del dolor sería yo.

Jiwoo finalmente se sentó en la silla frente a mí, se veía ansiosa y emocionada, pero había algo más, una cosa que la molestaba y que no pasaba desapercibida antes mis ojos.

De pronto, irrumpió en la habitación Heeseung, venía solo, sin su pareja.

—¿Ya ha nacido? —preguntó.

Todos negamos con la cabeza y él suspiro aliviado. Al parecer, había hecho una carrera desde el estacionamiento al hospital. O tal vez desde la casa, lucía demasiado agotado.

—¿Hace cuánto que entró? —preguntó otra vez.

—Cuatro horas —contestó Felix. Lo que no había cambiando eran sus ojos y ese brillo que tenía en su mirada cuando estaba muy feliz, como ahora.

Heeseung se sentó a mi otro lado y apoyó su cabeza en mi hombro, para ser un adulto, seguía creyéndose un niño pequeño, y eso en parte era mi culpa, lo había consentido demasiado cuando se unió a la familia que algunas costumbres nunca se iban.

Y me alegraba que no lo hiciera, porque mi favorita era la que Felix estaba haciendo en esos momentos, acariciaba mi mano y mis dedos con la suya. Ya no lo hacía para disculparse, con el tiempo el significado de ese gesto había cambiado, ahora lo hacia cuando estaba a gusto con la situación.

—Familia de Kim Chaewon —llamó de repente una enfermera. Felix hizo una mueca que pasó desapercibida para los demás, menos para mí, conocía muy bien ese gesto. Aún le molestaba el hecho de que Chaewon no llevara su apellido, no soportaba la idea de que ahora compartiera su amor con otro hombre. Seguía siendo un celoso sin remedio.

Todos nos pusimos de pie y Sunwoo empalideció de inmediato, esperando malas noticias. Nos acercamos a la enfermera y ella nos sonrió a todos, nos calmamos y sonreímos también, menos Sunwoo, que seguía encerrado en el mundo de las tragedias.

Chaewon era una chica muy optimista, divertida y hacía locuras cada cinco minutos sin medir riesgos. Sunwoo era todo lo contrario, y a veces Felix se preguntaba que como es que su pequeña se casó con alguien como él. Le hacía callar enseguida, porque nosotros éramos prácticamente iguales, con otras características, pero tan opuesto como Chaewon y Sunwoo.

Suponía que por eso también se ponía celoso Felix.

—Es una niña saludable, pueden pasar a verla en diez minutos, pero entren a pocos —nos informó la enfermera. Entró otra vez a la sala de parto y todos nos quedamos más aliviados.

Los primeros en pasar a ver a Chaewon y a mi nueva nieta, serían Felix y Sunwoo. Yo me quedaría con Jiwoo y Heeseung esperando nuestro turno.

Felix entró feliz a la sala para al fin poder ver a la "razón de su existir", mientras que Sunwoo lo hizo temeroso, pero decidido.

— Iré a la cafetería por unos caramelos, ¿quieren algo? —inquirió Heeseung. Jiwoo y yo negamos con la cabeza y él se encogió de hombros—. Bueno, regreso en unos minutos, cualquier cosa, me llamas al celular, papá.

Bajó por el ascensor y nos dejó a solas.

Jiwoo ya estaba mucho más relajada, pero seguía habiendo algo que la incomodaba.

—Chiquita, ¿qué sucede? —con sólo una mirada bastó para saber lo que le sucedía—. ¿A qué le tienes miedo?

—A que mis padres se olviden de mí —sí, tenía razón.

Sonreí como nunca, porque conocía demasiado bien ese sentimiento de sentirse invadido por alguien nuevo y que venía a cambiar todo tu mundo. También esa inferioridad, ese pensamiento de no ser querido por los demás. Todo eso me recordaba a algo.

—Cariño, cuando adoptamos a tu tío Heeseung, hubieron ciertas diferencias, pero...

—Abuelo Bin, no es lo mismo, porque mamá tenía casi dos años y no recuerda nada. Yo tengo doce, y esa... niña... se robará todo el cariño de mis padres.

Sé que debía decirle que no pensara eso de su hermanita, que la terminaría adorando, pero me limite a sonreir como antes.

—Jiwoo, cariño, te contaré una historia. Tal vez, las circunstancias no son las mismas, pero si los problemas. Había un chico mucho mejor que un chico castaño, y él estaba inseguro porque creía que todos lo querían más al chico mejor que a él.

Jiwoo me miró y luego a mi cabello, ya lo tenía natural nuevamente, después dirigió su habitación donde descansaba su madre y supe que había adivinado de quién se trataba esta historia.

Me lo preguntó con la mirada y yo asentí, así que ella no dijo nada más y se echó para atrás acomodándose en la silla con las piernas cruzadas como un indio sobre la silla.

—Todo empezó cuando yo tenía diez años, mamá se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido liso de seda rosa y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando BangChan, Lia y Minho venían a jugar a casa...

—Todo empezó cuando yo tenía diez años, mamá se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido liso de seda rosa y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando BangChan, Lia y Minho venían a jugar a...

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𝑀𝒶𝓇𝓇𝓎 𝑀𝑒 || 𝐿𝒾𝓍𝒷𝒾𝓃 /𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝓁𝒾𝓍 Where stories live. Discover now