¡LaRusso me gustas! - Anthony LaRusso

Metas de una swiftie

Camila POV.

Una hora más tarde, el sol se escondía y daba paso al anochecer, regaladonos un hermoso atardecer.

Para este paso, mi mochila casi que ni cerraba. Habíamos ido a varios juegos y ganado premios.

Lo ideal era ir a la rueda de la fortuna para tomar una foto al hermoso cielo, así que después de insistirle a Anth, fuimos.

Estaba tomando una foto, cuando siento las manos de Anth en mi cintura atrayendome a él, y abrazándome después.

— ¿Por qué los atardeceres serán tan hermosos? —pregunté retóricamente.

— Quién sabe, pero entre ellos y tú, tú ganas. —yo sonreí, gire mi cabeza para verlo a los ojos, él sonrió.

Nuestros labios parecían piezas de  rompecabezas, y cada vez que se juntaban encajaban a la perfección.

— Tenias razón al decir que mentía sobre el porque veníamos aquí. —admitió mirándome a los ojos— Cami sabes que te quiero más que a nadie, y es por eso que necesito preguntarte algo... ¿me harías el honor de ser tú novio? —preguntó dejándome en shock.

Mi mente gritaba que dijera que sí, pero mi boca parecía que se quedó sin voz.

— Yo... ¡Sí! Sí quiero. —conteste después de unos segundos.

Anthony tomó la iniciativa y me beso de forma lenta, mientras me tomaba de las mejillas

Él se separó y sacó una cajita blanca con un listón morado del bolsillo de su suéter.

— Es para ti, anda, ábrelo. —sin esperar más, quite el listo y abrí la caja. Un collar con una "A" era lo que había adentro.

Chille emocionada, él saco una cadena con una "C" de debajo de su camiseta.

— Te acordaste... —murmure sin creerlo.

— Por supuesto que sí, me acuerdo cuando no parabas de escuchar esa canción, y esperabas que ese chico te diera una cadena con su inicial.

— Agh, ni me lo recuerdes. —Anth rió.

— Me alegra que te guste la sorpresa.

— Es lo mejor que han hecho por mí. Gracias, Anth. Ahora ¿me ayudas?

Asintió, le dí la cadena y me di vuelta. Cuando acabó, tomé la letra entre mis manos apreciandola.

— ¿Cómo que esto ya giro mucho, no?

— No, le pague al dueño para que diera tres vueltas y así tener tiempo.

— ¡Anthony! —reí y golpeé su hombro jugando— Eres increíble. —negué sonriendo.

— Lo sé. Tu novio, es increíble. —me sonroje y mire hacia otro lado.

La rueda por fin paró y ambos bajamos tomados de las manos y así caminamos hacia la sección de comidas.

— Mueroo de hambree. —hablé arrastrando las palabras.

— ¿Qué quieres de comer? —pregunto cuando llegamos a los puestos.

— Unos nachos y un refresco de manzana, por favor.

— Bien, tu ve a separar una mesa, ahora te alcanzó.

— Okay. —deje un beso en sus labios antes de ir por una mesa.

<< Es mi novio. Anthony es
mi novio... >>

No me lo podía creer. El recuerdo de la rueda de la fortuna es algo que jamás olvidaré, eso esta claro.

Mi corazón seguía latiendo con fuerza, y no podía dejar de ver la cadena que ahora colgaba de mi cuello.