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Jacob sentía que todo el pueblo dónde estaba era como estar en una postal o en un cuento navideño, había montones de luces led colgadas sobre los altos techos de la casas, era una luz cálida, y si ponías realmente atención podías oler pinos de navidad.

Y no era de gran sorpresa, pues estaban a un poco más de un mes de que esta fecha llegase, el clima tampoco era muy favorable para las personas que apenas podían aguantar 10 grados.

Alex había querido recoger ese pequeño pueblo de arriba a abajo, veía todo con ojos iluminados y pedía comida cada 30 minutos, y Jacob pudo haberse burlado de su amigo, pero no iba a negar que le estaba sentando muy bien los ya 8 bocadillos que se habían pedido.

—Este es un lugar muy frío.— Eduardo le había comentado a Dylan y el rubio apenas asintió al escucharlo, se preocupaba más porque Jay no sé fuera a tropezar con alguna persona o que el abrigo que había traído no fuera suficiente. Ya habían pasado por un resfriado los primeros días, y no lo recordaba como algo exactamente gratificante.

El cabello del pequeño castaño se veía adorable debajo de ese gorro de lana que había rehusado a ponerse apenas lo vio en las manos de Dylan, pero finalmente aceptó al no querer volver a enfermar.

—¿Cuándo vuelven?— preguntó Jacob a Alex cuando parecía que este no estaba tan distraído como de costumbre.

—Mañana volamos a España, en realidad venía a acompañar a papi a una conferencia que va a dar ahí, pero insistí en venir antes aquí para verte.— al terminar de hablar volvió a morder su pretzel.

—Gracias, Alex.— le sonrió Jacob.

—¿Cuánto tiempo más se piensan quedar?

—Ni siquiera he pensado en regresar— se sinceró el castaño suspirando, bajo la mirada tratando de recordar su vida antes de alguna muy extraña manera llegar a donde estaba, y no lo cambiaría por nada.

—Has estado aquí por casi cinco meses, ¿no te da curiosidad saber que ha pasado por allá? ¡Supe que John se casó!— el rubio aplaudió feliz, para luego dar un sorbo a su malteada de fresa.

—¿Otra vez?

—Si... pero dijo que esta vez estaba totalmente seguro que ella era la indicada.— asintió como si el también estuviera de acuerdo con la decisión de su amigo.

—Es la cuarta vez que se casa Alex— Jacob añadió levantando las cejas burlón—, ¿Y esta vez es diferente?

—¿Puedes ser? Es que fue muy bonito, había muchas flores y el lugar era mágico, había regalos es cada silla y ¡la música era genial!

Jacob alzó ambas cejas sorprendido, no le sorprendía el hecho de que fuera una cuarta boda, le sorprendió la cantidad de dinero que podía gastar esa gente.

—Parece ridículo, le doy dos meses, se divorciara antes de que se acabe el año tal vez.—se cruzó de brazos y rió.

—¡Basta Jay! Las bodas son bonitas.

—Pero el matrimonio es difícil, a veces las personas no se conocen lo suficiente y cometen un gran error.— giró los ojos.

—¡Eso lo dices por que no te casaste!— Alex contraatacó e hizo que Jacob frunciera el ceño algo asombrado.

—¿A qué viene todo esto Alex?

Alex era una persona que difícilmente se le podía ver enojada, jamás alzaba la voz a menos de que fuera realmente necesario y a Jacob no le hacía sentido que el rubio se enfureciera de un momento a otro por una situación en donde ninguno de los dos estaba involucrado.

No Me Llames BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora