Mascotas

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Bokuto quiere un perro. En realidad Bokuto realmente tiene al perro, ahí, en medio de la sala y solo le avisó que iban a tenerlo cuando el cruzó el umbral al llegar del trabajo.

¿Dónde se supone que había quedado la comunicación en la relación?.

Akaashi suspiró.

El perro era claramente de la calle, era pequeño, tenía el pelaje castaño sucio y enmarañado y parecía mortalmente asustado. Akaashi sintió que se le ablandaba el corazón.

Él sabía lo que era querer llevarse a todos los perritos callejeros a casa, darles comida, abrigo y cariño. Pero había un gran problema.

—Bokuto-san, no permiten mascotas en el edificio—dijo con pesar, observando los ojos brillantes de su pareja.

Bokuto frunció el ceño, vió a la bolita de pelos frente a él y soltó un quejidito lastimero mientras lo acariciaba.

Y Akaashi tuvo una idea.

Dejó el bolso y su abrigo en un sillón cercano y se sentó junto a Bokuto, pasando una mano por su hombro en un intento de arrullarlo.

—¿Qué tal si le damos un buen baño, un corte y le ponemos las vacunas y buscamos quien pueda adoptarlo?—murmuró—.Solo debemos hacer un intento en Instagram, estoy seguro que le encontrarás a alguien rápido.

Bokuto levantó la cabeza con un puchero y ojos tristes.

—Pero Akaashi, yo lo quiero—se quejó.

Akaashi vió los ojos brillantes y temerosos del animalito observándolo mientras se deslizaba entre las manos de su pareja, y volvió a suspirar.

—Tal vez podríamos dejarlo con Kuroo y Kenma—sedió, mirándolo con una sonrisa ladeada—.Mientras encontramos otro apartamento ¿Eso te parece bien?.

Bokuto se iluminó y lo abrazó, besando sus mejillas y su boca con efusividad, Akaashi se dejó hacer con una sonrisa en sus labios.

Una semana después Bokuto estaba sentado con folletos esparcidos por toda la mesa del comedor, su celular a un lado y un marcador entre los dedos. Akaashi se sentó a su lado, curioso por toda la cantidad de papeles, y tomó uno para ojearlo mientras bebía de su taza de café.

Ése no era un folleto de apartamentos.

—¿Rescatistas?—inquirió, mirando las imágenes de naturaleza impresas en el papel, con fotos de personas rescatando todo tipo de animales.

—¡Ah!—Akaashi se sobresalto ante el grito del otro, Bokuto lo vió y suspiró, tirándose sobre la mesa y casi tirando el celular—.Akaashi, no me dí cuenta cuando llegaste—dijo.

Akaashi sonrió y tomó otro de los folletos, ése era de un albergue de animales. El siguiente si era de un edificio de apartamentos.

—Veo que estás ocupado.

—Algo.

Bokuto movió los hombros y sonrío hacía él.

—Estuve hablando con Hinata ayer—mencionó, y atrajo el celular hacía él con pereza—.Le dije que era injusto que no permitieran mascotas en algunos apartamentos y que era triste que tantos animalitos estuviesen en las calles, así que tuvimos una idea.

—¿Y qué idea tuvieron?.

Una sonrisa brillante se extendió en el rostro de Bokuto y empujó el celular hacía él. Estaba en Instagram y había una serie de historias en el perfil de Kenma.

Kenma nunca subía tantas historias.

Lo abrió y empezó a verlas, en cada una de ellas había un miembro de los Jackals, y en todas había un centro de acogida para animales detrás, nunca el mismo, pero con un único mensaje: Adopta.

Incluso Kenma estaba en algunas, con perros y gatos rodeándolo o jugando con él y luego habían fotos de Canela, como decidieron llamar a la bolita de pelos sucia que habían llevado a su apartamento después de bañarla y descubrir que tenía el pelaje de un hermoso color canela.

Habían más estados de los Jackals, cada uno con direcciónes de centros de acogida, con cachorros y perros adultos en adopción.

—¿Esto es una campaña de esterilización?—preguntó cuando vió una foto de Atsumu posando felizmente con un par de mujeres, ambas vestidas con equipamiento médico y varios autos con apariencia de ambulancias detrás.

—Sip—respondió Bokuto y una sonrisa se extendió en su rostro—.No podía solo salvar a uno cuando tengo la posibilidad de salvar a muchos más.

Akaashi se dejó caer él sobre la mesa, ocultando su rostro entre los brazos y riendo al escuchar el chillido impresionado de Bokuto. No estaba llorando, él no estaba llorando. Solo se sentía cálido y afortunado.

—Dios, Bokuto-san, te amo—dijo poco después, sin levantar la mirada y sintiendo sus orejas arder al escuchar lo quebradiza que estaba su voz.

Bokuto rió fuerte, como siempre, y lo atrajo a un abrazo dónde se vió obligado a esconderse en su cuello.

—¡Yo también te amo Akaashi! Y esto también es gracias a tí, la idea de perritos en adopción vía Instagram me ayudó mucho—Bokuto dejó un beso en su coronilla, y Akaashi se dejó mimar un poco más antes de tener que apartarse.

Un día después los Jackals eran tendencia en Twitter.

Al siguiente habían más equipos uniéndose a la causa.

En una semana ya dos de los albergues habían quedado vacíos y estaban rescatando más animales para ponerlos en adopción.

En un mes Akaashi y Bokuto tenían su nuevo apartamento hecho un desastre de cajas y veían a Canela corretear y esconderse entre las habitaciones, Kuroo y Kenma habían adoptado un pequeño pomerania malhumorado y dos gatos.

Dos meses después el índice de animales callejeros según estadísticas en el noticiero habían bajado un 70% y seguía reduciéndose.

—Esto incluso da miedo—dijo Akaashi mientras veía su Twitter, por más que bajará no podía encontrar mucho más que noticias de los equipos haciendo campañas de adopción y fans subiendo fotos con sus mascotas recién adoptadas.

Tenía entendido que cada una de esas personas debía dar una prueba semanas del cuidado de su mascotas, hasta que decidieran que los animales no iban a acabar abandonados de nuevo o siendo maltratados.

—¿Qué da miedo?—preguntó Bokuto a su lado, estirándose para salir a correr dentro de poco.

—Bueno. Podrían dominar el mundo si quisieran—mencionó y dejó el celular a un lado cuando una cabecita peluda y suave se metió entre sus brazos en busca de atención. Akaashi lo acarició con calma, sonriendo. Y pensar que todo había empezado por esa bolita de pelos.

Bokuto soltó una carcajada a su lado, beso su mejilla y camino hacia atrás despidiéndose para salir, se tropezó con al menos dos cajas en el camino, pero mantuvo el equilibrio y tomó la correa de Canela, quién decidió que ante un paseo Akaashi ya no era tan interesante, y corrió junto a Bokuto hasta que salieron por la puerta. Akaashi suspiró y sonrió. Tal vez el podría alcanzarlos en el parque después de desayunar.

🌈🌈🌈

HEYYYY. SOLECITOS.
¿Qué de dónde salió este cap? Sabrá Dios, yo solo quería escribir a un Bokuto desastroso con un perrito, y en eso me meto en face para despejarme y poder escribir y todo lo que me encontraba eran noticias tristes de perritos así que al final salió esto. Tal parece que ahora hay nuevo personaje, quizá el próximo capítulo si trate de ser desastroso junto al bonito Canela 😌.

Espero les haya gustado uwu.

Les quiere.

Alex🦉☕

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