Save Me (Déjenme ir II) [BTS]

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¿Por qué en este escenario no puedo nadar bien?

Solo pedía esa habilidad y no la obtuve.

Un chico se acerca rápidamente y empieza a empujarme hacia la orilla, en eso escucho un grito proveniente de... ¡Jay!

—Hey ¿Qué estás haciendo? No sabes nadar. Y tú... ¿Qué haces cerca de ella? —Señala al chico con una manga tatuada.

Mientras nos acercamos a la orilla me pregunta en voz alta.

—¿Ese chico es tu novio?

—No, no. Es mi amigo —respondo rápidamente.

—¿Tu amigo? ¿Estás hablando en serio, Lily? —Enarca una ceja mientras asiente, el color rojo empieza a inundar su rostro. Ya se está enojando, pero es muy tonto para darse cuenta el porqué lo dije.

Sin previo aviso aparece un chico de baja estatura con una reposera y una copa de vino.

—Voy a ver el espectáculo.

—Ese vino era para cuando termine el campamento —Un chico deslumbrante y de una gran sonrisa aparece, es como si el sol se hubiese personificado.

—¿Cómo que no soy tu novio, Lily? —Jay se cruza de brazos y sigue con la misma expresión en su cara.

—Tranquilo... Creo que tu novia es más lista.

—¿Lista? ¿Por qué? —El tono de su voz cambia a uno preocupado, sabe que cometió un error.

—Porque seguramente leyó el cartel que dice "En este campamento quedan estrictamente prohibidas las parejas, en caso de enterarnos, serán separados toda la temporada"

—¿Qué cartel? —Jay busca por todos lados y el chico del vino, se lo señala—. Ah... Ese cartel —Se queda unos segundos en silencio—. En ese caso... No, no somos novios. ¿Quién podría ser novio de esta fea?

—¿Fea? ¿Acabas de decirme fea? —Salgo rápidamente del lago, mi ropa mojada me impide caminar apresuradamente, y me acerco a Jay.

Este retrocede unos pasos y busco mi bolso para golpearlo.

—¿Y mi bolso? —Toco a mis costados—. ¡Nooo!, perdí mi bolso.

—Tranquila, aquí está —El chico tatuado y con un piercing, que ahora logro notar, me alcanza mi bolso, le agradezco con una reverencia y comienzo a golpear a Jay.

—Basta, Lily. Recuerda que tienes tu diario, me estás matando.

Una risa escandalosa similar a la de esos objetos que limpian vidrios me desconcierta y dejo de golpearlo para ver de quién proviene.

—Parece la señora de Madagascar —dice entre risas y todos, incluyéndome, comenzamos a reír—. Al parecer ustedes dos son Lily y Jay, otros chicos están buscándolos.

Luego de decir eso, se pueden escuchar unos gritos provenientes de SungHoon y Jungwon.

—Espera, espera. Tengo que ponerte crema, tienes la espalda roja —Los gritos de JungWon se sienten más cerca.

Aparece SungHoon sin remera gritando mientras escapa de JungWon.

—No, no quiero ninguna crema. ¿No ves que me arde?

—¿Y cómo no te va a arder si aterrizaste sobre hojas?

«¿Sobre hojas? Es peor que lo mío»

La situación me resulta divertida y se me escapa una carcajada que no pude callar ni siquiera poniendo mis manos sobre mi boca.

SungHoon se detiene en seco y me mira de arriba-abajo.

—¡Ja! Mira quién se burla, pareces un pollo mojado. Agradece que el señor Jeon te salvó.

—¿Cómo qué señor? —El, ahora nombrado, Señor Jeon lo mira enarcando una ceja.

—Eso dice su placa "Señor Jeon"

Se la quita rápidamente para analizarla.

—¿Quién fue? —Su pregunta se dirige al chico en la reposera.

Este señala dos chicos escondidos detrás de un árbol; otro bajito con labios pomposos y un chico de rulos. Jeon va rápidamente a buscarlos y estos salen corriendo.

De una cabaña sale un chico alto y se acerca a nosotros pero no nota nuestra presencia.

—¿Qué haces, Yoongi? ¿Y qué sucede con los demás? ¿Qué crees que pensarán los jóvenes cuando vengan a este campamento y noten que sus guías se comportan así? —El chico regañado nos señala—. Oh... Hola. —Sonríe y se le forman unos bonitos hoyuelos—. Soy Kim Namjoon, pensé que vendrían en un autobús con los demás. ¿Por qué estás mojada?

Yoongi lo patea e intercambian miradas, Namjoon me señala y gesticula un "¿Es ella?" y Yoongi solo asiente.

—Bueno... —Junta sus manos—. Vamos, te llevaré a tu cabaña así puedas secarte. Tú, joven. —Señala a Jay—. ¿Cómo es tu nombre? —Yoongi le entrega un anotador.

—Mi nombre es Park Jay, señor Kim Nam-Joon.

—Tranquilo. No estás en el ejército, puedes llamar a todos tus guías por su nombre —Pasa una lapicera por la lista para guiarse y encuentra el número de cabaña de Jay—. Tu cabaña es la 6, cada una está enumerada así que no te perderás, Jay —Sonríe.

—Está bien, se lo agradezco. Nos vemos después —Jay se despide agitando su mano de forma apresurada.

—¿Cuál es tu nombre?

—Kim Lily —Sonrío.

—Oh... Serás mi hermana y la de Jin —Ríe y desordena mi cabello—. Tu cabaña es la 5, vamos.

—Alto ahí —Yoongi nos detiene—. Ese chico y ella son novios.

—¿Es eso cierto?

—Mmmh... —Asiento—. Pero, por favor, no nos separe. Cuando recién comenzaba mi romance juvenil, mi romance de película tuve que venir hasta aquí de una forma nada agradable y no sé por cuán... —Ni bien me percato que estoy hablando de más cubro mi boca y ellos dos se miran elevando las cejas.

—¿Qué dices, Yoongi?

—Esa es tu decisión, tú eres el jefe. Déjame contemplar la vista con esta copa de vino.

—Está bien. Te daré mi voto de confianza, Lily —Empieza a caminar hasta donde será mi cabaña y yo lo sigo.

Llegamos y él saca una gran cantidad de llaves, no tarda mucho en encontrar la mía y abre la puerta.

La cabaña se ve muy espacio y todo eso se debe a que solo hay una cama.

—¿Esto es para mí? —pregunto sorprendida.

—Sí... Ya sabes. Debemos cuidarte, la cabaña en dónde se encuentra Jay es exclusiva para él y tus amigos. Creo que son siete, ¿verdad?

Asiento.

—Al igual que nosotros, estarás con catorce sobreprotectores. Será todo un caos para ti —Ríe y se dirige a un armario, intenta abrir la puerta y la manija se sale—. Oh... Esto se puede arreglar.

—Sí, por supuesto. Es algo normal que se rompan las manijas, a mí me pasa seguido.

Me mira con el ceño fruncido.

—No, no. No intento burlarme, solo quería dar apoyo moral de alguna manera —Se acerca con una sonrisa y deja unas palmaditas en mi cabeza.

Logra abrir la puerta y me pasa una toalla.

—Ya tienes algunas cosas en el armario, esperamos que sean de tu talla y que te gusten. Intenta que no vean que tienes una cabaña solo para ti o habrá problemas con los otros jóvenes.

—Está bien. Gracias —Hago una reverencia y él se retira.

«¿En ellos encontraré esa protección de hermanos mayores que alguna vez imaginé?»