Día 3: Saitama-Niigata (parte 1)

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Tadashi tiene un vago recuerdo. Es una de sus memorias más tempranas, no debe de haber tenido más de 5 años.

La noche era oscura y la luz se había ido debido a la tormenta, los truenos sonaban como si estuviesen cayendo en su propio techo, era demasiado ruidoso y estresante, incluso el estar entre sus almohadas, debajo de sus cobijas y abrazando uno de sus peluches favoritos no era suficiente para aliviar su pobre corazón. Gritó con el siguiente trueno, avergonzándose porque no hacía más de una hora le había prometido a su madre que sería valiente y se iría a dormir a pesar de la tormenta. Así que cuando escuchó pasos acercándose a su habitación, tan solo quiso desaparecer entre sus cobijas y almohadas.

—Tadashi— era su padre. No le había prometido ser valiente a su padre, así que podía avergonzarse menos de su miedo, aun así, se mantuvo en su lugar, temblando cuando el siguiente rayo iluminó su habitación, segundos después, el sonido del cielo cayéndose y un peso cayó sobre su cama. Suficiente para hacerlo patear sus cobijas y gritar al aire.

No había nada más que su padre dándole una sonrisa cansada cuando se atrevió a mirar. No se veía enojado, incluso si lo había despertado y tenía que trabajar temprano, como siempre. Había veces en las que Tadashi ni siquiera lo veía, ya se había ido cuando se despertaba y era hora de dormir antes de que llegase. Aun así, su padre lo arropó de vuelta en su cama y se sentó a su lado. No tembló con el siguiente rayo. Su padre no dijo nada más cuando Tadashi le tomó del brazo con el siguiente horrendo trueno, no lo separó de él.

Recuerda haber peleado contra el sueño por un rato, a punto de quedarse plácidamente dormido incluso si la tormenta no había parado afuera y cuando sintió a su padre escaparse de entre sus manos, tan solo apretó con más fuerza.

—¿Que voy a hacer cuando no estés aquí y esté así de nuevo? —había murmurado, medio dormido.

Su padre le había revuelto el cabello y levantado una de sus almohadas que se había caído al suelo en su anterior pánico.

—Te agarras fuerte de algo para que no te lleve el viento y aguantas, mijo— le dijo, poniendo la almohada de vuelta en sus brazos.

No se sentía igual, no era igual de cálido como abrazar a su papá, no se sentía igual pero él le cepilló el cabello fuera de la cara y esperó hasta que estuviera dormido de nuevo para salir de la habitación, así que, ¿quién era Tadashi para cuestionar sus métodos?

Años después, Tadashi se preguntaría si esa era la razón por la que le gustaba abrazar almohadas, grandes, que pudiera rodear con sus brazos y piernas.

Pero ahora con 12 años, acostado en el futón prestado en el suelo de Tsukishima, se preguntó por qué no podía olvidar su miedo irracional. Puede jurar que la ventana tiembla con el siguiente trueno y se le escapa un pequeño grito.

—Yamaguchi— Tsukishima le llama preocupado, entrecerrando los ojos para tratar de enfocarlo en la oscuridad, su cabeza siendo el único punto ligeramente claro en el cuarto—. ¿Estás bien?

—No es nada— le dice, jalando las cobijas sobre su cabeza de nuevo, sintiendo las lágrimas queriéndosele escapar. Sabe que es estúpido, son muy grandes para tenerle miedo a los rayos pero aquí está, incapaz de calmarse a sí mismo. Mordió fuerte sus propios dedos con el siguiente trueno, preguntándose si fue suficientemente ruidoso para que Tsukishima lo escuche.

—¿Es por la tormenta? —le dijo, y Yamaguchi quería negarlo pero otro rayo iluminó la habitación y abrazó su almohada con más fuerza.

—¡Hey! —Kei intentó sonar más fuerte que el trueno, no lo logró pero aún así logró captar su atención para no gritar de nuevo—. Está bien, sólo, uhm, ¿qué haces cuando hay una tormenta? —Yamaguchi asomó su cabeza por entre las cobijas, mirándolo sospechoso—. Estoy preguntando en serio, no voy a burlarme de ti o algo— aún se estaban mirando cuando el siguiente trueno cayó, Yamaguchi no gritó pero hundió las uñas en las cobijas.

15 horas || TsukiyamaWhere stories live. Discover now