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Tener que correr para precalentar antes de comenzar el entrenamiento tan temprano por la mañana era de las cosas que más odiaba Nick de practicar rugby, por mucho que amara el resto de lo que implicaba. Sin embargo, Charlie parecía hacerlo como si nada. Ni siquiera intentaba ralentizar su paso ni parecía cansado, simplemente corría mucho más rápido que cualquiera de los que estaba allí, y no le interesaba disimularlo ni ponerse a la par del resto. Precisamente ese había sido uno de los motivos por los que Nick le había pedido en primer lugar que se uniera al equipo hacía ya mucho tiempo. Necesitaban un suplente y su velocidad podría ayudarlos cuando el juego lo requiriese. Hoy en día agradecía haberlo hecho, no por el equipo, sino porque eso le permitió conocerlo mucho más y darse cuenta de que entre ellos no había una simple amistad y, sobre todo, irse enamorando poco a poco de él.

Nunca imaginó que eso sucedería. Pero allí estaba, viéndolo correr muy por delante de todo el grupo, con una media sonrisa en los labios. A veces a Nick le invadía la rabia de que Charlie no fuera capaz de ver lo increíble que era. Verlo hacer algo tan simple como correr te dejaba maravillado por la manera en la que lo hacía. Fácil, como si no requiriera nada de esfuerzo, sin apenas sudar y con una elegancia que Nick no creyó que alguien pudiera tener mientras hacía deporte. Como si fuera una característica natural que formara parte de lo que él era.

– ¡Muy bien chicos! ¡Suficiente! – gritó la entrenadora para que dejaran de correr por la pista de atletismo alrededor del campo de juego. – Vengan aquí, vamos a practicar tackles.

El sonido de queja se escuchó específicamente de unos metros más adelante, claramente proveniente de Charlie. Nick sabía que una de las cosas menos favoritas de su novio de practicar aquel deporte era, entre muchas otras, los tackles. Simplemente era muy pequeño y débil para eso, como él mismo había dicho alguna vez.

– ¿Lo hacemos juntos no? – preguntó Nick con una sonrisa en cuanto llegó junto a Charlie al centro del campo donde de a poco se iba reuniendo todo el equipo.

Charlie simplemente rodó los ojos, siempre que había que hacer cosas en pareja lo hacían juntos, y él siempre se quejaba de que Nick siguiera preguntando a esta altura.

– Ya sabes que sí.

– Genial, me encanta oírte quejarte mientras intentas derribarme.

Y Charlie no pudo más que, nuevamente, rodar los ojos ante las tonterías de su novio.

*

Después de la escuela Nick regresó a su casa junto con Charlie, cosa que ya se había hecho costumbre siempre que fuera posible, especialmente los viernes como era ese caso. Intentaban pasar todo el tiempo que se pudiera juntos. Sin decir nada, ambos sabían que estaban aprovechando cada momento que podían pasar juntos, sin planearlo demasiado, porque a pesar de intentar no pensar en eso tenían claro que debían aprovechar cada segundo antes de que Nick fuera a la universidad y tuvieran que mantener una relación a distancia que no sabían cómo podría resultar. Nick sacudió la cabeza cuando eso vino a su mente, intentando alejarlo. No quería pensar en eso ahora, que aún tenía a su lado a Charlie y de sólo imaginárselo lejos ya lo extrañaba. Cómo haría para aguantar semanas sin verlo si siempre después de unas simples horas separados ya lo quería a su lado otra vez. No era momento de preguntarse eso, se volvió a repetir, y tirando de la mano de Charlie los dirigió a ambos hacia su habitación luego de saludar rápidamente a su madre.

De un momento a otro ya estaban acomodados en sus lugares de siempre. Nick en su lado de la cama (a la izquierda) que usaba a pesar de tener las dos plazas disponibles sólo para él, y Charlie (a la derecha) que se había apropiado de ese lado en cuanto comenzó a quedarse a dormir allí.

No tenían pensado cómo seguiría su día, pero con el otro era fácil pasar el tiempo. No necesitaban planificar todo el tiempo qué hacer, simplemente la compañía del otro les era suficiente. Así que sin decir ni una palabra, Nick se puso a mirar en su teléfono algún lugar bonito al que pudieran ir a cenar esa noche ya que habían mencionado al pasar que sería lindo salir a algún lado. Mientras tanto, Charlie también estaba distraído con la mirada fija en su teléfono, con la cabeza apoyada descansando sobre el pecho del rubio, pero revisando sus redes sociales (probablemente Tumblr, intuía Nick por el tiempo que había pasado su novio en esa aplicación últimamente).

Como un gato | HeartstopperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora