Ya se la saben, puro SEXOOOOOOO, y puede que a veces sea sexo soft.
∆ Shippeo a LOS CUBITOS, nada de meter a los streamers en esto, solo sus skins de Minecraft.
∆ Contiene +18, obviamente.
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Hace un gran día para la cafetería donde Quackity se dedicaba a trabajar día y noche, sus días de descanso o festivos; trabajaba sin descanso y todo para mantenerse a flote en la dura vida cotidiana que estuvo condenado a vivir desde que sus padres desaparecieron en un misterioso accidente, no sé encontraron cuerpos ni sangre. En su mente estaba constantemente la idea de que simplemente lo abandonaron por la gran responsabilidad que les venía encima como su universidad y problemas económicos que ya estaban desde hace años.
La cafetería en qué trabaja está ambientada con colores cafés pasteles y uno que otro oscuro para formar un contraste que se adecue a la estética del local, tenía pequeñas decoraciones de hojas secas o verdes colgadas de hilos negros que daban una impresión de que eran naturales pero el brillo que emitían las delataban fácilmente, sus ubicaciones dependían de la zona en la que se les viera más llamativas y agradables para los constantes clientes que entraban y salían todos los días, las mesas cuidadosamente organizadas de manera simétrica junto con las decoraciones que se mantienen encima de las mismas, todo ese orden y perfección se debían solo y solamente a su compañero de anteriormente su escuela y ahora de trabajo el amante del morado Vegetta, las cortinas tenían un verde muy tenue y pastel junto a unos listones negros en forma de moño para evitar que estás se cerrarán durante un velo, aunque por la noche se cubrían las mismas con unas cortinas inferiores blancas transparentes. Quackity caminaba de un lado a otro, anotando todos los alimentos que le encargaban para entregarlos a cocina, tomar lo encargado en sus manos y dirigirse nuevamente a quien haya pedido lo que fuera.
Su ánimo estaba por los suelos, hace tres días su novio Luzu no respondía ni uno solo de sus mensajes, además de sentirse triste se sentía preocupado por si había pasado, pero no podía hacer mucho ya que su trabajo se lo impedía y su universidad estaba en contra suya. Tanta era su frustración que no había comido más que una galleta a la mitad y dos sorbos de café entre ayer y el día de hoy, el ánimo que lo caracterizaba desapareció tan rápido como los deliciosos cupcakes que preparaban Nieves y Akira, las dueñas del local. Su hora de descanso se hizo presente y lo primero que hizo al darse cuenta fue encerrarse en uno de los baños principales para llorar todo lo que había mantenido hace unos pocos días.
- Dios, me siento tan mal por ver así a mi empleado estrella - Mencionó Akira mientras cerraba el local durante una hora de descanso bien merecida para todos, había sido una jornada en la mañana muy pesada para el pequeño equipo de trabajo, Vegetta volteo a mirar a Akira y le dijo finalmente rompiendo el silencio que se mantenía en la cafetería.
- Me siento muy mal por el chaval, pero se que se pondrá feliz al ver quién llegará hoy en la tarde - Río suavemente.
- ¡Y tú no te quedas atrás! De igual forma viene Rubius a visitarte y rompert... ¡Ey!- Vegetta le puso la mano en la boca evitando que siguiera hablando de temas tan vergonzosos para su persona - El caso es que ambos van a comer bien - Mencionó Nieves cuando por fin pudo apartar la mano de Vegetta de su boca.
