Prefacio

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Christina

Cerré los ojos por un segundo y cuando los volví abrir todo seguía tal cual, nada había cambiado. Aquel latido seguía resonando con fuerza llenando cada espacio de la habitación. La señora Dupont seguía sosteniendo mi mano y el médico me miraba con una sonrisa dibujaba en los labios ¿Cómo me sentía yo? Esa era la gran pregunta. Sentía una mezcla de sentimientos que iban desde la angustia y felicidad, sin embargo en el fondo estaba llena de terror. Tenía miedo porque esto cambiaba todo de mil formas diferentes.

—Excelencia —me llamo la señora Dupont y tuve que sacudir un poco la cabeza para poder regresar a la realidad — ¿Escuchó la recomendación del doctor? —me cuestionó, sin embargo no había escuchado nada. Negué con la cabeza.

—Le recomiendo reposo absoluto excelencia, quizás un mes o más hasta que el feto se encuentre fuera de peligro. Su gastritis le está afectando y debemos evitar que sufra una perdida —el médico había dicho eso con mucha seriedad y no puedo negar que me asustaron sus últimas palabras.

—Pero debo casarme —dije sin pensar. Clave la mirada en la señora Dupont y está me miró con ternura.

—Creo que eso no va a ser posible excelencia, no por el momento —aunque lo intente, no pude sentirme aliviada, porque sabía que esto despertaría al demonio dentro de Paxton. Esto desataría una tormenta la cual no sabía si estaba lista para enfrentar.

Me que en silencio por un largo momento sopesando todo lo que estaba pasando y buscando una razón lógica. Posponer la boda significaba muchas cosas y una de ellas era ganar un poco más de tiempo para desenmascarar a Paxton, no obstante ahora había algo más que debía proteger con mi vida. La criatura que crecía en mi vientre un ser inocente y sin mancha que no tenía la culpa de nada y que por más que lo intentara no lo podría ocultar por mucho tiempo. Mi físico me regalaba una pequeña ventaja, pero un bulto tan grande a fin de cuentas iba a ser demasiado notorio.

— ¿No hay opción? —pregunte por última vez mirando fijamente al médico y este negó efusivamente. —Entonces debe encargarse de toda señora Dupont y cuando digo todo hablo de las represalias —hizo una inclinación de cabeza y luego me miró con una sonrisa en los labios. Sabía que no había podido evitarla.

Tenía la certeza de que está situación solo provocaría que el monstruo sacara sus garras, pero no podía negar que muy en el fondo me sentía un tanto aliviada, por qué está era una oportunidad. Una que no podía ser desaprovechada. Una que quizá me llevaría de vuelta a los brazos de Andrew.

***

El sol estaba a punto de salir cuando llegamos a la villa y como era de esperarse tanto Paxton como su madre esperaban por mí en la entrada de la casona. Su guardia me ayudó a bajar del vehículo y a regañadientes acepte. Fue inevitable encontrarme con la mirada desconfiada de aquel hombre y sentirme descubierta ante él. Paxton tenía ese poder el de hacerme sentir vulnerable y pequeña antes sus ojos. Nuestro pasado junto le había dado cierta ventaja sobre mí.

—Su excelencia debe descansar —se apresuró a decir la señora Dupont con tono severo —Y usted y yo señor Hall tenemos que hablar seriamente — la miro con desconfianza y luego volvió a posar su mirada sobre mí. No soporte el peso de la misma.

Mi tía Amelia apareció ante nosotros en aquel momento y se apresuró apartarme de los brazos de aquel guardia. Me sostuve de ella y la dejé que me escoltara hasta mis aposentos. No dijo nada, solo me llevo hasta mi habitación y me ayudó a recostar sobre la cama despacio. Le tome la mano cuando está me dio la espalda y se la apreté con fuerza para que entendiera que la necesitaba más que nunca.

—La boda será pospuesta —se giró hacia mí y me miró preocupada. Aunque también sabía que aquellas palabras aligeraban un poco el peso que cargaba.

—No tienes que decirme las razones, solo debes saber que estoy aquí para apoyarte, siempre estará contigo Christina —sabía que sus palabras eran sinceras, sin embargo no estaba lista para decirle sobre el bebé. Existían cosas que mi tía y yo como familia debíamos sanar.

—Las cosas se pondrán oscuras, pero te prometo que la luz que tengo para alumbrar esa oscuridad será más poderosa y deslumbrara tía. No estoy dispuesta a dejar que nadie la quiera apagar-se acercó y dejo un beso sobre mi frente al tiempo que aquel hombre irrumpía de manera estrepitosa interrumpiendo nuestra conversación.

Nos sostuvimos las miradas y luego de aquel largo e incómodo silencio decidí hablar.

—Déjeme a solas con el duque —le pedí a mi tía quien dudo por un momento, pero luego abandonó la habitación.

Paxton se acercó a la cama, se sentó sobre está y me taladro con su oscura mirada. Estaba molesto, la rabia lo estaba consumiendo, pero estaba en modo contención y no haría ningún movimiento brusco. Él tenía todas las de perder, no yo, todavía no estaba casada con él así que su poder era limitado y si quería lograr su objetivo sabía muy a su pesar que debía ceder a todo.

—¿Qué pretendes? —Inquirió con los dientes apretados —Ya sea mañana u otro día serás mi esposa, solo mía Christina, sin embargo parece que no lo haz entendido —sentí algo distinto en su forma de dirigirse hacia mí, pero no pude descifrarlo.

—Imagino que la señora Dupont dejo los puntos claros. Si sigo adelante en mi estado de salud las cosas pueden salir muy mal para todos. Te recuerdo que si algo me pasa antes de firmar ese papel, tu plan se irá a la mierda y todos sabrán que estas en la quiebra—me miro sorprendido, porque no se imaginaba que yo lo sabía. —Tú y tu familia me necesitan su excelencia no lo olvides —se inclinó sobre mí y el corazón me comenzó a latir desbocado.

Este latido era distinto, no era como los que había sentido en su presencia anteriormente.

—No quieras jugar conmigo Christina —miro mi boca con lascivia y luego clavo su mirada en la mía de manera intensa, tanto que la tensión podía sentirse en el aire y trague con dificultad.

—Estas demasiado cerca —dije casi en un susurro ahogado y me arrepentí en ese mismo momento de haber hablado.

—Entonces no tientes a este demonio, porque sabes que me paciencia es limitada —levanto la mano en ese justo momento, paso el pulgar con delicadeza por mi labio inferior y yo me quede congelada. Sabía que solo buscaba saber cuánto me afectaba su cercanía.

Sin embargo se apartó rápido como si aquel gesto le hubiese quemado la piel, se puso de pie y se aproximó hacia la puerta. Se quedó un momento allí de espaldas hacia mí; luego la abrió y se perdió detrás de ella. Cerré los ojos y coloque la mano sobre el pecho ¿Qué demonios había sido eso? ¿A qué estaba jugando Paxton Hall?

Un rey a su medida (Plus size Queen #2)Where stories live. Discover now