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「 ᴄᴏɴғɪ́ᴀ ᴇɴ ᴍɪ́, ɴᴇᴡᴛ 」


—Estamos perdidos —suelta en un tono derrotado Thomas.

Lo miro sin entender a qué se refiere exactamente; se supone que estamos en un Laberinto, no  hay más camino que seguir; o al menos, eso era lo que pensaba. Sin embargo, nada más correr varios metros más, alejándonos de la entrada, pronto nos encontramos con otras cuatro bifurcaciones. Luna se detuvo para dar unas pequeñas vueltas a mi alrededor, nervioso. Le acaricié el lomo y este inclinó su cabeza, atento a mi toque. El halagar su pelaje blanco siempre me brinda regocijo y calma. Su compañía trae calma a mi interior, y el contacto con aquellos ojos divinos suyos me daba fuerza, más de la que creía.

—Me inspiras a tope, ¿sabes? —Thomas se carcajeó algo nervioso y Luna me lamió la mano, en un deje cariñoso.

Me incorporé de nuevo, decidido a no detenerme. Enfrente de nosotros se hallaba quizás la mayor incógnita de nuestras vidas, quizás el único obstáculo que nos supondría la diferencia entre la vida y la muerte. Si escogíamos mal, estábamos acabados. No estaba dispuesto a equivocarme.

—Thomas, de alguna forma, y por extraña que me parezca, presiento que conoces este lugar. Que... sabes por donde hay que ir, entonces, hazme el favor de guiarme. —Se me queda mirando intensamente y decidido no bajarla en ningún momento.

Este, tras unos largos segundos, hunde sus hombros y sus ojos son esquivos, inquietos. Otra vez no, me digo, agarrando la mochila que me pesa cada vez más, me acerco a él con cautela.

—No pasa nada, ¿está bien? Algo sospechaba desde el principio. —Me mira de nuevo, con aquella duda en sus ojos achocolatados, y el corazón me late como loco.

Se revuelve la cabellera, indeciso, y más que nada porque lo necesito, que le llamo la atención con una pequeña sonrisa. Puede que sea fingida, pero los medios están justificados.

—Puedes confiar en mí, Thomas. —Muerde su labio inferior, pero termina por asentir varias veces.

—Mira, todo es más complicado de lo que piensas..., Y no quiero que pienses que estoy de alguna forma siendo controlado o algo así, porque no es cierto. Es solo que, bueno yo..., Sé cuáles caminos debía de tomar, pero ahora... Hay más de los que recordaba, y por eso te digo que estamos perdidos. —Hay que aclarar que todo ello me lo ha susurrado, manteniéndose vigía ante cualquier cámara. Por suerte, no hay ninguna a la redonda.

Siendo sincero desde el principio había visto algo así venir; la forma en la que se había interrumpido su retransmisión de la cosecha, cuando desaparecían de los entrenamientos, cuando me admitió haber participado en la creación del Minho falso, y ahora, ser conocedor del Laberinto y sus caminos me confirmaban mi loca idea. Así que, soltando un suspiro largo, decidí no afectarme con la verdad que soltaba tras esas simples palabras: «Yo ayudé a crear este Laberinto», eso es lo que me estaba diciendo. La gente ignorante del Capitolio seria incapaz de  averiguar ese mensaje que sería considerado una triquiñuela, pero yo si lo había cogido a la primera. De todas formas, no era tiempo de enfadarme, o sentirme utilizado u engañado, era hora de jugar, de ganar y de salir vencedor.

—No debes preocuparte, no estamos solo. Sé que tomas esto como una responsabilidad, pero ahora no es tiempo de tomar culpabilidad. Somos un equipo, y ya te lo he dicho, saldremos de esta juntos. —Levanto una mano hacia el cielo, y el pájaro muto se posa en ella con una siniestra delicadeza.

Le sobo la cabeza, mientras sus ojos rojos no me pierden de vista.

—Vuela hasta el palco de los dioses y guíanos ahora que estamos perdidos entre toda esta bruma oscura. Llévanos hasta casa —le pido, mientras este dando una imperceptible cabezada, hace caso a mi petición.

𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐔𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐆𝐀𝐌𝐄𝐒, Newtmas ( au ) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora