RODWIN SONRIÓ CON CORTESÍA A LOS SIRVIENTES QUE CAMINABAN RÁPIDAMENTE POR EL PASILLO APRESURÁNDOSE A QUE todo estuviera listo para el parto de la reina. Su guardia había finalizado y estaba saliendo del castillo para descansar en su casa. A lo lejos vislumbró a una mujer muy conocida para él. Se escondió en una habitación vacía y esperó a que la chica se acercara.
Cuando llegó a la puerta, la jaló del brazó, cerró la puerta y la empujó contra ella. Colocó una mano sobre su boca evitando que los gritos asustados de la chica fueran escuchados por los demás. Finalmente se relajó cuando se dio cuenta que era Rodwin el causante de su susto.
—No tiene gracia —le reprochó Alicent rodando los ojos.
—Si tú lo dices —dijo con diversión pero al ver que la Hightower no se reía decidió disculparse —¿Me perdonas? —cuestionó antes de comenzar a darle besos en la mejilla.
—Para —intentó detenerlo e intentó no sonreír.
—Dime que me perdonas —se detuvo para decirlo y continuó dándole besos en la mejilla. Alicent no pudo aguantar más y sonrió.
—Te perdono —aceptó con una sonrisa.
—Ahí está la sonrisa que tanto amo —sonrió antes de presionar un pequeño beso en los labios de la chica.
Cuando se separaron del beso, la Hightower descansó sus manos en el pecho del chico Strong. Rodwin tomó sus manos y depositó un beso en las palmas haciendo contacto visual con ella. Alicent se sonrojó y bajó la mirada nerviosa. Llevaban en una relación secreta desde hacía casi un año pero aún no se acostumbraba a lo afectivo que era el chico con ella. Después del beso, el chico bajó las manos de la castaño pero siguió sujetándolas entre sus cayosas manos.
—He acabado mi turno, ¿qué te parecería que vayamos a mí casa a pasar un rato? O a tu habitación, no tengo preferencia —habló acercando su rostro al de la chica y acariciando sus narices.
—No puedo —susurró sin aliento.
—¿Por qué no? —susurró mirando los labios de Alicent brevemente. Sabía el efecto que aquella acción tenía en la chica.
—He quedado con Rhaenyra —tras esas palabras Rodwin se separó abruptamente. La castaña lo miró preocupado pensando que se había molestado pero este solo le sonrió sinceramente.
—Pasas mucho tiempo con ella, ¿debería estar celoso? —cuestionó con burla.
—No —negó con la cabeza la Hightower mientras soltaba una risa.
