Dieci: Il Diavolo Travestito da Angelo

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"Capítulo Diez"

↷ ⁞ El Demonio Disfrazado de Ángel

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Seonghwa se despertó lentamente, una tenue luz lo hizo fruncir el entrecejo.

Se asustó al ver a su lado un velador que no era el suyo, y al darse cuenta de que estaba en una cama que no parecía ser suya. Sábanas blancas y una colcha oscura cubrían su cuerpo, y él no reconocía nada de lo que estaba en esa habitación. Instintivamente retrocedió hasta que su espalda chocó contra el respaldo de la cama, la madera tronó ante el repentino golpe. A Seonghwa no le importó, solo examinó la habitación, asustado.

Las imágenes de la noche anterior se repitieron en su cabeza, haciendo énfasis en el asqueroso tacto que su cuerpo había recibido, se abrazó con fuerza.

Llevaba su pantalón negro, pero no su blusa. Aquella había sido cambiada por una sudadera gris que le quedaba bastante grande. Con ella, se sintió un poco protegido, además de que le otorgaba cierto calor a su cuerpo en esa horrible circunstancia. Sus manos se frotaron en la tela mientras se mantenía aferrado a sí mismo, sus ojos se movían por la habitación, buscando respuestas que conocía, pero que no comprendía.

Incluso si recordaba que la noche anterior fue salvado, no podía evitar ser presa del miedo.

La habitación era muy grande y espaciosa, las paredes eran lisas y de un bello color beige, a su lado había dos grandes ventanas cubiertas por un par de cortinas que combinaban con el tapizado de las paredes. Dos veladores, varios muebles sofisticados, un enorme closet, un estante con libros, un gran espejo colgado en la pared...

La habitación era lujosa, y no se comparaba a lo que estaba acostumbrado. Su hogar tenía decoraciones modernas, ese cuarto lucía un poco más como las mansiones occidentales, y transmitía incluso un toque hogareño que le era ajeno.

Estaba acostumbrado al mármol blanco y a las baldosas brillantes, no al tapizado fino y a los muebles de madera cara.

En su vida había estado en una habitación como esa, así que estaba asustado. Sin embargo, también lo recorría un sentimiento extraño que era incapaz de definir en ese momento, el cual, parecía querer sobreponerse al miedo.

Justo cuando se armó de valor suficiente como para levantarse de la cama y examinar el lugar en el que estaba, la puerta de la habitación fue abierta.

Seonghwa saltó a la cama y se cubrió, como si las sábanas pudiesen protegerlo. Bajo el umbral de la puerta apareció un hombre que lo hizo suspirar con alivio y bajar de a poco todas sus defensas.

—Hyung —llamó Seonghwa. Su voz delataba su miedo, su ansiedad, y la confusión que recorría su cuerpo, aunque sus ojos, mostraban señales de esperanza; brillaban.

—Estás despierto. —Aliviado, HongJoong caminó lenta y tentativamente a la cama.

Seonghwa pareció ponerse alerta, pues su cuero cabelludo se erizó y un pequeño escalofrío recorrió su espalda de abajo hacia arriba, haciéndolo temblar bajo las frazadas. HongJoong pareció notarlo, pues como si se tratara de un pequeño gatito arisco y asustado, estiró la mano, unió sus dedos pulgar e índice, ofreciéndoselos, y sus pasos se hicieron aún más suaves. Sus movimientos eran elegantes, y además, cautelosos.

Seonghwa lo miró, un tanto receloso, sin embargo, sus acciones le causaron una ternura que no pudo ignorar, y simplemente sonrió. Su cuerpo pareció relajarse, y cuando finalmente los dedos de HongJoong tocaron su mejilla izquierda, cerró los ojos en señal de relajo y se inclinó para poder sentir un poco más de aquel tacto reconfortante.

Obsesión ; seongjoongWhere stories live. Discover now