Trámites

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En el Moby Dick apenas empezaba la acción de los piratas con la salida del sol, ya que en pocas horas llegarían a puerto y tenían muchas tareas por hacer. Para desgracia de algunos.
Por otro lado, Ann y Hatomi salieron un poco antes del amanecer, debían llegar cuando antes a Silver Moon.
Antes de partir, Hatomi le entregó a Marco una Eternal Pose que los guiaría hasta la isla.
En cambio, ellas dos irían volando, gracias a Scar y Luna, puesto que el tiempo que tardarían hasta llegar allí sería menor que yendo en barco.

A lomos de Scar y Luna, volaban a una gran altura y con un objetivo en claro.
Apenas llevan equipaje, pues no les hace una gran falta, además de que tendrían que volver a ese barco cuando todo terminase. No merecía la pena recoger sus cosas para después tener que llevarlas de vuelta.

-¿No estás emocionada, Ann?-  grita Hatomi entusiasmada- ¡Por fin volvemos a casa!

-Hm....

Ann mantenía una expresión de cansancio, tenía la mente en otro lado y apenas escuchaba las exageradas emociones de Hatomi. Aunque no la culpaba, ella se sentiría igual por volver a tener un poco de su libertad.

-Oye Ann....
-¿Qué ocurre?
-¿Está molesta, no?

Sino fuera por todo lo que las mantiene sujeta, Ann hacia tiempo que habría reconducido sus vidas.

-No, pero no vuelvas hacerlo.

No está enfadada.....está decepcionada- pensó Hatomi.

Al cabo de unas horas, por fin ambas chicas aterrizaron en la mansión que hay en el interior de la isla. Al hacerlo sus compañeros fueron a recibirlas, incluida Mamá Arodu, junto con otros hipogrifos.

-¡Bienvenidas!- gritaron las gemelas.

Apenas nada más bajaron de Scar y Luna, se abalanzaron sobre Ann y Hatomi. Aunque casi hacen que pierdan el equilibrio, pero igual se abrazaron con entusiasmo y cariño.
Después de eso, el resto de los guardianes las imitaron y al terminar, Ann y Hatomi se acercaron a Mamá Arodu.
Nada más colocarse en frente de ella, las dos chicas hincaron una rodilla y flexionaron la otra, a modo de reverencia.

-Estamos de vuelta- dijeron ambas a la vez mientras Mama Arodu solo las mira y sonríe levemente.
-No perdáis el tiempo, queda mucho por hacer.

Y con eso la mujer se fue, dejando a los guardianes allí. Ann y Hatomi se levantaron y se adentraron al interior junto al resto de sus compañeros, mientras se ponían al día mutuamente sobre lo que habían vivido o las últimas noticias.

3 días más tarde.

A unos cuantos kilómetros de Silver Moon, podía apreciarse como muchos barcos se acercaban a la isla. Algunos eran muy conocidos, mientras que otros......no tanto.

Era medio día, y los guardianes se pusieron en marcha para "acomodar" los barcos al rededor de la isla, así podrían tener controlado los movimientos de los piratas y todo aquel que viniera.
Todos los guardianes montaron sobre sus hipogrifos y se dispersaron, señalizando a los barcos a donde debían de ir y que hacer; ayudándolos si fuera necesario y controlando quien se había atrevido a aceptar tan generosa invitación.

El Moby Dick no era la excepción a todos esos barcos que se aproximaban a la isla. Los piratas fueron testigos de como los guardianes y muchos hipogrifos controlaban los barcos y los mandaban a donde querían.
La mayoría veían la escena con la boca abierta, mientras los guardianes saltaban entre los barcos y los hipogrifos vigilaban que todo fuera acorde a las indicaciones que les daban desde el cielo.

-Deberíais cerrar la boca, se os va a caer-

Esa voz resonó por todo el barco de Shirohige, los piratas miraron a su alrededor en busca de su procedencia.
Al cabo de unos segundos, una mujer aterrizó con un hipogrifo gris en la cubierta. La mujer de pelo largo y naranja vestía con un vestido blanco, ligero y largo, solo tenía una manga larga y hancha, con un escote asimétrico. En el hombro, donde empezaba la manga, había un broche dorado y justo debajo del pecho de la mujer un cinturón de hilo trenzado que finalizaba abriéndose las hebras hacia abajo.
Dándole un toque de poder y superioridad.
Aunque a Sara le daba igual aquello, pues ella se mostraba así constantemente.

En cambio, los piratas veían a la mujer boca abiertos, si es que podía ser. La última vez que vieron a esa mujer, casi atraviesa a su padre con un tridente y sin mencionar que tenía cola de pez en vez de piernas.

-La verdad es que me sorprende que hayas venido, Shirohige- Sara se giró hacia el hombre que se encontraba sentado en su silla habitual en la cubierta- y más aún después de lo que ocurrió.

El viejo apenas puso esfuerzo por darle una respuesta y se limitó a asentir y mirarla.
Al cabo de unos minutos, donde esa batalla de miradas ya empezaba a cansar a Sara, decidió volver a lo que venía hacer.

-Debéis atracar el barco a la derecha de la isla, justo delante de vosotros veréis vuestra bandera. Así no habrá confusiones.
-¿¡Desde cuándo seguimos órdenes tuyas!?- gritó un pirata.

Para la buena suerte de ese hombre, Sara no supo encontrar al dueño de aquella palabras pero......no le hacía falta.

-Si no os gusta ya sabéis por donde tenéis que  iros. Además,....¿tanto ofende a vuestro orgullo seguir una simple indicación?¿o es qué vuestro cerebro no os da para más?

Varios piratas se enervaron al escucharla. Sin duda Sara había conseguido su objetivo, no le caía bien ningún pirata pero ellos, menos aún.

-Seguiremos las indicaciones- soltó Shirohige.

Sara sonrió de lado satisfecha, después montó encima del hipogrifo gris y salió volando hacia otro barco.
Entonces pudieron apreciar como varios hipogrifos rodearon el barco para "guiarlos" hasta donde les indicó Sara.

Marco empezó a dar las órdenes para hacer mover el barco. Varios compañeros ayudaron a cumplir lo que decía el primer comandante y otros se mantenían alerta por la cantidad de piratas que había a su alrededor.
Aun no habían olvidado lo ocurrido de Marin Fort....

-¡HEY!- gruyó una voz muy conocida haciendo que todos miraran hacían arriba y sonrieran al ver de quien se trataba.

¿Tenemos...hermanas? One piece Where stories live. Discover now