En busca de respuestas

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Angus era para los estándares de los magos (e incluso los sangre pura) un chico orgulloso, cuya personalidad dinámica lo hacía sobresalir en cualquier lugar que se encontrara, era casi como un huracán, una fuerza incontrolable y letal. El joven heredero de los Mulciber provenía de una familia que tuvo su origen en el mediterráneo, exactamente en la península itálica se sabía gracias a los registros que el ministerio de magia italiano guardaba celosamente que su familia había sido la cuna de nigromantes; y todos y cada uno de los miembros de la estirpe tenían una fuerte atracción por las artes oscuras. Alrededor de 1940 cuando la segunda guerra mundial ya había iniciado los Mulciber fueron expulsados de Italia; esto debido a los experimentos que estaban llevando a cabo sacando provecho de los números cuerpos que aquella guerra había dejado, Inglaterra no los había recibido con los brazos abiertos, a cambio de poder tener un nuevo hogar se vieron obligados a dejar los conocimientos que cultivaron generación tras generación.

El estar en un nuevo país significó también que debían asentar de nuevo todas sus influencias y fue Magnus Mulciber; el padre de Angus, quien logró establecer a su familia como una casa honorable de magos y antes de que Angus naciera los Mulciber ya formaban parte de los sagrados veintiocho.

A Mulciber lo preside su casta y los nexos que su padre tenía con el cuestionable maestro contra las artes oscuras que Hogwarts había contratado recientemente. Aunque sería poco realista decir que el joven no había hecho lo propio por ganarse una mala reputación; el chico poseía un humor oscuro y gustaba de rodearse con otros chicos que tenían tan mala imagen como él, pese a ello Angus Mulciber era leal a los suyos y poseía una innegable habilidad para detectar los engaños y como se puede sospechar de crearlos. De él se destacaba también su apariencia, que causaba interés entre sus compañeros, poseía una altura considerable, una piel acanelada y cabello castaño oscuro sedoso, sus ojos profundamente cafés y una sonrisa que lo hacía parecer amistoso, sino fuese por sus defectos (que el chico no se molestaba por ocultar) sería quizás un estudiante popular dentro de su escuela; no era solo su flamante apariencia, Angus era parte del equipo de quidditch y era el único jugador que podía poner en aprietos a James Potter con quien tenía una rivalidad evidente.

Por todo aquello era que al Slytherin no le sentaba bien ser ignorado o que pensaran que era un tonto y eso era a su parecer lo que Severus Snape estaba haciendo; Angus había conocido al chico en su primer año en Hogwarts, en ocasiones recordaba vagamente la primera impresión que le había dado; cuando desde su lugar en la mesa de las serpientes había visto al pequeño niño con túnicas descoloridas sentarse en el banquillo, tambien recordaba las risas burlonas y los bufidos de decepción que se escucharon en la mesa, pero sobre todas las cosas recordaba su primera noche en los dormitorios. La sala común de Slytherin contaba con habitaciones compartidas (aunque algunos creían que ellos tenían habitaciones independientes) cuatro estudiantes por recámara separando a los niños de las niñas, ninguno de ellos elegía a sus compañeros, las maletas se acomodan solas y existía el rumor de que Salazar Slytherin las hechizo para que cada grupo se conformará de estudiantes con diferentes habilidades que pudieran llevar al límite a los otros, en su caso sus compañeros habían sido Evan Rosier, Ayden Avery y Severus Snape. A Avery lo conocía desde hace años, y al igual que él poseía gran inclinación a las artes oscuras aunque al pasar los años demostró gran talento en transformaciones; Evan Rosier por su parte era un duelista excepcional, rápido y eficaz sin consideración por quien fuese su rival y Severus... Severus era un genio, un talento en pociones, brillante en encantamientos y al igual que él y Avery un amante de las artes oscuras y eso fue algo que supo desde la primera noche en sus dormitorios, cuando Avery muy confiado por provenir de una familia de magos se había acercado a Snape de manera despectiva, vilipendiado al otro por su apellido muggle y sus túnicas roidas, Severus no tardó mucho en atacar con magia y desde entonces ninguno de ellos se interesó en hacerlo de nuevo.

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