2-Brownies

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Tuvo que levantarse realmente temprano para comenzar a cocinar. Le gustaba hacer comida de vez en cuando, pero solo cuando no se distraía ni un segundo. Tenía una suerte terrible y terminaba quemando todo lo que se proponía a preparar.

Tenta Culos dio vueltas a su alrededor, graznó y lo picó para llamar su atención. Quackity por su parte solo estaba concentrado en mezclar todo correctamente y seguir las instrucciones al pie de la letra.

—¿Crees que le gusten? —preguntó a su pato, quien graznó una vez más como si en verdad pudiera responderle—. Roguemos porque no sea alérgico al chocolate.

Se decidió por preparar brownies. Eran fáciles de hacer, de cortar, y si algunos les sobraban podía comerlos a lo largo de la semana sin problema alguno.

Vertió toda la mezcla en el molde y lo puso en el horno. Puso un temporizador de 40 minutos y se sentó frente al horno para no perder los brownies de vista.

Después de diez minutos le dio de comer al pato, a los veinte minutos estaba leyendo una revista arrumbada debajo de la encimera de la cocina, a los treinta ya había abierto el horno y revisado el estado del brownie más de cinco veces.

Cuando los dichosos cuarenta minutos llegaron y pudo comprobar que no estaba crudo poniendo un palillo en su interior al fin pudo respirar. Lo había logrado, maldita sea. Unos brownies perfectos para su vecino qué tal vez tenía novio.

Hizo una mueca recordando el día anterior. "Mi niño", "Auroncito", eran apodos ridículos y aún así se moría de celos.

—Más le vale que me acepte los brownies. Si ya me hizo un amarre, que se aguante por cabrón —se quejó, de nuevo dirigiéndose a su pato, mientras cortaba los brownies.

—Cua.

—Exacto.

Puso todos los pedazos que quedaban en un recipiente y los que le llevaría a Luzu en otro. Se preguntó si debía esmerarse más en la presentación, pero recordó que se suponía que todo era espontáneo.

Intentó no temblar demasiado de camino a la puerta aunque fue mayormente inútil. Estaba nervioso, verdaderamente nervioso. ¿Cómo podía causar todos esos sentimientos en él?

Salió del apartamento y tomó un gran respiro de camino a la puerta del contrario. Tuvo que tomar un par de segundos para calmarse y cuando al fin se sintió listo tocó la puerta.

—¡Voy! —dijo una voz apenas distinguible por detrás de la puerta.

Quackity se aferró al recipiente, casi a punto de desmayarse cuando la puerta se abrió y...sorpresa. No, ese no era Luzu, era Auroncito.

—¡Hey! Eres nuestro vecino de enfrente, ¿no?

¿Nuestro?, pensó Quackity, pero solo asintió.

—Bien, bien. ¿Cómo está tu mano?

—Mejor —respondió y le mostró su mano vendada—. Ya no me duele tanto.

El contrario le sonrió brillantemente hasta que al fin recayó en el recipiente en las manos de Quackity. Este también se dio cuenta de que no había dicho nada para justificar su presencia.

—Umm, me sobraron brownies, y quería traerle...traerles un poco, por lo de ayer.

—¡Gracias! Oh, Luzu no ha llegado, pero podemos esperarlo si quieres. ¿Te gustaría algo de café?

Bueno, había sucedido, solo no de la forma que esperaba.

—Claro.

—Anda, pasa —dijo y siguió con un—. Me llamo Auron, por cierto.

Apartamento 512 {Luckity}Where stories live. Discover now