Entrenamiento

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- ¿Cómo te sientes?

Aiko había abierto recientemente los ojos y se había encontrado con la enfermería en penumbra. Los exámenes habían terminado hace un par de horas, el sol acababa de ponerse tras las montañas y ella estaba aún en aquella camilla tapada con una delgada sábana blanca. A su lado se encontraba Kazuo, que, con su voz tranquila, volvió a preguntar:

- ¿Cómo te sientes?

- Bien- respondió, sentándose- ¿Estuve durmiendo tanto tiempo?

- Sí- asintió Kazuo- Estabas agotada, pero no tan herida, por eso te dejaron aquí y no te llevaron al hospital.

Aiko miró a su alrededor, las otras cinco camillas de aquella pequeña sala estaban vacías. Genki estaba dormitando en una silla y Kazuo estaba de pie junto a ella. No había nadie más. Quiso preguntar por Gaara, pero se avergonzó antes de pronunciar palabra. Seguramente ya había vuelto a Suna con sus hermanos.

- Gaara me dijo que la Hokage vino a verte- añadió Kazuo mientras Aiko se abrochaba las sandalias grises.

- ¿Lady Tsunade? ¿Por qué? – la impresión de oír que la persona más importante hubiese ido a verla la sorprendió más que el hecho de que hubiese sido Gaara el que se lo comentara a su compañero. Pasó por alto que para que Gaara supiera sobre la visita de Tsunade, era probable que él hubiera estado con ella en aquel momento.

- Tu ninjutsu floral es extrañamente poderoso- explicó Kazuo en un susurro- Aún tienes que perfeccionarlo, pero Gaara me dijo que Lady Tsunade piensa que es un Kekkei Genkai o algo así. Y te hizo una prueba de ADN.

Aiko miró a su compañero con una mueca de escepticismo. Por supuesto que confiaba en Kazuo, pero todo aquello parecía demasiado surreal. Ella no era una usuaria de Kekkei Genkai porque no provenía de ninguna familia ninja y el hecho de que pudiera controlar las plantas era solo fruto de su estudio, de un montón de ensayo y error. Dudar de aquello le permitió centrarse en el detalle que estaba pasando por alto.

- ¿Por qué Gaara te contó todo eso? – preguntó seria, mientras se rehacía las trenzas.

- Porque él estuvo contigo cuando Lady Tsunade vino, ella le contó porque tu estabas durmiendo. Cuando Genki y yo llegamos, Temari vino a buscar a Gaara y se fueron a su aldea. Si no me crees- añadió Kazuo, levemente exasperado y señalando a su amigo- Despiértalo y pregúntale.

- Si lo voy a despertar- asintió Aiko- Pero para que vayamos a cenar. Me muero por un plato enorme de arroz y huevo. Y un montón de te verde.

- ¿Qué hay de la Hokage? – preguntó Kazuo.

- No voy a discutirle con el estómago vacío- le contestó sonriendo- Iré mañana a primera hora, te lo prometo.

- Gaara se sentía culpable por lo de la pelea- agregó el chico pelinegro mientras su amiga se acercaba a Genki en puntillas, con la intención de tomarlo por sorpresa. Aquel comentario hizo que frenara en seco y se quedara con la vista fija en el suelo.

- Pero no me pasó nada- rio, aunque con un dejo de tristeza en la voz- Soy tan débil que no tuvo que esforzarse.

Kazuo iba a decir algo más, pero Genki abrió los ojos y los saludó con un amplio bostezo.



...



Tal como lo había prometido, Aiko estaba afuera de la oficina de Lady Tsunade a las siete de la mañana. La Hokage apareció quince minutos después, con un par de carpetas en la mano y con Shizune pegada a la espalda, como siempre.

- ¿Gaara te dio mi recado? – le preguntó a modo de saludo, mientras abría la puerta de la oficina.

- Kazuo- corrigió Aiko, anormalmente seria. La última vez que había estado en aquella oficina se había enterado de la muerte de su maestro, por lo que un dolor punzante comenzó a molestarle en el pecho, pero se esforzó por ignorarlo.

