Capitulo Único

132 5 1
                                    


Capitulo Único

......

Jhon Bryan:

Supongo que la vida esta tan rápida como un parpadeo. Una paradoja que no logré comprender.

Tan inefable como el mecanismo sensorial de nuestras emociones.

Tan rápida como un abrazo matutino justo antes de salir de tu casa, y despedirte de quienes te dieron la vida.

No sabía que ese abrazo sería el último. De haberlo supuesto jamás dejo que me soltaras papá.

No pensé que ese < "bendición mamá" >  me acompañaría todas esas noches donde el frió calaba mis huesos y mi ímpetu se rompía.

Fui fuerte.

Quise ser fuerte.

Para brindarle seguridad, y valor a Kevin y Jason, pero al final de cada día, terminaba superado por el miedo y las lágrimas eran mi reconocimiento ante lo que se avecinaba.

Me aferre a Dios. A sus recuerdos. Me aferre a mis hermanos, y a Miguel. Me aferre a las ganas y al deseo que tenia porque todo terminara y volver.

Volver a reunirnos en la mesa para el desayuno escuchando las risas de Kevin, y la chacheria de Jasón. Hablando de todo y al mismo tiempo de nada en especifico.

Tu sonrisa madre mía me permite no perder las esperanzas, la tenacidad que conozco de papá me hacen saber que harán lo imposible por sacarnos de aquí. No importa lo que ellos digan. Nosotros sabemos que ustedes están luchando porque estemos de nuevo bajo sus brazos, su amor y protección. Para que estemos todos juntos en aquel comedor donde confesé que quería ser beisbolista y donde mismo rectifique mis sueños, reconociendo que la ingeniera llamaba muchos más mi atención.

Grite y fui paciente. Llore y me hice el fuerte. Me rompí y me reconstruí en silencio. Debía parecer, tenía que parecer confiado de que no, nos harían daño, aunque por dentro el miedo me corroía sin tregua.

Entonces el día llego. 

Lo supe de inmediato apenas la brisa me golpeo. Ellos hablaban tenían miedo, estaban furiosos y yo... Yo rogaba que nos dejaran en libertad, no por mí si no por Kevin y por Jasón. No por mí, por ustedes.

Duele. 

Más que un raspón o cualquier otra herida superficial que antes haya sufrido, como la primera vez que caí de una bicicleta o llore por la pérdida de un diente.

Tengo miedo. Esta vez no estás mamá, esta vez papá no me consuela diciendo que terminara como aquella vez de antaño.

Sé que terminara.

Grito más fuerte y ruego. Ruego verte de nuevo mamá. Ruego por papá.

Pero no escuchan, no dicen nada e imploro de nuevo.

Suplico mi libertad, imploro misericordia por mis hermanos escuchando sus hipidos temerosos y el ronroneo de Miguel, tratando de calmarnos.

Sé que terminara.

Pero me niego a creerlo, a resignarme y cuando Kevin te llama mamá, y Jasón lo repite, yo me uno a sus gritos rogándole a la brisa porque alguien nos escuche.

No sabemos cuál fue nuestra culpa, nuestro error ¿Por qué el trabajo arduo, duro de papá es envidiado, su esfuerzo, y familia amedrantados por armas y chantajes?

Mis cavilaciones no duran más que unos segundos antes que el llanto desconsolado de Miguel me atreviese los tímpanos rompiendo las pocas esperanzas que me quedaban. Él habla de sus hijas, de que es el sustento de su casa y las palabras siguientes quedan tendidas en un suspenso agonizante cuando la detonación acalla sus suplicas.

El silencio tortuoso y la oscuridad de esta venda que cubre mis ojos me hacen viajar años atrás donde le conocí por primera vez. Donde siempre tenía una palabra de apoyo ante cualquier situación. Donde lo considere no solo un trabajador, además de eso familia.

No entiendo a la vida. ¿Por qué es así?

Tan dura y fugas como el cañón que es puesto en mi frente y la bala que me atraviesa. Dejándome caer en un sueño donde mi nombre será recordado por la mancha de sangre y no por lo sueños que quise cumplir.

Me pierdo, entre el dolor y el suelo arenoso. Entre cada uno de los recuerdos que divagan en mi mente, y en ellos me permito abrazarlos por última vez para decirle cuanto los amo. Antes de reunirme para sujetar la mano de Kevin y Jason, y así dejarnos conducir con Miguel, por un sendero que desconozco, pero me da la sensación de que tendremos paz, por que termino.

En memoria de Kevin, Jason, John Bryan Faddoul & Miguel Rivas.

Caracas 4 de abril del 2006.

________________________________________________________________________________

Esto nació como un homenaje a una familia que sufrió una devastadora perdida. Tiene unos años escrito, pero no me atrevía a subirlo. No busco ofender a nadie, pero la muerte de estos niños me dolió y me sigue doliendo en lo más profundo del alma, solo busco darle un cierre desde mi perspectiva.  

Mi último pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora