EL REGRESO DEL SEÑOR BRIDGERTON

3.2K 191 1
                                    

Una mañana más, una más como tantas otras, en donde el sentimiento de soledad, pero sobre todo de nerviosismo, se apoderaba de su cuerpo.

Penelope Featherington últimamente vivía entre libros, donde aprendió a trasladarse a otros países y paisajes con el poder de su imaginación. Esa misma que años atrás le sirvió para crear a Lady Whistledown. Su única amiga, si es que se puede decir que lo sea, hoy en día.

Han pasado ya varios meses sin pisar la casa Bridgerton, y es que en realidad no tenía motivos para hacerlo. Si en antaño era recurrente verla por ese hogar, era gracias a su amistad con Eloise, pero esa relación terminó meses atrás, la misma noche en que regresó Lady Whistledown tras semanas de silencio.

De nuevo regresó la sensación de soledad. No podía negar que extrañaba platicar con ella, salir a pasear y comprar cosas que les serían útiles a las dos. Escuchar las palabras de Eloise respecto a la falta de oportunidades para las mujeres, su pasión por brindarles un nuevo mundo a las jóvenes, más allá de un matrimonio conveniente y una vida donde su única responsabilidad sea criar y educar a sus hijos.

Pero si bien se sentía sola, no se arrepentía de lo que hizo para romper esa amistad. Fue un acto de justicia, una forma de defender a su mejor amiga de una situación en la que, habría que reconocer, ella misma provocó. Si Eloise hubiera hecho caso de todas las veces que Penelope le advirtió sobre sus constantes visitas a Bloomsbury, la reina Charlotte no habría sospechado que ella era Lady Whistledown, y por ende, Penelope no habría tenido que revelar el mayor secreto de su amiga en la revista para poder salvarla.

Al pensar en la reina, la soledad le dio espacio a los nervios en el cuerpo de Penelope. Y es que, guardar su secreto cada vez le era más difícil, por eso la noche anterior había pensado en sus posibilidades. Una de ellas era irse de Londres y seguir escribiendo su revista a la distancia. Pero eso era imposible, porque así no tendría oportunidad de acudir a los bailes, escuchar lo que el servicio de cada uno de los hogares de Londres decía sobre sus patrones. Esa no era opción.

La otra, un tanto más difícil pero la más viable, era casarse. El matrimonio le daría a Penelope una seguridad, pero también podría quitarle la libertad e independencia para continuar con su revista. Por eso, era conveniente escoger un marido al que poco le importara si se pasaba todo el día encerrada en un salón escribiendo supuestas cartas, y que tampoco tuviera la necesidad de ser cotilla para leer lo que su esposa escribía cada tanto en el papel, o que no hiciera preguntas del por qué era ella misma la que se encargaba de su correspondencia, y no lo dejaba en manos del servicio, como era común hacer.

Claro está que Penelope también era consciente que necesitaba casarse con un hombre bueno, noble, respetuoso, porque no quería verse en la necesidad de escribir en la revista sobre cuestiones personales, que podrían poner en riesgo la verdadera identidad de Lady Whistledown. Y otro punto importante para la joven, es que su esposo tendría que ser tolerable para ella, porque bien sabía que jamás se podría casar por amor. El amor no era para ella, y eso también lo supo meses atrás.

Pero los nervios de Penelope respecto a la reina no eran por su decisión de buscar marido, era porque su majestad estaba aún en el acecho de encontrar a Lady Whistledown, a la que podría denominar como su enemiga, o al menos eso creía Penelope. El ocultarle ese secreto a la reina Charlotte le estaba costando más trabajo, y sabía que tarde o temprano la iba a descubrir. Así que, la noche anterior, la joven supo que solo había una forma de eliminar la búsqueda de la escritora, y al pensar en eso hizo que de pronto se sintiera incómoda en el sillón que ocupaba en el salón de su casa.

- Penelope, deja de moverte. Me estás poniendo de los nervios – comentó Portia Featherington a su hija menor, al ver cómo se movía inquieta en su asiento.

El amor menos inesperadoWhere stories live. Discover now