Tsunade tomó asiento en su escritorio y dispuso las carpetas sobre la mesa. Una de ellas tenía el nombre de Aiko escrito recientemente a juzgar por el brillo de la tinta. Miró a la chica firmemente a los ojos antes de explicarle todo el asunto.

- ¿A qué edad Kikunojo te enseñó el ninjutsu floral? – preguntó la voluptuosa mujer mientras su sobrina política le servía una taza de té.

- A los siete- contestó Aiko con solemnidad- Los Kekkei Genkai generalmente no se pueden enseñar ¿O sí? Y antes de cualquier otra sugerencia, mis padres son agricultores, no ninjas. Y estoy perfectamente segura de que soy la hija biológica de ambos.

- Cielo santo- rio Tsunade- Hablas más de la cuenta cuando estás enojada ¿Por qué la idea de tener un Kekkei Genkai te molesta?

- Porque quiero que mis habilidades sean fruto de mi esfuerzo, no de una herencia. Y porque si realmente es algo que tiene que ver con mi familia- la voz de Aiko se quebró- y nunca me lo dijeron... no dejan de darme razones para no confiar en ellos.

Shizune levantó las cejas y se tapó la boca con una mano. Tsunade bebió un sorbo de té y suspiró. Analizó a la joven delante de ella y muchos pensamientos se le arremolinaron en la mente. Desconfiar de la familia era un lujo que no muchos podían darse, porque en aquellos tiempos lo más común era perderla. Se veía en sus ojos que a la chica le dolía aquella relación rota con sus padres, pero fiel a sus ideales, iba a seguir adelante aún sin su apoyo. Se vio reflejada en ella por unos instantes, así como lo había hecho una vez con Sakura e incluso con Naruto.

- Los Kekkei Genkai también requieren de un arduo trabajo. ¿No recuerdas los examenes pasados? Se que Hinata perdió contra Neji a pesar de tener la misma habilidad, pero Neji tenía más experiencia y confianza, y por eso era mejor. Y respecto a tu familia, ellos tendrán sus razones para ocultarte sus orígenes. Pero yo tengo las mías para revelarlos.

Con un elegante movimiento de su mano derecha, acercó la carpeta hacia Aiko, quien la abrió nerviosa. La primera página era su registro, igual que el de todos los demás, con una pequeña foto y sus datos personales. La siguiente eran los detalles de su prueba de ADN que no se molestó en comprender y la tercera hoja era un árbol genealógico enorme, aunque incompleto. Su nombre aparecía bajo el de sus padres, los que a su vez estaban bajo los nombres de sus abuelos y así sucesivamente hasta llegar a ... Sus ojos castaños se movían de un lado de la hoja al otro, de forma frenética. Miró a Tsunade con los ojos tan abiertos que sentía la presión en los párpados. Tsunade intentó animarla con una pequeña sonrisa.

- Mi madre... ¿Puede ser que por eso nunca quiso que yo fuera un ninja? – preguntó Aiko con un hilo de voz.

- Es probable- asintió Tsunade- La disolución del clan debió ser difícil y dolorosa para su familia. No es agradable verlos morir uno a uno.

Aiko cerró la carpeta y la dejó sobre el escritorio. Tenía la respiración entrecortada de la impresión. Pertenecía a un clan, un clan casi extinto, pero un clan poderoso después de todo. Y su forma de desaparecer parecía ser la causa de la aversión de Kaori hacia todos los ninjas. Que su propia hija fuera una kunoichi no hacía más que recordarle todo lo malo de aquel estilo de vida: guerras, secuestros, muertes. Todo aquello de lo que había huido aparecía en su casa, luego de haberse gestado en su propio vientre.

- ¿Y ahora qué? – preguntó Aiko, aún aturdida.

- Seguir entrenando- contestó Tsunade, poniéndose de pie- Es lo único que podemos hacer cuando no estamos peleando.

El Oasis (Gaara x OC)Where stories live. Discover now