8. El monstruo bajo la cama

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Prompt 15. Primera pelea

Pairing: Minako x Seiya

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—Dijiste que no era tu hábito acercarte a desconocidas para flirtear con ellas o invitarlas a salir —reclamé en cuanto Seiya entró al coche.

Habíamos concertado en salir un rato a tomar o cenar algo por allí y, cuando en el trayecto le comenté que me dolía un poco la cabeza, se detuvo en una tienda de conveniencia y dijo que iría a comprar aspirinas, que lo esperara en el auto. Casi morí allí mismo por su linda atención preocupada.

Sin embargo, no fui la única en reconocer los múltiples encantos de mi novio, pues la atrevida mujer detrás de él en la fila, de pronto lo había tocado en el hombro para decirle quien sabe qué cosas. ¡Y él le respondió tan amable!

—¿De qué hablas, preciosa? —preguntó, descolocado por mi enojo repentino.

—La chica con la que hablabas en la caja.

—Ah, me preguntaba por una dirección.

El gesto de incredulidad que se instaló en mi faz debió ser todo un poema

—¡Para eso existe Naver o Google Maps!

Seiya comenzó a reír por lo que, seguramente, para él era una exageración. Y yo, de avanzada, me crucé de brazos, molesta.

—Mina, no es la gran cosa, no hay necesidad de hacer un berrinche.

—¡No estoy haciendo un berrinche!

—¿En serio vamos a pelear por esto? —inquirióme, desvaneciendo la sonrisa. En su lugar, plasmó un gesto aprensivo que me punzó en el pecho. Sabía que Seiya no era así, pero no pude evitar pensar que se hartaba de mí.

—No te atrevas a decir que es una tontería.

—Mi amor, es que lo es. De ninguna manera estaba coqueteando con ella, simplemente...

—Por favor, llévame a mi casa —pedí, interrumpiendo sus explicaciones.

Seiya había cerrado los ojos, suspirado y, sin insistir, maniobrado el volante para cumplir mi petición. Al aparcar frente a la puerta del edificio donde se ubicaba mi departamento, quise bajarme lo más rápido posible, pero él me detuvo, extendiéndome la caja de aspirinas:

—Tómate esto y llámame cuando estés más tranquila, por favor.

En mi molestia, sólo rodé los ojos, apreté los labios y le quité la caja. Hasta a mi me dolió el portazo que di antes de alejarme, pero, aunque sentí un poco de culpa, no me digné a mirar atrás. El sonido del motor fue lo único que percibieron mis oídos, en vez de mi nombre y el abrazo que me hubiera gustado recibir.

De eso hacía una semana y no nos habíamos reconciliado. La razón era porque yo me obstiné en no contestar sus llamadas ni sus mensajes, en un intento por «castigar» su comportamiento y mostrar mi enojo. Luego, él no pareció insistir y yo no me sentía cómoda con la idea de ser quien lo buscara y pidiera disculpas. ¡Yo no era la que se había equivocado!

Lo cierto era que yo tenía toda la culpa. No, ni siquiera yo, la culpa era de mis inseguridades.

Todas aquellas experiencias fallidas en el campo del amor habían dejado secuelas en mi psique; ninguna había tenido desarrollos sanos o desenlaces felices: si no era celada, era controlada y si no, engañada. No podía decir que mis parejas hubieran contribuido a reforzar mi autoestima, más bien, colaboraron en destruirla. El resultado era esta persona que a cada segundo ponía en duda su propio valor.

Incluso cuando conocí a Seiya el año pasado, en la boda de mi mejor amiga Rei, fui recelosa desde un principio. ¿De verdad yo le gustaba? ¿De verdad me invitaba a salir? ¿De verdad me pedía que fuera su novia? ¿De verdad estaba enamorado de mí?

Una parte de mi me decía que no dudara y que disfrutara de este amor hermoso que estaba viviendo, pues Seiya me mostraba su cariño con cada una de sus acciones: ofreciéndose a llevarme al trabajo o a recogerme, llevándome algo rápido cuando no había tenido tiempo de cocinar, cuidándome cuando me enfermaba, escuchándome por horas o dándome mi espacio cuando me sentía demasiado abrumada. Pero también estaba esa otra que me decía que, como todas las demás, esta relación terminaría en un fracaso.

Y yo me negaba a creerlo. Cuando miraba a Seiya a los ojos o escuchaba su voz al hablarme, me negaba a creer que él fuera una persona como Kunzite o Ace o Armand o Artemis. Seiya me hacía sentir especial, amada y segura.

Lo que me hacía sentir insegura eran los monstruos refugiados en mi mente.

—Tomaré terapia —le compartí días después, cuando después de una larga autorreflexión, lo llamé para que habláramos. Mi corazón se estrujó cuando, apenas treinta minutos después de llamarlo, Seiya estacionaba frente a la entrada del edificio.

—¿Qué tipo de terapia? ¿Te sientes mal? ¿Vamos al médico? ¿Quieres que te acompañe?

El tono preocupado y la expresión asustada que esbozó en su apuesto rostro me hizo sonreír y negué con la cabeza.

—Terapia psicológica —precisé y él alzó las cejas, sorprendido—. Creo que hay algunos temas que necesito trabajar por mi cuenta, así que decidí ir. Lo siento Seiya, no debí actuar así e iniciar una pelea sin razón.

—No, yo también lo siento, babe —me dijo acercándose para rodearme por la cintura—. Aunque no haya sido cierto, no debí restarle importancia a tu inquietud. Pude haber reaccionado de otra forma.

Sin duda, Seiya era un «one of a kind».

Afiancé mis manos en sus hombros y me alcé de puntitas para besarlo dulcemente. Él me correspondió, encantado.

—Te amo Mina. Te adoro como no tienes una idea. Eres la persona con la que quiero estar —aseguróme, juntando su frente con la mía. Y yo no pude hacer otra cosa que ponerme a llorar.

—Seiya...

—Ya, ya tranquila —me consoló—. ¿Qué te parece si seguimos conversando con un moccha caliente con doble crema batida, así como te gusta?

Feliz, asentí, sintiendo cómo mi amado novio pasaba sus dedos por mis mejillas, llevándose todo rastro de lágrimas.

Luego, me tomó de la mano y echamos a caminar en busca de una cafetería cercana.

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Prompt quince del Flufftober 2022. Estuve por no subir este prompt, pero al final Minako me inyectó de inspiración y me llevó de la mano para escribir esto. Ojalá lo hayan disfrutado. Ciertamente es que todos tenemos monstruos bajo la cama y la mayoría de las peleas -en todos los ámbitos- son provocadas por una falta de habilidad en la gestión de nuestras emociones. Quería escribir de este par antes de que mi inspiración se alente por tantas cosas por hacer o el cansancio. Creo que nos leeremos hasta el día 20.

Ps. Este prompt es una continuación de "Hello, stranger"

Gracias, gracias, gracias por estar aquí, por tu lectura y acompañarme en la fantasía de esta fición. Abrazos y bendiciones infinitas.

Flufftober 2022 || Sailor MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora