Embarazo y confianza

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Embarazo y confianza

Había un ruido, parecía muy lejano, Harry no podía comprender de lo que se trataba hasta que enfocó sus pupilas en una oscura mirada que le veía confundido mientras liberaba a Abbatelli de sus ataduras. El Veela se abrazó con fuerza de Severus al poder moverse y hundió su rostro en el cuello del hombre, llorando asustado. Harry estaba más confundido cada segundo... ¿cuándo había llegado Severus? ¿Por qué lloraba Ángelo?... tal vez estaba enloqueciendo, aunque unas náuseas continuas al mirar a su rival le hacían sentir que no, que la repugnancia que sentía le demostraba que no había imaginado nada, que la noticia era real.


— ¡Gracias al cielo que llegaste! —exclamaba Ángelo agobiado—. ¡Harry me atacó enloquecido, quería matarme porque le dije que tú me amabas, Severus, y que estarías feliz cuando te dijera que estoy esperando un hijo tuyo!


Severus dejó de mirar a Harry para fijar sus ojos negros en su pareja, ¿acaso había escuchado mal? Su expresión era de absoluto desconcierto y Harry supo que Severus no estaba enterado... tenía que reconocerlo, Ángelo podía ser brillantemente maquiavélico, era justo el momento adecuado si quería volverlo en su contra. Nunca en su vida tuvo tanto miedo de volver a ver los ojos de Severus y encontrar en ellos la recriminación por haber atacado a quien esperaba un hijo suyo.

— Yo... no sabía. —aclaró bajando la mirada.

— ¡Mentiroso! —lloriqueó Ángelo—. ¡Cuando le pedí que no me lastimara porque estaba esperando un hijo tuyo me envió un cruciatus y luego me ató sin importarle mi condición, Severus!... ¡Tengo miedo de que algo le haya pasado a nuestro hijo!

— Te llevaré con Pomfrey. —respondió Severus tan bajo que apenas pudo escucharse.

Severus pasó una mano por debajo de las piernas de Ángelo y con la otra sosteniéndole por el talle salió del despacho sin volver a mirar a Harry. El chico se quedó ahí, casi sin respirar y odiando el hecho de haber sido indultado cuando lo mejor hubiera sido morir luego del beso de Severus.


Unos minutos más tarde, Severus intentaba todavía consolar a Ángelo, quien sollozaba quedito acariciándose suavemente el vientre totalmente plano.


— Poppy dijo que no hay ningún problema, Abbatelli. —le dijo Severus por milésima vez—. El embarazo va bien, así que no tienes nada de qué preocuparte.

— Lo sé... pero es que me asusté mucho. Nunca había visto a Harry tan embravecido, su mirada era la de un asesino cuando le hablé de nuestro hijo, ¡pero te juro que no lo hice con mala fe, lo único que quería era proteger a mi bebé de sus agresiones!

— Ya, relájate. Poppy indicó que bebieras esta poción. —dijo mientras le acercaba un vaso con un líquido verde transparente como agua—. La conozco, es un relajante ligero, no te afectará en el embarazo, Abbatelli, así que puedes tomarla con toda confianza, lo único que hará será ayudarte a dormir un poco.

— Si me duermo, ¿te quedarás conmigo, verdad?

— Sí... anda, no seas desobediente y bebe.


Ángelo asintió sonriéndole antes de beber todo el contenido del vaso. Severus le miró complacido, al dejar el vaso en el buró sintió la mano de Ángelo aferrando a la suya, por lo que se giró a mirarlo para sonreírle procurando mostrarse lo más tranquilo posible.


— Perdóname por la forma en que te enteraste. —le dijo Ángelo—. Había planeado una velada romántica para decirte que serías papá, y ahora lamento que todo se haya arruinado.

— No te preocupes, ya lo celebraremos en otra ocasión.

— ¿Estás feliz con la noticia, verdad?

— Muy feliz... gracias. —respondió inclinándose para besarle suavemente en la frente.

Enfermo de amorWhere stories live. Discover now